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El doble

No, no es el título de la segunda novela de Dostoyevski; soy yo, el doble del fulano ese del que habla ahora mismo toda España; hasta que se canse y comience a hablar de otro/a, y la mierda le salpique a su doble. Son gajes de la sociedad del espectáculo, qué se le va a hacer.

Los dobles nos podemos dividir en los siguientes subtipos:

  1. Ser el doble de alguien muy famoso o el de una celebridad fallecida o histórica.
  2. Serlo de alguien conocidillo que, de pronto, adquiere mucha notoriedad.
  3. Serlo de un ciudadano cualquiera.
  4. Albergar en un mismo cuerpo dos identidades (el conocido tema del desdoblamiento, que es el que trata la novela de Dostoyevski), pero eso no nos ocupa.

Sin duda, el punto 2 es el más problemático, y es el que me atañe. Soy idéntico al señor X.

(Perdón por el excesivo uso del sustantivo “doble”; he buscado sinónimos, que son los dobles de las palabras, pero no he encontrado uno que se parezca tanto como me parezco yo al señor X).

"Todo es muy raro en el mundo de los dobles"

Pero ahora me doy cuenta de que el mejor sinónimo para la palabra doble es precisamente “sinónimo”.

En la asociación que el sinónimo de Putin, la doble de Ayuso y este servidor hemos montado en Facebook, y a la que se están sumando muchísimos dobles, explicamos todo lo que nos sucede; nuestro día a día, desde las flores que nos echan hasta los escupitajos que recibimos.

El doppelgänger de Putin es panadero y vive en Toledo. Le llaman el Putin manchego y lleva años apareciendo recurrentemente en la prensa regional. Por él supe que existe otra asociación de clones de Putin a nivel europeo que celebra su convención anualmente en Varsovia.

La réplica de Ayuso es una camarera rumana de Castellón.

Tenemos también a tres dobles de Elvis, uno de Puigdemont y un señor que es clavado a la Dama de Elche.

Todo es muy raro en el mundo de los dobles.

Los dobles no hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios.

Ahora el que está en el candelero soy yo, por culpa del señor X. Yo ya lo llevaba siguiendo desde hacía algún tiempo y no me gustaba nada su deriva; se lo decía una y otra vez a mi mujer:

—Este tío me va a buscar la ruina, Nati.

—Qué exagerado eres, Juanjo.

—Que te lo digo yo; que está desatado y le tienen ganas.

Hasta que, efectivamente, el señor X hizo lo que no debía hacer y la lio parda.

—¿Qué te decía yo, Nati?

—Te he traído una peluca.

"Compartí todos los mensajes contrarios al señor X, por convicción y por si la afinidad de nuestros rostros levantaba sospechas"

Mis amigos de la asociación de dobles de Facebook comenzaron a enviarme ánimos por wasaps. El doble de un chaval acusado de descuartizar a un cirujano plástico en Asia me deseó buena suerte. Compartí todos los mensajes contrarios al señor X, por convicción y por si la afinidad de nuestros rostros levantaba sospechas. Me negué, eso sí, a colocarme la peluca.

—Antes me dejo crecer el pelo a los lados —le dije a Nati.

—Pues cuando te enchufas al Mortal Kombat bien que te la pones (la peluca) —respondió ella.

—Si hiciéramos más el amor, no me entregaría tanto a la Play.

—No empieces con eso, Juanjo.

—Joder, es que los hombres en el matrimonio sufrimos una especie de apartheid sexual, y de eso nadie habla.

—Calla, que vas a despertar a los niños.

—¿Qué niños?

"Solo cuando me enfundo el uniforme de repartidor de Correos las miradas se relajan, y eso porque la gente ve a los repartidores de Correos como personas entrañables"

Y ahora estoy contra la espada y la pared. El señor X no se redime o no hace lo que la gente quiere que haga y yo me siento juzgado por la calle. Solo cuando me enfundo el uniforme de repartidor de Correos las miradas se relajan, y eso porque la gente ve a los repartidores de Correos como personas entrañables. Sin embargo, cada vez que llamo al telefonillo y los vecinos ven mi jeta por la cámara, siempre hay alguien que se burla y se pasa.

—“¡Dimite, machista!” —me gritó ayer una.

—“Cartero machista, ¿me puede abrir?” —respondí.

Estoy hasta los cojones.

Perdón.

Estoy hasta la coronilla de esta situación.

"Ayer me llamó el clon de Puigdemont, que curiosamente es catalán e independentista, pero de ERC. Hablamos de nuestras cosas y nos deseamos fuerza y paciencia"

Y luego está el típico maromo hiperventilado que me asalta por la calle y me pide que resista, que aguante, que todo es un complot y una cacería y blablablá. Estos para mí son los peores, porque es evidente que el señor X se pasó un pueblo (iba a decir tres, pero en estos temas con que se pase uno es más que suficiente), y eso alguna gente no lo acaba de entender.

Nadie, pues, más interesado que yo en que se haga justicia y rápido; y que cuando se haga o no se haga (porque esto va a gusto del consumidor), la gente se olvide del tema y pase al siguiente.

Ayer me llamó el clon de Puigdemont, que curiosamente es catalán e independentista, pero de ERC. Hablamos de nuestras cosas y nos deseamos fuerza y paciencia. Qué mal país este (o Estado) para ser uno idéntico a alguien, nos dijimos. ¿Habrá un trasunto de España un poco más amable en alguna parte? ¿Una con sus autonomías y nacionalidades que se lleve bien? Seguro que la hay, concordamos el catalán y yo; seguro que anda por ahí, en el barrio, en la cola del paro, sexualmente activa, discretísima, y no da tanto por saco.

Juan José Moreno Moreno

Zaragoza, agosto de 2023

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