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El gen libertario que Milei debe combatir

El gen libertario que Milei debe combatir

Solo en un país degradado y en emergencia total permanente, sin demasiada conciencia histórica ni cultura política, y condenado a vivir un eterno presente de dimes y diretes pudo haber pasado sin pena ni gloria una noticia significativa: ha puesto punto final esta semana a su extensa tarea de articulista acaso uno de los intelectuales latinoamericanos más combatidos e influyentes, y sin duda quien más ha cuestionado durante los últimos treinta años las diferentes formas del populismo. Mario Vargas Llosa fue un puntal de esa batalla ideológica, y confesó al abandonar voluntariamente su pluma cuatro cosas: su memoria ya no es lo que era, durante su carrera no ha pensado en congraciarse demagógicamente con sus lectores, ha luchado siempre para acercar sus ideas a la realidad y se ha permitido transparentar con sus notas “el debate que un columnista tiene consigo mismo a lo largo del tiempo”.

"Milei, que hoy se presenta como la encarnación del pueblo, siente una predilección por los paleolibertarios, que son ortodoxos en lo económico y ultraconservadores en moral"

Es sabido que el Nobel de Literatura —bestia negra del kirchnerismo— no se ha privado de confesar su fe liberal, pero también que ha discutido no pocas veces con liberales prominentes de distinto pelaje. Un ejemplo de esa admiración crítica —es decir: nunca incondicional— es su texto sobre Friedrich August von Hayek, máximo exponente de la Escuela Austríaca, y gurú del presidente Javier Milei: “Podía defender, en nombre de la libertad individual, cosas que le disgustaban, como el derecho a ser homosexual sin verse por ello perseguido o discriminado, y, al mismo tiempo, nunca renunció a un cierto pragmatismo como cuando, en lo que concierne a la venta libre de armas de fuego, defendió la idea de que sólo probadas personas de cierto nivel intelectual y moral pudieran ejercer ese comercio”. El autor de La ciudad y los perros exhibe sin cortapisas el núcleo de su gran discrepancia: “Algunas de las convicciones de Hayek son difícilmente compartibles por un auténtico demócrata como que una dictadura que practica una economía liberal es preferible a una democracia que no lo hace. Así, llegó al extremo de afirmar en dos ocasiones que bajo la dictadura militar de Pinochet había en Chile mucha más libertad que en el gobierno de Salvador Allende, lo que le ganó una merecida tempestad de críticas, incluso entre sus admiradores”. En este tramo, Vargas Llosa no sólo estaba fustigando a Hayek, sino a muchos otros falsos liberales que apoyaron luctuosos regímenes de facto durante el siglo XX. Hace unos años y fuera de micrófono, el propio Vargas Llosa le confió a Joaquín Morales Solá: “Yo estaba de acuerdo con la economía de Fujimori, pero no estaba dispuesto a apoyar a alguien que quería cerrar el Congreso”. Es por eso mismo que, para Mario, el propio ideólogo de Milei se contradecía, puesto que su obra entera estaba consagrada a demostrar que la libertad de producir y comerciar no servía de nada “sin un orden legal estricto y eficiente que garanice la propiedad privada, el respeto a los contratos y un poder judicial honesto, capaz e independiente del poder político. Sin estos requisitos básicos —apuntaba—, la economía de mercado es una retórica tras la cual continúan las exacciones y corruptelas de una minoría privilegiada a expensas de la mayoría de la sociedad”. O dicho de otro modo: sin el respeto a la debida institucionalidad, la economía abierta caería en un mero “mercantilismo”. Es por eso que resulta lícito preguntarse si, a pesar de estos principios de fondo, el desdén por las reglas republicanas, que a fin de cuentas fueron confeccionadas por la “casta” y que resultan por lo tanto sospechosas, y sin duda un obstáculo para una política decisionista, no sobrevive en el inconsciente de los alumnos más fanáticos de la Escuela Austríaca. ¿Pudo haber incidido esa misma tentación en el lanzamiento del espectacular y controversial Decreto de Necesidad y Urgencia que fue presentado esta semana por cadena nacional y que luego fue cuestionado por relevantes constitucionalistas y por notables figuras del republicanismo? ¿O se trata de una simple treta política, consistente en anunciar una revolución, abrir una escandalosa discusión distractiva, colar todo el maximalismo que se pueda, ceder después a cambiar decreto por leyes puntuales que podrían encontrar voluntad parlamentaria para ser votadas y, de ser necesario, acusar a la clase política y a las corporaciones del Estado por frenar las grandes innovaciones desreguladoras? Milei, que hoy se presenta como la encarnación del pueblo, siente una predilección por los paleolibertarios, que son ortodoxos en lo económico y ultraconservadores en moral, pero que a su vez han adoptado una praxis populista en lo político. Y todas estas características del disco rígido de La Libertad Avanza deben tenerse en cuenta hoy, porque ayudan a comprender su lógica primera, aquella que surge como pulsión incluso antes de las modulaciones y filtros generados por la realpolitik y las conveniencias de coyuntura.

