La primera novela de Caroline Wahl, 22 largos, invita al lector a adentrarse en el universo de las pequeñas vidas cotidianas. Un hogar desestructurado que se ha venido abajo por el alcoholismo de una madre, ha convertido a Tilda en estudiante, hermana y cuidadora más que ocasional de los miembros de su familia, sin dejarle un resquicio para respirar salvo nadar. Cada día después de las clases Tilda acude a la piscina, donde se funde con el agua en una sucesión de largos que le dan la aparente sensación de una libertad que le parece vetada y que dibuja en forma de rutina matemática con la seguridad de que los números no mienten. Son su lugar seguro. Ella estudia —de hecho, es brillante y podría optar a una beca en Berlín que le permitiera salir del pueblo en el que vive—, trabaja de cajera adivinando las vidas de quienes pasan por su cinta mirando apenas los productos que se deslizan frente a sus ojos, y cuida de Ida. Su única misión y fortaleza es la unión con su introvertida hermana pequeña, que pasa los días pintando y solo quiere acudir a bucear cuando hay tormenta. El agua, dicen, purifica. Y del agua emerge Viktor, el chico solitario cuya vida se une a la de Tilda a través de la sombra alargada de su hermano muerto. “El marinero triste”, dice Ida cuando los ve juntos, “que viene a buscar a la guerrera”. Quizás por eso Tilda, que siempre seguía las reglas y hacía 22 largos perfectamente planificados, decidió al verlo por primera vez que al día siguiente nadaría 23. Un largo que marca la diferencia entre la responsabilidad y las ansias de libertad. Ahora Tilda se plantea ir a Berlín si consigue que su hermana sea fuerte; quizás incluso pueda hablar con Viktor. Y lo hace, ya que estos encuentros serán precisamente el hilo conductor de una historia bellamente narrada en la voz de esta chica obligada a madurar a golpe de cicatriz que dice mucho más en los silencios que en los escasos diálogos que transcribe de forma mecánica y cerebral.
Wahl utiliza un lenguaje indefinido con un humor a la vez tímido y mordaz que se desliza entre las partes oscuras para dar lugar a una novela que, lejos de antojarse triste, es capaz de conmover al lector. Si todas las novelas tratan de amor, 22 largos habla del amor familiar desde la vertiente más complicada; Tilda quiere matar al monstruo, pero también se acerca a cuidarlo cuando duerme la borrachera tendido en el sofá. Uno no puede desconectar los sentimientos y siempre queda un resquicio por el que se acaba colando un gesto de esperanza. Ese es el éxito de la historia. Las heroínas no lo son por luchar, ni siquiera por vencer. La mayor parte de las veces lo son por la forma en que sobreviven, por aceptar lo que queda fuera de su alcance y ser capaces de seguir adelante, y Caroline Wahl ha creado una heroína moderna que, como todos los buenos, ni siquiera es consciente de serlo.
22 largos se ha convertido en un éxito de crítica y de ventas desde su salida al mercado. Ha sido elegida novela favorita por los libreros de Alemania de 2023, ha ido cosechando premios a medida que pasaban los meses de su publicación y solo hay que comenzar a leerla para entender el motivo. El secreto siempre ha estado en las pequeñas historias protagonizadas por personas grises en las que nadie parece reparar pero que, vistas de cerca, se pueden convertir en experiencias fascinantes. Solo hay que saberlo contar.
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Autora: Caroline Wahl. Título: 22 largos. Traductor: Carlos Fortea. Editorial: Lumen. Venta: Todostuslibros
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