En los últimos años, se ha avivado un litigio pendiente: el del ser nacionalista —la óntica— del Estado con la «diáspora» como idea regulativa de la reconstrucción posnacional del mundo moderno. En su momento, Emmanuel Lévinas lo dijo sin tapujos: «Hay más en la familia de Abraham que en las promesas del Estado». Y con este decir suyo, una pregunta nos asalta sin escapatoria: desde la razón de «Estado democrático», ¿puede hallarse en esos términos, «familia» y «más», algo a lo que acudir para que el pensamiento contribuya al cumplimiento de la promesa de la libertad —al ejercicio cívico de liberación por amor a la libertad— sin la cual ese Estado perdería su razón de ser? Porque, dicho sea desde el comienzo, esto va de ganar espacios y tiempos —para el pensamiento político democrático— en favor de una razón de no-ser del totalismo del Estado y de no-ser del «neoliberalismo y el progresismo iliberales».
Porque de no ser así, como advertía Hannah Arendt, si justificamos una elección apelando a que lo hacemos optando por el mal menor, entonces corremos el riesgo grave de olvidarnos de que hemos elegido también el mal. Valga que no hay más remedio que trabajar desde la indigencia constitutiva del pensar, pero nada de permanecer presos en la autocomplaciente y astuta razón estatista, o sea, del realismo ayuno de análisis y sin el menor apetito del conocimiento comprensivo que apunta a lo mejor y no solo a lo más útil (este último, signo o síntoma de oligarquías de todo tipo). Así pues, y una vez más desde el realismo ad melior, coincido con Arendt cuando opina que «en política conocer a tu enemigo es al menos tan importante como conocerse a uno mismo». Y, sobre todo, cuando uno es para sí mismo el peor enemigo.
En este atolladero, por tanto, para mayor y cabal atención de la conciencia a algunas duras dificultades filosóficas (de orden jurídico, político o ético) que en él andan por medio, aquí doy esta noticia —y me permito sugerir la lectura cruzada— de tres libros que valoro como muy importantes publicados por la editorial Trotta: 1) A. Serrano de Haro (2023): Arendt y España. 2) E. W. Böckenförde (2024): El surgimiento del Estado como proceso de secularización. 3) Reyes Mate (2024): Tierra de Babel: Más allá del nacionalismo. Sirva de muestra y anticipación la selección de las tres citas de cada uno que recojo al final.
II. El economista Branko Milanovic ha escrito sobre lo que significa el nuevo mandato presidencial en EEUU visto como «el fin simbólico del neoliberalismo global». Este es el resultado de las cuentas que saca: de la unión del globalismo —transformado en nacionalismo— y del neoliberalismo —aplicado exclusivamente en lo económico— «solo quedan las bajas tasas impositivas, la desregulación y el culto a las ganancias».
Por otra parte, esta doble evolución conlleva a una ruptura ideológica basada en un nuevo cesarismo. Por su novedoso nivel de cinismo populista, los nuevos mandatarios —neoliberalistas nacionalistizados— no necesitan ocultar su herencia recibida —de «falsedad y deshonestidad»— para en nombre de la democracia instaurar una nueva oligarquía económica y política; y en nombre de la ley y de la verdad, un nuevo sistema decisionista de arbitrariedad y anomia elevadas a criterio supremo, además de las medias mentiras como criterio ocasionalista de validez.
Ahora bien, sostiene también Milanovic que el abandono del enfoque internacional de la globalización neoliberal, por parte de quienes defendieron sus principios, se viene produciendo anteriormente desde hace una década. En tal sentido, este economista destaca como indicadores del cambio operado el aumento de los aranceles, aparición de bloques comerciales, medidas de coerción económica, limitación proteccionista de la circulación de productos tecnológicos y de capitales, así como el rechazo de la libre circulación de trabajadores como aspiración de fondo, la deportación de emigrantes indocumentados, etc.
Su conclusión: «Ya no tenemos reglas universales y el principal culpable de no tener reglas universales no es Trump, sino la visión del mundo donde el interés político interno y las llamadas preocupaciones de seguridad están por encima de todo lo demás. Este no es un mundo de globalización, sino de regionalismos parcelados e incluso nacionalismos».