"Un plan estabilizador, en una situación financiera límite como la que atravesamos, necesita indudablemente de un shock"

Advertido este sesgo en el genoma mileísta, que podría ser corregido en este caso específico con un simple paquete de leyes en espejo —habría voluntad mayoritaria para aprobar muchas de ellas—, se hace necesario reconocer la audacia de mostrarle a la opinión pública, en detalle y bajo una luz distinta, un régimen económico nuevo, y también que la mayoría de las medidas a remover fueron implantadas por las dictaduras de Onganía y Videla; el largo reinado de Cristina Kirchner y su populismo autoritario ocupa el tercer lugar en ese podio de normas amañadas y retrógradas. El propósito padece, sin embargo, de gigantismo y su tamaño es inversamente proporcional a las exiguas fuerzas reales y objetivas con que cuenta el Presidente en materia política, social y legislativa. Una vez más: como jugada revulsiva y virtuosa, que va en la dirección correcta, y también como dominio de la agenda pública, puede ser aplaudida, pero prima facie el megadecreto luce improvisado, no porque Federico Sturzenegger no haya elaborado un programa serio de desregulaciones, sino porque no se ha consultado a los sectores involucrados y no se sabe cómo funcionaría la ecualización total de esos movimientos: no hubo tiempo de preguntar a los especialistas, ni de reflexionar en cada tema ni de aplicar una mirada macroeconómica completa para asegurarse de que el remedio no sea peor que la enfermedad. Un plan estabilizador, en una situación financiera límite como la que atravesamos, necesita indudablemente de un shock. Pero una metamorfosis profunda del orden económico y jurídico no puede sino llevarse a cabo mediante un natural proceso de gradualismo, palabra que los libertarios abominan. Cuidado con la ansiedad, que es siempre mala consejera: las mejores intenciones naufragan por precocidad; el sexo tántrico triunfa exactamente por lo contrario. Y no todo objetor a las decisiones presidenciales puede ser tachado de lacra o de parásito, como el populismo de derecha —amigo de simplificaciones y anatemas— suele hacer en otras latitudes. Menos defendibles serán, por supuesto, algunos de los más grandes culpables de este modelo hambreador y fracasado, como por ejemplo los burócratas multimillonarios de la CGT, que después de cuatro años de complicidad y brazos caídos y de haber abandonado a sus afiliados a la superinflación y la miseria más oscura, de pronto entran en pánico y lanzan una manifestación, demostrando que solo los mueve el poder y el negocio. Tragicómicos resultan también aquellos militantes bien rentados que durante dos décadas lucharon para acabar con la división de poderes y otras “rémoras” de la Revolución Francesa (Cristina dixit), y ahora se rasgan las vestiduras por la institucionalidad violada. Ha nacido en estos días, como irónicamente señaló nuestro gran observador político Martín Rodríguez Yebra, el “kirchnerismo republicano”. Un oxímoron que, no obstante, les permite a los dirigentes que más hicieron por cargarse la democracia republicana aparecer como ofendidos adalides de ella, y a sus militantes de base, pasar de repudiar y reírse cruelmente de los “caceroludos”, a agarrar la cacerola en estas agradables y conmovedoras noches estivales. Aunque las urnas demostraron que son minoría, hay todavía mucho progre sin autocrítica que está orgulloso de su mala praxis, y que ruega a los gritos insistir con ella.

He procurado seguir en este artículo el último consejo de Mario Vargas Llosa, para quien es preferible reconocer “la incertidumbre antes que defender una verdad de manera deforme o escondida; siempre será factible opinar con reticencias, con dudas, antes que equivocarse garrafalmente”. Adiós, maestro, y feliz año nuevo.

