Hay pocas dudas de que Dino Campana fue el poeta maldito, además de nómada, más importante de la literatura italiana del siglo XX. Ahora el escritor Juan Vico levanta una novela de corte biográfico en torno a su figura y adereza el texto con no pocas reflexiones sobre las circunstancias que convierten a un escritor en mito.
En este making of Juan Vico explica las circunstancias que le llevaron a escribir Los regresos (Galaxia Gutenberg).
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Los regresos nace del asombro que me produjo el descubrimiento, hace ya bastantes años, del único libro de poemas publicado por Dino Campana. También de mi preferencia por aquellos personajes reales cuyas historias están contaminadas de ficción, acaso menos por lo extraordinario de sus vivencias que por el velo de incertidumbre con que el tiempo ha conseguido envolverlas. Me intrigaba, igualmente, que Campana apenas hubiese protagonizado novelas o relatos, sobre todo en Italia, donde es considerado un autor capital del siglo XX, y teniendo en cuenta siempre la abundancia de elementos novelables que jalonaron su vida: maltrato infantil, vagabundeos, problemas psiquiátricos, encierros, huidas, amores tortuosos, malditismo literario… A medida que me iba sumergiendo en la gran bibliografía que han generado tanto su obra como su perfil biográfico, comprendí, sin embargo, que podía considerar esos ensayos, estudios y artículos, del más genérico al más microscópico, como fragmentos de una novela colectiva en constante evolución. Porque hay algo que lleva a la mayoría de quienes se interesan por Dino Campana a caer una y otra vez en la misma trampa, por muy rigurosos que se pretendan sus acercamientos, y supongo que frustrados por las frecuentes lagunas informativas que les salen al paso: fabular.
¿Cómo escribir una novela, entonces, sobre un personaje cuyos datos certificables nos parecen a veces tan increíbles como los más hipotéticos? Aunque nada me impedía rellenar los vacíos sobre su existencia del modo que más me conviniese, elegí ensamblarlos en el texto como una parte más de mi trabajo con el personaje. Ya que Dino Campana había conseguido confundir a tantos biógrafos, por qué no jugar a ser uno más y aprovechar mi narración para reflexionar sobre lo ingenuo o lo excesivo que es intentar contar una vida real con pretensiones notariales, así como lo profundamente humano de esa necesidad. Decidí también colocar en un mismo nivel toda la información recopilada sobre mi protagonista, la certificada, la dudosa, la increíble, y acercar el espíritu del texto a la propia escritura de Dino Campana, en la que se confunden sin descanso los tiempos y los espacios, los sueños y las experiencias.
Pero la literatura no se hace con intenciones, sino con palabras; necesitaba ante todo una voz que vehiculase con efectividad el tipo de narración que tenía en mente y que soportase los materiales tan diversos con los que contaba. Me acordé entonces de uno de mis títulos favoritos de Virginia Woolf, Orlando, parodia de las biografías tradicionales en la que una burlona primera persona del plural interrumpe a menudo el decurso de la narración. Un nosotros capaz de evocar al narrador de semblanzas clásico, que recordara los guiños metaliterarios de Woolf y que no perdiera de vista los modos de la literatura biográfica contemporánea (siquiera para distanciarse de ellos) se acabó convirtiendo en la opción elegida. Las escasas fotografías de Dino Campana que se conocen, incluidas en el libro, me sirvieron, por último, para ir hilvanando su constante ir y venir entre la cordura y la enajenación, entre la inspiración y la desidia, entre la necesidad de la fuga y la tentación del retorno al lugar que lo vio nacer, un pequeño pueblo entre la Toscana y la Emilia-Romaña.
Cuando pienso en Los regresos en relación con mis anteriores libros, tengo la sensación de que se completa un ciclo, después de varios títulos en los que he pretendido pensar los mecanismos de la creación artística alternando variables dosis de realidad histórica y ficción, y atraído siempre por el leitmotiv del fracaso: la música en Hobo, la pintura en los relatos de El Claustro Rojo, el cine y sus márgenes en El teatro de la luz y El animal más triste… Tocaba ya, seguramente, ocuparse de un escritor, dado que tales propuestas no eran en el fondo más que formas disimuladas de hablar de literatura. Qué mejor para ello que Dino Campana, personificación ejemplar de ese impulso extraño y desmedido que nos sigue empujando, a pesar de todo, hacia la página en blanco.
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Autor: Juan Vico. Título: Los regresos. Editorial: Galaxia Gutenberg. Venta: Todos tus libros.
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