Este libro colectivo de cuidadosa y esmerada edición explora diversos aspectos de la aportación filosófica de Pitágoras y su escuela: su vinculación al orfismo y al culto de Apolo, el muy probable origen de su pensamiento en la sabiduría de los sacerdotes egipcios y los principios que rigen sus aplicaciones a la arquitectura y la música. Todas las colaboraciones se desprenden de una idea conductora: la propuesta de una remodelación de la filosofía contemporánea en función de determinados conceptos básicos, lo que denominamos “giro pitagórico”.
El amor del que habla la filosofía, el philein, cuyo objeto es la sabiduría, sophía, es distinto del eros y el ágape implicando entre otras cosas un sentimiento amistoso de cooperación y comunidad. El primero en cultivar este saber fue Pitágoras. Cristopher Bamford (1943-2022) en su brillante ensayo introductorio sobre el filósofo de Samos, citando a Cornelia Johanna de Vogel (1905-1986), nos lo describe como “un hombre que debido a sus concepciones sobre el orden, se sentía llamado a formar y dirigir una comunidad humana para enseñar a la gente a ocupar el lugar apropiado en el cosmos”.
Entre los ensayos incluidos hay que destacar la colaboración del tasmanio Robert Lawlor (1938-2022) sobre La arquitectura de los templos antiguos. “Los símbolos han de ser asesinados para que resuciten, y yo tengo la poderosa sensación de que la sabiduría antigua sólo puede adquirir relevancia para nosotros si se somete al reto de ser verificada con los términos y los datos de la ciencia moderna”.
Siguiendo los pasos de R.A. Schwaller de Lubicz (1887-1961), expuestos en su monumental obra sobre el templo de Luxor, y partiendo de que ninguna creación cobra existencia sin percepción, arribamos a la conclusión de que todos los métodos de simbolización son herramientas para moldear los campos y patrones oscilatorios que nos rodean. La arquitectura sería nuestro proceso simbolizador más poderoso para incidir en el entorno resonante y darle forma. La antigua en concreto actuaba en general como un aislante electromagnético que cerraba el paso a la electricidad, el magnetismo y el ruido ambiental.
El Ser universal está presente en el Templo mediante la proporción. La fuente de todas las proporciones geométricas lo constituía la sección áurea, la relación más reducida que permite expresar una unidad en forma proporcional. Consecuentemente el Faraón, el Rey como prototipo humano trascendente, se constituía en criptograma metafórico de la transmisión no verbal de las relaciones geométricas universales. Hasta aquí Lawlor. Informar al lector que el texto expone todas estas temáticas de manera precisa y razonada en el lenguaje de las matemáticas sagradas.
Lo sagrado en la arquitectura es el tema de dos de las tres aportaciones de Keith Chritchlow (1933-2020), cofundador de la Academia Temenos, autor entre otras obras de un estudio sobre la geometría de la arquitectura megalítica, que contribuye también con un artículo imprescindible sobre la naturaleza de la proporción en la tradición platónica. El edificio sagrado es un Antropocosmos y el Templo un instrumento mediante el que la parte puede participar del todo y apreciar así su propia totalidad, también corazón de la comunidad y espacio receptor de la gracia.
Tanto el articulo de doctor en Física, Arthur Zajonc, Las dos luces, como el segundo de Robert Lawlor, El número pitagórico como forma, color y luz, profundizan en la afirmación de Pitágoras:”el color es forma y la forma es color”. Dios se ha manifestado en este universo como luz y la primera manifestación de esta es el color. La sustancia es el conjunto de las posibilidades morfológicas de la luz. Lawlor vincula todo esto con las nociones contemporáneas sobre la concepción holográfica de la mente. La relación inseparable entre forma y color, antes expuesta, se amplía y adapta a la idea de la relación entre forma y frecuencia de campo basada en los principios de resonancia. Los campos nunca mueren, por lo que ninguna forma llega a extinguirse.
Anne Macaulay (1924-1998) se ocupa en su artículo Apolo: la definición pitagórica de Dios de la música. Parte de un estudio sobre los antiguos instrumentos musicales, en concreto el origen de la guitarra. Sus referencias a la cultura megalítica occidental, como punto de partida, y a la esencial tarea de preservación por parte de la Iglesia medieval de las prácticas musicales ancestrales es brillante. “Hay un aliento que se insufla en todo el cosmos, como un alma y nos une con todo el resto.”
El libro, con nueve colaboraciones y seis autores, culmina con un incisivo artículo de la escritora Kathleen Raine (1908-2003) titulado Blake, Yeats y Pitágoras donde, entre otras cuestiones, se confronta la especulación sobre la naturaleza a través del número, que ha constituido el objeto del material anterior, con las concepciones sobre la imaginación activa de William Blake (1757-1827) y su noción de “ojo de la imaginación”. Blake disiente de los filósofos haciendo hincapié en el Quién toca el arpa o la lira. Confrontando a Platón con Cristo, los armónicos con la melodía.
Blake no considera a Dios un diagrama matemático:
Él lo contiene todo en su dicha.
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Autor: VV.AA. Título: Pitágoras y la ciencia sagrada. Traducción: Miguel Candel. Editorial: Atalanta. Venta: Todos tus libros.
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