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 *Artículo publicado en el diario La Nación de Buenos Aires

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Francisco Brun
11 meses hace

Es correcto señor Fernández Díaz opinar con prudencia sobre ciertas cosas, también por un DNU que irrumpe contra un estado elefantiásico, que se para frente a las mafias, y que quita privilegios a los viejos tramoyeros de siempre que nos han ubicado en una situación límite en la cual pretender trabajar con decencia es inviable, porque se sigue siendo pobre. El objetivo que pretende el presidente Milei parece demasiado ambicioso en nuestro país, en el cual existe una maraña burocrática legislativa, en donde obrar por derecha como debería ser, resulta cómico si se pretenden algún resultado rápido; cuando gobiernos con mayorías peronistas kirchneristas aprobaban cien leyes a libro cerrado en una sola noche y a nadie se le movía un pelo.
La población trabajadora que no cobra planes, está saturada de vivir mal, en el amplio sentido de la palabra: los ingresos no alcanzan, el transporte público es deficiente, los bancos no cumplen la función que deben cumplir los bancos, la policía no brinda protección, la salud es un bien escaso…y la lista sigue.
¿Cómo es posible hacerles entender a estos ciudadanos, que hay que respetar las leyes, cuando las supuestas leyes que deberían de procurar que sus vidas fueran más sencillas y dignas; jamás lo hacen?.
Creo yo, que los legisladores deben de brindar una tramitación exprés para este DNU, como muestra de voluntad de cambio positivo, para una sociedad que está harta, acorralada por las deudas, desanimada por no encontrar un proyecto a futuro, y que ya no confía en nadie; es demasiado tarde para continuar dándoles explicaciones leguleyas, que ni entienden ni les importa un bledo. La población necesita soluciones, no se entiende esto, o habrá que esperar a que corra sangre por las calles.

Cordial saludo

Sonia
11 meses hace
Responder a  Francisco Brun

Tal cual.

Gonzalo Casanova
Gonzalo Casanova
10 meses hace

JAVIER MILEI, JOHN GALT: AYN RAND

Leí ayer en la prensa un breve resumen de las declaraciones de Milei en Davos, y bastaron para dejarme en estado de profunda estupefacción. Javier Gerardo no sólo se manifiesta como un absoluto e irredimible neoliberal en teoría económica, sino que (desde mi baja posición, que no atalaya) considero que va mucho más allá de ello, de Hayek, Friedman, von Mises y Cía. Vamos que se pasa un montón de pueblos, metrópolis, comunidades autónomas y continentes. Su discurso, y su reconvención a los organismos internacionales occidentales me trae a la mente, ¡cómo no!, a Ayn Rand,
¡Achtung!
Leí la obra de ésta en mi juventud, y a pesar de los muchos lustros conservo vívidamente la impactante impresión que me causó; de hecho me quedé, para satisfacción de las moscas, con la boca abierta, noqueado por un directo a la mandíbula: ¿puede un individuo que no es Nietzsche proclamar (lanzar con fuerza) tal alegato sobre el Hombre Superior? ¿Puede una persona que no es Schumpeter ejecutar tal alabanza de los empresarios como héroes?
Me restregaba los ojos, poniendo en duda cartesiana lo que estos órganos se empeñaban en trasmitirme. Me daba puñadas en el coco resistiéndome a admitir las conclusiones que éste me proporcionaba. ¿No teme Ayn que la metan en el manicomio, o que la expulsan de EE.UU. por extranjero indeseable? ¿Cómo se atreve? Porque lo que exuda de sus escritos, novelas o no, es un olímpico desprecio al gran común de los Homines Sapientes, exceptuando unos poquitos, los considerados por ella Superiores. Si no fuera hebrea (Rosenbaum) se la tacharía de discípula del bigotazos de Röcken, y del Superhombre ario de Herr Adolf.
¡Voto a bríos (pero no a Hitler, ni Friedman)! ¿Cómo esta mujer se atreve a tamaña osadía? En la perspectiva la Civilización, la sociedad humana en general, debe su progreso a los Creadores, individuos generadores de grandes logros, Obras, en el Arte, la Ciencia, la Literatura, la Ingeniería, la Economía (aquí Javier …). Son Ellos los creadores de los grandes inventos, las grandes novelas y poesías, los soberbios edificios, las faraónicas obras públicas, los idearios conceptuales que timonean la Historia, las catedrales & los canales de irrigación & las vacunas & la rueda etc. etc. Y los demás, pobrecitos mortales, sólo chupamos rueda como el pelotón en el Tour de Francia. Simplemente somos guiados, orientados, por esos Seres Superiores, que no conducen a la excelencia; a veces ni eso, porque debido a nuestra estupidez y/o envidia encarcelamos, exiliamos, fusilamos, quemamos o crucificamos a los Grandes Hombres. Pues ya lo ve Vds. Ayn nos llama estúpidos, atontados e incluso deshonestos.
Su Objetivismo se centra, se nutre, del Egoísmo. Los Individuos Excepcionales no ejecutan sus obras (del tipo que sea) por altruismo, por el bien de la colectividad, por caridad (¡cielos no!), sino para manifestar su personalidad, su idiosincrasia singular, para satisfacer su afán de generar una Obra. Ésta es su motivación, y su premio, la realización de su creación. Esto es, no pretenden conseguir ser felicitados por la comunidad (la Masa), recibir premios varios, condecoraciones, y palmaditas en la espalda: ¡Qué bien lo has hecho chico! ¡Quiá!, los alteri no les preocupan, sólo su Ego, y la expresión/manifestación externa de éste en sus productos, pero no valores de uso para el Mercado, no: son novelas, poemas, pinturas, esculturas, pirámides, catedrales, zigurats, canales & puertos & caminos, teorías físicas o químicas, teoremas matemáticos etc. etc. El resultado/objeto es su recompensa y su telos, no que éste sirva para reducir el número de pobres, de enfermos, de muertos; sólo Mi trabajo, Mi Premio.
Así, me quedé helado cuando Gary Cooper dinamita los Hogares Cortlandt, que iban a ser viviendas para gente necesitada, porque los edificios no se erigieron respetando sus diseños arquitectónicos; Su Obra había sido modificada, alterada, por tanto ya no era Suya, y no le generaba satisfacción al Gran Hombre: le importaba un soberano bledo que muchas familias humildes se quedaran sin habitáculo.
Francamente, no daba crédito a mis ojos ni a mis oídos, escuchando a Gary lanzar esa diatriba contra la caridad, contra los intereses de la comunidad. Él admitiría luego que no había entendido bien todo el discurso de Howard Roark ante el tribunal, lo cual no me extraña: confesó alguna vez que no había leído más de diez libros en su vida. Pero aunque hubiera engullido miles, le habría costado “aprehender” el pensamiento de Rand.
