Artículo de Publishers Weekly en Español
La polémica por la biografía de Philip Roth escrita por Blake Bailey y retirada de su circulación por Norton ha llegado a Europa y nos interroga sobre si algo similar podría ocurrir en nuestros países. La respuesta es sí, de continuar dando pábulo a un puritanismo extremo que obvia la calidad del texto frente a una corrección política que, en realidad, enarbola una minoría.
La editorial norteamericana Norton retiró hace unos días la biografía del escritor Philip Roth escrita por Blake Bailey. Antiguas alumnas y compañeras de Bailey lo han acusado estas últimas semanas de agresión sexual. No ha mediado denuncia ni sentencia judicial alguna. Bailey es culpable hasta que no se demuestre lo contrario. En su país se ha convertido en un apestado y sabe que a partir de ahora las puertas estarán cerradas para él. Norton emitió una nota diciendo que se tomaba muy en serio las denuncias contra su autor. Algunas ex alumnas suyas, al amparo del movimiento MeToo, escribieron a la editora de Norton relatando las supuestas amenazas y coacciones de Bailey. Cuando el caso llegó a los periódicos, Bailey estaba condenado. De nada ha servido que su libro haya sido saludado con toda suerte de halagos. En Nueva York nuestros compañeros de Publishers Weekly lo recibieron como una biografía luminosa y humorística. Norton, en cambio, temió una lluvia de denuncias, y a pesar de las altas expectativas de venta, de la calidad del texto, del trabajo concienzudo que Bailey había puesto en pie, decidió renunciar al libro por temor a verse envuelta en una polémica de consecuencias impredecibles. Ganó el nuevo puritanismo, perdió el buen texto.
En vista de las denuncias contra Bailey habría que preguntarse qué espera encontrar el lector ante la biografía de un escritor como Philip Roth. En la mente del autor de El mal de Portnoy hay más dobleces que en todas las fantasías y desmanes que Bailey haya cometido a lo largo de su vida. Y a pesar de eso, a nadie (por ahora) se le ocurriría secuestrar las ansias onanistas de su personaje, ni hacer de David Kepesh el nuevo Giordano Bruno, víctima de las brasas en Campo dei Fiori. Lo que nos subyuga en las novelas de Roth son sus caligrafías torcidas convertidas en vibrante literatura, su impúdica desvergüenza, su amoralidad, el escarnio hacia la corrección y la afrenta frente al buenismo. Malos tiempos para ser así. En Estados Unidos se ha instalado un ecologismo moralista que impide a los escritores hombres mostrar sus torceduras o sus legítimas perversidades al tiempo que promueve, exalta y difunde las denuncias de los poderosos lobbies puritanos. ¿Llegará a España y a Europa esta mirada? Ya lo ha hecho. De los lectores dependerá que su mancha no se extienda.
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P.D.: Trama distribuye estos días Mario Muchnik: Editor para toda la vida, las conversaciones que ha mantenido con el periodista Juan Cruz. Es un libro maravilloso, porque está salpicado de enseñanzas, de jugosidad literaria, de trabajo bien hecho. Un homenaje merecido a uno de los editores más talentosos que ha tenido la lengua española este último medio siglo.
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