III. En definitiva, recuperando enfoques de J. Moltmann y de J. J. Hermsen, pienso que la promesa de la democracia universal —y a causa de idolatrías seculares— ha ido dejando un melancólico poso de la fatal plusvalía que media entre la promesa de la tierra y la tierra de la promesa. En cierto modo, renovadas sumatorias de aislamiento y masificación, estarían rompiendo los engranajes democráticos de un Estado nacional que se decía con vocación global (¿!). Ciertamente, se constata una evolución acelerada en dirección y sentido distintos a los que ya aspiraba el ideal comunicativo de F. Schiller cuando el inicial auge del Estado: que cada cual se encuentre en paz con él mismo en su propia cabaña, pero que dicho sosiego solo pueda mantenerse saliendo de ella para hablar con todos los humanos. Es decir, venir al mundo y al lenguaje (P. Sloterdijk) habitando con un compromiso democrático entre lo singular y lo universal, superando la muy deficitaria promesa del vínculo entre lo particular y lo general. Fórmula esta última muy apropiada para ganar en el tramposo juego de cartas al que siempre recurren los nacionalismos en sus deslindes identitarios.
Ahora bien, para construir esa forma no nacionalista de habitar el mundo —dado lo difícil que es hallar su medida— tal vez sea necesario aquello que E. Bloch llamó «el salto de la mirada acertada y la mano afortunada». Lo hizo recordando lo que dijo un rabino en cierta ocasión: «Para reconstruir el reino de la paz no habrá que destruirlo todo para que comience un mundo nuevo, sino que bastará con mover un poco cada taza, cada arbusto, cada piedra, y así todas las cosas». Y además, para obtener solidez en lo no espectacular, en lo humilde y modesto de ese salto y esa afortunada mano, se requiere de la claridad de conciencia que desprenden consideraciones como esta de Reyes Mate expresada en una entrevista con motivo de su libro: «El avance de la UE en la dirección posnacional está bloqueado. Sigue siendo una suma de Estados. Da mucho vértigo tocar el Estado. Pero hay que hacerlo, la inmigración está rompiendo sus costuras. Y si la respuesta es más nacionalismo, lo pagaremos todos. Los europeos debemos admitir nuestra responsabilidad. Para ser críticos debemos ser autocríticos. ¿O aquí hemos superado el pensamiento nacionalista?».
Todo indica que no, en absoluto, por mucho que la fuerza de la mentira haga caer la baliza de la mirada certera o llegue a doblarle el pulso a la buena mano de la fortuna un día tras otro. Que, al menos, nos quede la palabra no venal para poder contarlo sin servidumbres voluntarias.
IV. Adenda textual:
1) «El pensamiento político de Arendt no encierra ninguna causa general contra el Estado-nación, como una formación histórica que fuera necesariamente incompatible con los principios republicanos de gobierno: igualdad ante la ley, participación política, preservación del estatuto de ciudadanía por sobre el origen nacional, entramado institucional que sirva a la vez a la división de poderes y a la atención de las demandas y aspiraciones ciudadanas, etcétera. Ciertamente que para el análisis arendtiano de la larga víspera del totalitarismo en Europa reviste una importancia crucial la transformación por la que el Estado pasó a ser un instrumento de la nación y dejó de estar al servicio de la ley. Y sin duda que este proceso de conquista del Estado por la nación cobraba una gravedad singular en el caso de la nation par excellence. Esta sucumbió primero al imperialismo y quedó luego al borde del conflicto civil por la cuestión de la minoría no-nacional en su seno (affaire Dreyfus)». (Agustín Serrano de Haro).
2) «La pregunta sobre las fuerzas vinculantes se plantea de nuevo, y ahora en su verdadero núcleo: el Estado liberal secularizado vive de prerrequisitos que no puede garantizar. Esta es la gran aventura que ha emprendido por la libertad.
Como Estado liberal solo puede permanecer si la libertad que otorga a sus ciudadanos toma alguna regulación del interior, tanto de una sustancia moral de los individuos como de una cierta homogeneidad de la sociedad en general. Por otra parte, no puede obtener por sí mismo estas fuerzas interiores de regulación por sus propios medios, sino más bien con la compulsión legal y el decreto autoritario. Al hacerlo, renunciaría a su carácter liberal (Freiheitlichkeit) y retrocedería, de manera secular, en la reivindicación de la totalidad de la que alguna vez fue su salida, regresando así a las guerras civiles confesionales.
La prescripción de una ideología del Estado, así como la reanimación de la tradición aristotélica de la polis o la proclamación de un «sistema objetivo de valores» borran precisamente esa separación en la que se constituye la libertad del Estado. Ningún camino puede llevarnos antes del punto de inflexión de 1789 sin destruir el Estado como orden de libertad. (…) Así, tendríamos que preguntarnos una vez más —con Hegel— si incluso para el Estado mundano y secularizado, en el análisis final, no es necesario vivir por los impulsos y fuerzas vinculantes que la fe religiosa transmite a sus ciudadanos. Ciertamente, no en el sentido de que se reconfigure de nuevo como un «Estado cristiano», sino en el sentido de que los cristianos entiendan a este Estado en su secularidad, ya no como algo ajeno o enemigo de su fe, sino como la oportunidad de la libertad, que es también su tarea preservar y realizar». (Ernst-Wolfgang Böckenförde).
