El libro de los árboles, de N. Tordjman, I. Simler y J. Norwood: Vista desde la tercera rama

Esta definición de apertura recuerda a ellos y es una declaración de intenciones del espíritu con el que nace esta guía y del lugar en el que se ubica y al que se destina: un conocimiento humanístico, un conocimiento que lleve al lector joven a la admiración informada por los árboles como parte del complejo tejido de la naturaleza, de forma que conocimiento y admiración, equilibrados, son los movimientos de entrada y de salida, el viaje de ida y vuelta que proponen sus páginas.

El equilibrio se consigue a través de una concepción global del libro en la que los conocimientos nacen de las palabras precisas y se posan en láminas dibujadas y pintadas con pulcritud no anatómica, sino integral. De ahí su calidez, su lugar intermedio entre lo científico y lo artístico (como un niño que alcanzara la sabiduría a través de los lápices de colores de madera). El dibujo muestra con claridad e invita a ver “con los ojos propios”, como una primera vez (la verdadera “autopsia” —ver por uno mismo— que reclamaba la pedagogía de Comenio y que el director de cine Rossellini soñó para la televisión). De ahí que, sorteando los peligros de la simplificación o los rigores de la línea, los dibujos de este libro remiten continuamente a la realidad, a una forma de observación humana (se invita al niño —cuyo lenguaje universal es el dibujo— a que busque el referente real a través de la verosimilitud y por medio de ejercicios de salida al campo y agudización de la mirada).

La materia, distribuida de forma pedagógica, como respuesta a preguntas ordenadas y centrales (“¿Qué son los árboles?”, “¿Cómo crece un árbol?”, “¿Cómo nace un árbol?”, “¿Qué pueden hacer los árboles?”), ofrece actividades de encuentro, juego y experimentación con el lector: test, ejercicios de busca y encuentra en diferentes ecosistemas —el jardín, el bosque templado, el huerto de frutales, la campiña mediterránea— observación de detalles “con lupa”, talleres al modo de las guías de campo —cómo medir la altura de un árbol o el diámetro de su tronco, cómo plantar una semilla y cuidar de ella…

Desde las guardas, convertidas en un diccionario alfabético, hasta los sumarios del final, con el despliegue de las diferentes especies representadas en su porte, el libro ofrece un ejemplo continuado de didactismo interactivo pero sereno, no acelerado. Se reservan curiosidades para el cierre e historias de ejemplares magníficos. Todo ello tras haber completado un recorrido por su morfología y vida, por su forma de adaptarse y comunicarse entre sí; la vista propia de un ser humano posado en la tercera rama.

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Autora: Nathalie Tordjman. Ilustradoras: Isabelle Simler y Julien Norwood. Traductor: Jorge García Valcárcel. Título: El libro de los árboles. Editorial: Errata Naturae. Venta: Todos tus libros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.