Inicio > Firmas > Barbitúricos Ciudadanos > El invierno de nuestro descontento

El invierno de nuestro descontento

El invierno de nuestro descontento

“Ahora el invierno de nuestro descontento se vuelve verano con este sol de York; y todas las nubes que se encapotaban sobre nuestra casa están sepultadas en el hondo seno del océano”. La frase del primer acto de Ricardo III resuena estos días en las calles de Madrid, y no porque de sus cornisas se desprendan gruesos bloques de hielo, ni porque nevase durante treinta horas seguidas hasta sepultarlo todo. Retumba porque la alegría y la paz que evoca es un simulacro, un espejismo de bribones y tiranos.

Ricardo de Gloucester es un hombre consumido por la ambición y el resentimiento, un conspirador nato que envidia a su hermano Eduardo e intenta quitar del camino a quienes interfieran en sus planes de hacerse con el trono de Inglaterra. Él recoge la esencia de la tragedia y por eso Shakespeare lo elige para completar su tetralogía histórica. Él representa la derrota y la muerte de un ser acorralado por sus propias debilidades y conflictos, alguien que acude a la batalla final acosado por las voces de quienes sufrieron su crueldad. El argumento es tan irrevocable como el frío o la intemperie.

"Vivimos inmersos en una batalla moral, económica, política y hasta sanitaria"

Aunque han transcurrido más de quinientos años desde la batalla de Bosworth en la que murió el último monarca de la casa de los York, permanece intacta la condición de espejo que ofrece Shakespeare sobre un personaje en el que caben todos los tiranos del mundo, desde los narcisos y necios hasta los más sanguinarios y abyectos. En lo que podríamos considerar el invierno de nuestra desazón, ese trasiego de un 2020 marcado por una pandemia y un 2021 decidido a renovar el repertorio apocalíptico, vivimos inmersos en una batalla moral, económica, política y hasta sanitaria.

Paliamos nuestra propia amargura para evitar que se convierta en una placa de hielo sobre nuestros corazones. Combatimos solos, pertrechados tan sólo con la decisión de vencer o al menos de no caer derrumbados ante las certezas. Hay mucho de lo que sobreponerse: negocios quebrados, familiares y amigos muertos, una crisis económica de proporciones ciclópeas y un aquelarre de personajes que parecen sacados de los clásicos literarios, como si entre el tiempo que los inspiró y el que vivimos el progreso no hubiese sido capaz de corregir ni taladrar algunas zonas rocosas del ser humano.

"La desazón del siglo adquiere en el disfraz el signo de un tiempo más crepuscular que fundacional"

Gobernantes que desaparecen en los momentos más duros y reaparecen montados en el corcel de la propaganda o aquellos que, acorralados y enceguecidos, usan a los más débiles para desfogar sus pulsiones. Ocurrió hace unos días, en Estados Unidos, cuando una turba informe se desparramó sobre las escalinatas del Capitolio cual comparsa esperpéntica, a mitad de camino entre la tragedia y la parodia. La desazón del siglo adquiere en el disfraz el signo de un tiempo más crepuscular que fundacional, un espejismo idéntico al largo invierno del descontento con el que Shakespeare retrató la promesa de lo que nunca llegará.

Ha dejado de nevar sobre Madrid. Bajo las capas de hielo, la desazón se petrifica como una estaca… o una certeza.

4.6/5 (39 Puntuaciones. Valora este artículo, por favor)
Notificar por email
Notificar de
guest

0 Comentarios
Feedbacks en línea
Ver todos los comentarios
  • Relaciones abiertas en ciudad-kermés

    /
    abril 02, 2025
    /

    La próxima vez que te vea, te mato (Anagrama, 2025) es la última obra de Paulina Flores, y que mucho tiene que ver con el encuentro y vida en Barcelona a partir del referido máster. La novela, con sus veintiún capítulos —cada uno con su título— tiene una estructura circular: empieza y termina con la misma escena en el metro de Barcelona: Javiera debe consolar a un afligido hombre mayor que llora. Antonio se ha quedado solo: “Que alguien llorara con tal congoja y delante de tanta gente desahogó un poquito el vertedero cínico de mi corazón”. Ella, en ese…

    Leer más

  • El lugar de un hombre, de Ramón J. Sender

    /
    abril 02, 2025
    /

    En 1939, Ramón J. Sender publicó en México una novela inspirada en el conocido como “crimen de Cuenca”. Veinte años después, sacó una nueva versión, llena de modificaciones, que ha servido de base para esta nueva edición de Contraseña. En Zenda ofrecemos las primeras páginas de El lugar de un hombre (Contraseña), de Ramón J. Sender. *** CAPÍTULO PRIMERO LA CASUALIDAD DORMIDA. EL “SASO” «cu-cut», «cu-cut» el dos de mayo Santa Cruz. En esa fecha eran las fiestas. Mi pueblo tenía cinco mil habitantes. En el centro, donde vivíamos nosotros, había edificios de dos y hasta de tres plantas. A…

    Leer más

  • Zenda recomienda: Lugares, de Georges Perec

    /
    abril 02, 2025
    /

    La propia editorial apunta, acerca de la obra: “Un reto. Una exploración. Un juego. Una locura. Una pirueta sin red. Perec en estado puro. El 7 de julio de 1969, Perec le escribió una carta a Maurice Nadeau para ponerle al día de sus proyectos y le explicó un plan tan bello como ambicioso, en el que preveía «un vasto conjunto autobiográfico que se articula en cuatro libros, y cuya realización me exigirá al menos doce años; no doy esta cifra al azar: se corresponde con el tiempo necesario para la redacción del último de esos cuatro libros, que delimita…

    Leer más

  • 4 poemas de William Carlos Williams

    /
    abril 02, 2025
    /

    *** Poema de Jersey paisaje de árboles de invierno y delante un árbol en primer plano donde junto a la nieve recién caída yacen seis troncos listos para el fuego *** Solo para decir Que me comí las ciruelas que estaban en la nevera y que tal vez guardabas para el desayuno Perdóname estaban deliciosas tan dulces y tan frías *** Retrato proletario Una mujer joven alta sin sombrero y en delantal Detenida en la calle con el pelo hacia atrás La punta del pie enfundada en su media rozando la acera Y el zapato en la mano. Examina atenta…

    Leer más