3) «Señal de la gravedad del momento es que se ha roto el equilibrio secular entre el afán expansivo de la economía y el reforzamiento de las fronteras nacionales. La globalización de la economía es tan invasiva que vacía de contenido a los países invadidos con el resultado conocido de una emigración que crece exponencialmente. No hay muros infranqueables para los que huyen del hambre o de la guerra. La respuesta nacionalista de los países más ricos no tiene ya el poder disuasorio que tuvo en otro momento. Si se considera la migración, como dice Giorgio Agamben, el mayor problema político del futuro es porque ese movimiento revienta las costuras del Estado. Hasta ahora se pensaba que las fronteras podían regular los flujos y, de esa manera, integrarlos en cada Estado. Es lo que siempre han hecho los países con sus emigrantes o con los exiliados que les llegaban. Eso ya no vale o vale cada vez menos porque los bárbaros de las fronteras pueden derribarlas. No hay modalidad de nacionalismo que pueda hacerles frente». (Reyes Mate)
—————————————
Autor: Reyes Mate. Título: Tierra de Babel: Más allá del nacionalismo. Editorial: Trotta. Venta: Todos tus libros.
Autor: Ernst-Wolfgang Böckenförde. Título: El surgimiento del Estado como proceso de secularización. Traducción: Carlos Pérez Crespo. Editorial: Trotta. Venta: Todos tus libros.
Autora: Agustín Serrano de Haro. Título: Arendt y España. Editorial: Trotta. Venta: Todos tus libros.
-
Putos profesores
/marzo 26, 2025/Preguntó por el coche que conducía. Al responderle que un Dacia, me miró con incredulidad. “¡Es una mierda!”, exclamó —era búlgaro y, como buen europeo, odiaba a sus vecinos rumanos, de cuyo país surgió la matriz Dacia—. Quiso saber si usaba aquel vehículo porque era un friqui o porque no podía aspirar a uno como el de sus primos. Le confesé que era el que podía permitirme. Me miró con piedad. “Profesor, eres un pringado: toda tu vida estudiando… Toda tu vida aguantándonos sólo para un Dacia”. No acabó los estudios, pero sí mejoró su comportamiento. Dejó en paz al…
-
8 poemas de Anne Sexton
/marzo 26, 2025/*** Menstruación a los cuarenta Pensaba en un hijo. El seno no es un reloj, ni una campana que suena, pero en su undécimo mes de vida siento el noviembre del cuerpo como el del calendario. En dos días es mi cumpleaños y como siempre la tierra ha dado su cosecha. Esta vez ando husmeando a la muerte, la noche hacia la que me inclino, la noche que quiero. Así pues – ¡dilo! Estaba todo el tiempo en el seno. Pensaba en un hijo… ¡Tú! El nunca alcanzado, el nunca germinado ni desatado, tú de los genitales que yo temía,…
-
Mi muerte, de Lisa Tuttle
/marzo 26, 2025/Esta novela es una mirada feminista sobre el viejo tema de la musa y el artista. Cuenta la historia de una escritora que, ante la imposibilidad de encontrar un tema para su siguiente novela, decide confeccionar la biografía de la modelo de un reputado artista. En Zenda adelantamos las primeras páginas de Mi muerte (Muñeca Infinita), de Lisa Tuttle. *** Que dibujar podía ser un medio para no pensar y un parapeto contra los sentimientos era algo que no necesitaba que un psicoterapeuta me confirmara. En otro tiempo me habría entretenido inventando historias, pero desde la muerte de Allan se…
-
Pierre Boulle agradece en francés su Oscar
/marzo 26, 2025/Ahora bien, la estatuilla con la que el 26 de marzo de 1958 se distinguió a Boulle como mejor guionista de la adaptación es tan inmerecida como espuria. Boulle no escribió ni una línea de aquel libreto. Es más, hasta el último de sus días —murió en París en 1994— se estuvo quejando del final, tendente a suavizar la traición del coronel Nicholson —el personaje encarnado por Alec Guinness en la cinta—, quien, en su afán de obediencia al mando, parece haber olvidado que la orden de construir el puente se la ha dado el enemigo. Y también es cierto…
Zenda es un territorio de libros y amigos, al que te puedes sumar transitando por la web y con tus comentarios aquí o en el foro. Para participar en esta sección de comentarios es preciso estar registrado. Normas: