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El ensayo es una bomba (de ideas)

El ensayo es una bomba (de ideas)

Para los que disfrutamos con esta perversión de leer ensayos y, no digamos ya, para los que dedicamos buena parte de nuestro tiempo libre a escribir sobre los ensayos que leemos —¡qué extravagancia en estos tiempos!—, encontrarnos con un libro que lleva en su portada, aunque con letra muy pequeña, El arte de escribir ensayos resulta una tentación irresistible. Me gusta tanto ese anzuelo, me resulta tan seductor, que yo lo habría puesto como título y en letras muy grandes, no en ese modesto cometido de subtítulo explicativo de Razón y demolición. Comprendo esta última referencia y me parece muy ajustada al contenido del libro pero desde luego no tiene el mismo sex-appeal del epígrafe, que ha quedado en este trance como subcampeón.

Me permito escribir así o, mejor dicho, me impongo escribir así, con desparpajo, subjetividad y un tono zumbón, para estar a la altura de la propuesta que se nos hace desde estas páginas. Contestaré al autor con sus mismas armas o, al menos, lo intentaré, procurando estar a su altura, reivindicando el yo —en este caso el yo crítico—, entrando de buena gana en su juego y no orillando en modo alguno la impresión personal. Un libro como este, un ensayo sobre los ensayos, escrito con sagacidad y hondura pero también con el punto indispensable de liviandad e ironía, sin tomarse a sí mismo en serio más que lo indispensable, necesita una reseña que no traicione su contenido, pero tampoco su carácter estimulante y su espíritu iconoclasta.

"Navarra se parece en su trayectoria como autor a esos habilidosos pillos de las películas de acción que tienen a gala sortear a la policía con las fintas más inverosímiles"

Encuentro ya en la sinopsis de la contraportada una frase que me parece no solo estimable per se sino particularmente apropiada para reflejar la esencia de este libro: «Bienvenidos a este desacomplejado antimanual para herejes». He ahí la primera sacudida, en tres golpes certeros, los que corresponden a esos tres conceptos que acabo de transcribir. Y ya al final, pero en el mismo párrafo, una definición del propósito que ha guiado al autor y que desvela el sentido último de la obra: «el arte de escribir ensayos, el arte de desestabilizar certezas». Chapeau!, Navarra. Lo has clavado.

Navarra —advierto a los despistados—, no es la región, sino el apellido del autor. Andreu Navarra es un historiador (aunque también filólogo) que, contra las normas no escritas pero sí muy acatadas del gremio, se atreve con todo, es decir, escribe sobre los temas más heterogéneos y, lo que es más revelador, parece que disfruta pisando todos los charcos o, lo que es lo mismo, metiéndose en camisa de once varas. Como colega en las lides historiográficas, le sigo la pista desde hace tiempo. El problema es que Navarra se parece en su trayectoria como autor a esos habilidosos pillos de las películas de acción que tienen a gala sortear a la policía con las fintas más inverosímiles.

"Me pregunto, con expreso reconocimiento de insana envidia, cómo lo hace y de dónde saca tiempo para esa fecundidad productiva"

Lo digo, y no es exageración, porque los primeros libros que leí de Navarra fueron de índole más o menos académica. Tengo que remontarme como unos diez años atrás. Recuerdo por ejemplo que me interesó 1914: Aliadófilos y germanófilos en la cultura española, y también me pareció una buena síntesis El regeneracionismo: La continuidad reformista (ambos en Cátedra, 2014 y 2015, respectivamente). Me gustó todavía más un libro ligeramente posterior, El espejo blanco: Viajeros españoles en la URSS, y me fue de utilidad Ortega y Gasset y los catalanes (estos dos últimos, en Fórcola, 2016 y 2019).

Pero ya a estas alturas constaté que el marco histórico convencional se le quedaba pequeño al autor, pues vi que teorizaba también sobre pedagogía (Devaluación continua, Tusquets, 2019; Prohibido aprender, Anagrama, 2021), escribía sobre teorías y doctrinas políticas (El comunismo en España, Cátedra, 2024), se atrevía con las cuestiones filosóficas (sobre Eugenio d’Ors, Tusquets, 2018), se adentraba en la biografía (de Andreu Nin, Tusquets, 2021), y hasta hacía sus pinitos como narrador con algunas novelas (Hojas y Un especie de aventura, ambas en Sloper, 2017 y 2019).