Pero al César lo que es del César, y reconozcamos que hay explicación para la doctrina del Objetivismo, que yo calificaría de socio/económica/histórica, más que de filosofía (sistema omnicomprensivo). Ante todo, sobre todo, y por encima de todo, el repudio total/brutal/visceral al comunismo, a lo colectivo engullidor, a la plebe, a los socialismos varios; para ella ante todo es el Individuo, que no podía desarrollarse en la URSS, por lo que emigró a EE.UU. Yo, Yo, Yo, individualidad, personalidad propia, singularidad: no soy como los demás, no quiero que me uniformicen con guayabera Fidel Castro, uniforme Mao o gorras soviéticas …, ¡no, no y no! Los verdaderos Individuos se oponen a ser una hormiga más de la colonia, indistinta, indiferenciada, igual igual igual … En fin, motivaciones no le faltaban a nuestra autora para su ideario anti-colectivo.
Roark es un arquitecto (probablemente un trasunto de Frank Lloyd Wright: hay tema), pero los héroes, y heroína, de La Rebelión de Atlas son empresarios, hombres (y mujer) hechos a sí mismos, capitanes de la industria. En Rand (y en Nietzsche) nos vendría a la mente Alejandro Magno, Julio César, César Borgia, Napoleón …, pero también, digo yo, Henry Ford y similares. Ellos son los creadores de riqueza, los héroes en la sociedad capitalista: Hank Rearden, Francisco d’Anconia, la chica buena desde luego, Dagny Taggart, pero ante todo John Galt. Éste es el emprendedor, el industrial innovador, el inventor, el Creador; uno de los motores del mundo. ¿Y los demás mortales qué papel tenemos en esta película?, pues muy muy secundario, i.e. en sus astilleros, acerías, cadenas de montaje, ferrocarriles, madereras, altos hornos, telares, serrerías, conserveras, fabricación de mobiliario y juguetes etc., además muchos vivimos de impuestos, paguitas, subvenciones, ayudas familiares, seguro de paro y un buen número de salarios de funcionarios. Todos estos no “producen”, y precisan para sobrevivir de los Creadores. Ahora captan Vds. mejor mi sorpresa horrísona ante las aseveraciones de Ayn.
Para nuestro Karl un proletario es para el Capital es sólo un apéndice de carne de una máquina/herramienta de acero, i.e. un ser humillado & ofendido, alienado, entontecido, ¡explotado! ¡A las armas! Proletarios del mundo, ¡uníos!, vosotros, sal de la Tierra, ¡volvedla sabrosa tras la insipidez burguesa!
Para la Sra. Rand (O’Connor) la caracterización es bestialmente diferente; los currelas no son, ¡diantre!, la sal del, planeta; son seres iguales, monotóna/insoportablemente (aquí icono de bostezo) iguales. Si uno “desaparece”, es facilismo sustituirlo por otro, que realizará la misma función: tirar, empujar, cortar, alzar, serrar, pegar, lijar, pulir …, y así una y otra vez, otra vez y una, sin interrupción, sin reflexión, sin autopercepción. Estos seres no crean Valor de uso, ¡ni mucho menos!; tal logro es de los Creadores: inventores, ingenieros, arquitectos, científicos, tecnólogos, emprendedores, visionarios, pintores, escultores, artistas …, los seres prometeicos, lo0s Héroes de la Cultura, los impelen hacia Delante las Civilizaciones; los demás son, efectivamente, sólo instrumentos, prescindibles, fácilmente sustituibles; no lo son, en absoluto, los Creadores. Borra a éstos de la ecuación, y el resultado será cero patatero, es decir, no-Progreso, adiós a la Prosperidad.
¡Por los clavos de Cristo!, ¡sí que extralimita Mrs. Rand! No tengo ninguna duda que en los tiempos que corren, aceleradamente, esta mujer sería condenada en País S.A. al encarcelamiento, por delitos de odio; y no precisamente contra los homosexuales, los bisexuales, las lesbianas, los LGTB, los musulmanes, los católicos, los anabaptistas, o loos del Ejército de Salvación. No sería delito contra (¡tachán!) la población en general, contra la Mayoría; esto es, contra casi todos nosotros, los que no somos Arquímedes, Mirón, Da Vinci, Ayanz, Shakespeare, Velázquez, Galileo, Newcomen, Bessemer, Liebig, Picasso y demás tropa. Ayn, como Howard Roark menosprecia a todos los comunes y corrientes, a todos los que somos sólo Menschen: ¡a la cárcel con ella!
Desde mi punto de vista (insisto, no atalaya) el Objetivismo de Rand es el auténtico antónimo del materialismo histórico, mucho más que Adam Smith y Hayek; es el implacable rechazo de lo Colectivo, como Sujeto de la Historia. Para ella tal Sujeto sólo puede ser el Individuo, portador de un gigantesco Ego; sólo puede John Galt, y similares. El resto, los corrientes y molientes, conformamos simplemente la masa, la plebe; no creamos, y casi siempre algo peor: estorbamos, censuramos, descalificamos a los que son Mejores, incluso los silenciamos, encarcelamos, fusilamos, quemamos, o crucificamos. En cualquiera de los casos, casi invariablemente ¡los envidiamos!; por cierto, pecado capital/habitual de nosotros los carpetovetónicos, autorizados sociólogos & historiadores.
