Algunos pocos lectores adictos al pasado fantaseamos a veces con la posibilidad, no ya de ser conducidos por Virgilio al Hades para rendir homenaje a los muertos ilustres, que eso solo se les concede a unos pocos, dantescos elegidos, sino de poder ser partícipes de un banquete (en el sentido platónico del evento) donde los comensales, venidos de todos los círculos del Infierno, discutan sobre la Verdad, desvelen el Enigma, o al menos nos permitan por unas horas asistir como testigos mudos al encuentro de esos elegidos a los que nunca desterrará, por mucho que se empeñe, el olvido. Así, alumbradas sub luce maligna sus palabras, podrán salpicar con una luz nueva las tinieblas por donde, inevitablemente, vagamos los hombres de este extraño siglo XXI.
Todos ellos y otros tantos, construyen este compendio de textos pertenecientes a los diversos géneros y épocas de la literatura latina que versan sobre la parte más oscura de la Roma de la Antigüedad: el Más Allá, las casas encantadas, algunos monstruos, extraños asesinatos en la casa imperial, hechizos amorosos… A propósito de este último apartado, el compilador selecciona un texto no demasiado conocido de los Amores de Ovidio que no tiene desperdicio.
El poeta romano escribió su Ars Amatoria como una obra de supuesto contenido didáctico con consejos y ejemplos «sobre cómo y dónde conseguir el amor de una mujer», o lo que es más importante, «sobre cómo mantener el amor ya conseguido». La obra, por supuesto, fue un best seller del momento, pero ¡ay!, sus enseñanzas eran contrarias a la moral oficial, lo que al final levantó suspicacias en el sector más conservador de la sociedad romana, incluido el mismísimo emperador Augusto, protector y amigo íntimo del autor.
Acosado y criticado en público y vetada su asistencia a las exclusivas reuniones privadas, el poeta, para hacerse perdonar, se sentó a escribir otro compendio amoroso en un tono menos irónico, más serio y estoico. El resultado fue el brillante Remedia amoris, pero aquello ya no tenía remedio. El emperador lo condenó al exilio, aunque no pudo condenarlo al olvido.
Gracias a los dioses, hoy podemos seguir disfrutando de su lucidez, su mordacidad, su inteligencia y su humor. Valga como ejemplo de todo ello este poema insuperable del gatillazo de Ovidio:
“¿Acaso no era guapa la muchacha? / ¿No era acaso refinada? […] / Ella, por cierto, colgó de mi cuello / sus brazos de marfil, más blancos / que la nieve de Sitonia, y con lengua lujuriosa / se enzarzó conmigo a besos / […] Mas mi miembro / como si lo hubiesen rozado con la helada cicuta / rehuyó perezoso la faena que le daba. / Quedé postrado como un tronco inútil, una estatua, un peso inerte / y no estaba ya seguro de si era un cuerpo o una sombra. / […] ¿Qué vejez me aguarda, si me aguarda alguna / cuando mi propia juventud falta ya a sus deberes?”
El responsable de esta magnífica antología es Gonzalo Fontana Elboj, profesor titular de Filología Latina en la Universidad de Zaragoza, cuyo valioso trabajo de compilación se complementa con unas inestimables y breves notas que preceden, aclaran y aproximan con belleza los textos antiguos al lector de hoy. Edita Contraseña, una de esas pequeñas editoriales exquisitas y valientes que dignifican el sector editorial, cada vez más alejado de la elegancia y la lectura inteligente. Fíjense, si no, en el cariño que han depositado los editores en la fabricación del bello artefacto, “compuesto en caracteres New Baskerville e impreso en papel Torras Coral Book Ivory de 100 gramos”.
Hermosa vestimenta para esta Luce Maligna.
No se lo pierdan.
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Autor: Gonzalo Fontana Elboj. Título: Sub Luce Maligna. Editorial: Contraseña. Venta: Todos tus libros y Amazon.
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