"Lo que ha querido hacer aquí Navarra se resiste al encasillamiento, se rebela contra los corsés, no admite riendas. Su reflexión es libérrima y se escapa en todas las direcciones posibles"

Y conste que no he citado más que un breve muestrario de una carrera que no sé si calificar de prolífica o, mejor aún, de abrumadora, pues Navarra acumula ya a sus cuarenta y pocos años más bibliografía que el noventa por ciento de los autores españoles que le doblan en edad. Me pregunto, con expreso reconocimiento de insana envidia, cómo lo hace y de dónde saca tiempo para esa fecundidad productiva. Sea como fuere, digo todo esto porque con esos antecedentes no me extrañó nada que Navarra osara a su edad, relativamente joven, abordar un tema que uno piensa en principio que debía ser resultado de la madurez creativa: nada menos que un «ensayo sobre el ensayo». Sin adjetivos, o sea, sobre todo tipo de ensayos, empezando por los autores clásicos (desde Montaigne o Spinoza hasta Benjamin o Cioran) y terminando en los actuales (desde Remedios Zafra a Sara Mesa).

El resultado —digámoslo ya sin ambages— está a la altura del desafío. Pese a ser una obra breve —como recomienda, más de una vez que debe ser un ensayo—, el libro es denso y penetrante, y requiere una lectura reposada pues se abre hacia espacios inéditos, en una mezcla que desconcertará a más de uno. Por eso mismo es tarea imposible resumir su contenido en estos breves párrafos. Ni siquiera puedo bosquejar una descripción aproximada sin traicionar su sentido profundo, pues lo que ha querido hacer aquí Navarra se resiste al encasillamiento, se rebela contra los corsés, no admite riendas. Su reflexión es libérrima y se escapa en todas las direcciones posibles.

Ni siquiera parecen importarle las patentes contradicciones o, al menos, fulgurantes paradojas, que abundan en el recorrido. No lo digo como deficiencia, todo lo contrario, es que esto precisamente es lo que el autor pretende. Ahora bien, Navarra no tiene más remedio que asumir que está escribiendo un ensayo para decir en última instancia que un buen ensayo tiene que liberarse de todas las ataduras, empezando por la de los buenos consejos. Incluso los consejos de un hereje o un iconoclasta.

"Disfrutar en este caso no significa coincidir o suscribir todo lo que expone y argumenta aquí Navarra. Sería además imposible"

Por mi parte, el punto de mayor discrepancia con este libro es de otro orden. Lo expresaré con total sinceridad. El autor habla aquí, no siempre, pero sí en muchas ocasiones, del ensayo, en singular, y del ensayismo, sin más. Él sabe perfectamente que esas son ficciones. No existe el ensayo ni el ensayismo, sino ensayos y ensayistas, tan disímiles en todos los aspectos que meterlos en el mismo saco casi equivale a hacerse trampas uno mismo. Teorizar sobre la base del singular es pura metafísica. Se puede afirmar una cosa y su contraria. Si el género no admite definiciones —es más fácil decir lo que no es o no debe ser un ensayo—, mucho menos permite edificar argumentaciones sobre su (imposible) singularidad.

Una aporía, algo tan evidente como insalvable, puede argüirse. En efecto. Y lo acepto. Y lo señalo aquí solo como tributo a la franqueza que, como decía al principio, me he impuesto al escribir estas líneas. Y debo añadir que ese rasgo no constituye el más mínimo obstáculo para disfrutar de este excelente libro. Disfrutar en este caso no significa coincidir o suscribir todo lo que expone y argumenta aquí Navarra. Sería además imposible, por todo lo dicho. El autor ofrece un revulsivo, una crítica tan inteligente como documentada del pensamiento occidental que se ha expresado en forma ensayística. Pretende incomodar y cuestionar ideas establecidas. Y lo consigue. ¿Qué más se puede pedir?

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Autor: Andreu Navarra. Título: Razón y demolición: El arte de escribir ensayos. Editorial: H&O. Venta: Todos tus libros.

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