En suma, los currelas son simplemente las ruedas del vehículo de la Civilización; si alguna se pincha, se sustituye por otra y sanseacabó, a seguir rodando. Porque lo fundamental es el Motor, i.e. los Creadores; aunque Ayn no es hegeliana, aventuraría en este respecto que la Esencia de la Realidad es el Geist, no la Materia; ding-an-sich es el Espíritu, la mente, el alma, la sustancia cogitans ¡no la res extensa!. El Barbas de
de Trier, con su materialismo, es sólo un zafio, como sus proletarios, vulgares e indocumentados. La Historia es la de la élite, las minorías inventivas, que en nuestra sociedad son los Hank Rearden, D’Anconia, John Galt. Acabo de verificar que el personaje del científico de La Rebelión de Atlas está inspirado en Oppie: muy propio de nuestra autora; además he descubierto que, a pesar del fracaso de las películas, se está gestando una serie televisiva sobre la obra maestra de Rand. El dato me confirma que el Objetivismo y los Institutos dedicados a Ayn Rand siguen muy vivos en EE.UU. Sí, es un ideario que concuerda mucho con el Geist de esa nación, mejor dicho, con los WASP en ella, empezando por los Padres Fundadores. El Individuo antes que el Estado, puritanismo y ethos del trabajo, Ben Franklin y Thomas Jefferson, Henry Ford, y el sheriff Will Kane; anotar que Gary Cooper fue elección personal de Mrs. Rand, que puede sorprender, porque Coop no interpretaba a egoístas, ¡pero lo hace muy bien en El Manantial! Por cierto, siguiendo con el arte de las imágenes en movimiento, la serie televisiva de hace unos años sobre la señora Rand la interpretó la siempre excelente Helen Mirren (Mironov, hija de aristócrata ruso exiliado), ¡ojo al parche!, ¡y a cómo era la buena señora!
Así que el Sujeto, el Creador de Valor, es el emprendedor, el capitán de la industria, el auténtico Individuo, que no se sacrifica por la Colectividad, ni se somete a sus imposiciones ideológicas de Igualitarismo. No me negarán Vds. que esta cosmovisión huele por todas las esquinas a elitismo, esto es, una minoría Excelente, que Guía a la gran mayoría del pueblo, huérfano de inteligencia y voluntad (¿de Poder?).
Aquí es donde hace su entrada en el escenario Milei, porque visto y oído lo de Davos hay a mi entender rotundo paralelismo con lo anterior, y con Schumpeter. Éste es otro apologeta de los empresarios libres, los auténticos constructores de la Prosperidad de Occidente, con su ingenio, y su empeño …, porque es evidente que por aquí está orbitando el ethos calvinista de Max Weber. Además Schumpeter reserva apetitosas aseveraciones para los intelectuales; estos tipos son o inútiles, porque no generan nada en el modo de producción capitalista, o parásitos que viven de él, con su bla, bla, bla, y más blablá. En sus productos éstos suelen utilizar como leitmotiv lo pérfidos, explotadores, inhumanos que son los capitalistas: acumular pasta gansa a costa del sudor (la plusvalía) de los trabajadores.
Schumpeter por contra nos ofrece una visión prometeica de los empresarios, ¡héroes olímpicos!, a los que los mediocres debemos casi venerar, porque nos extraen de las Edades Oscuras, y la Colectividad/Estado ¡dejar en paz! Los capitanes de la industria no son explotadores sino causantes de riqueza; en Rand ello no implica, ¡en absoluto!, que su motivación sea beneficiar a su prójimo: no son ni santos ni reformadores sociales. Paradigma de ellos, para Mrs. Rand, es John Galt.
Pues bien, en Javier Gerardo lo que yo capto es mucho mucho de Rand, y bastante de Schumpeter; esto es, hay una Minoría, selecta, de Individuos Fundadores, de las colectividades. Estás últimas poco pintan en la Historia Universal; es más son pasivas, inoperantes, incapaces de Acción sin aquéllos, a lo que debemos agradecer el Progreso. Por mi parte estoy esperando diatribas de Milei contra los intelectuales de la gauche divine, calificándoles de maulas, de moscas cojoneras: no hacen más que tocar las narices y molestar a los burgueses productivos.
¿Problema que veo con nuestro argentino, y con cualquier político de la estela de Rand? Pues seguir recaudando votos, de ciudadanos a los calificas de mediocres, sin imaginación ni inventiva, sólo clientes de los Übermenschen, incapaces de actividad nueva & noble. Porque ¿cuántos individuos como Arquímedes, Shakespeare o Newton hay en la Historia?; ¿un 1%, un 0,1%? No sé Vds., pero les aseguro que el menda no votaría, ni harto de costo, por un tipo que me espeta que soy un donnadie, y un envidioso; lo normal es votar por alguien que te diga (i.e. a tu grupo social) que eres la hostia bendita.
Desde luego el personaje es atrevido; pero estoy absolutamente convencido de que las circunstancias económicas/políticas internacionales tendrán como consecuencia que Javier ingiera grandes dosis de keynesianismo, y si no al tiempo.