Chellah, Rabat. Foto de Oumayma Zreidao
Mi Marruecos es una novela autobiográfica del escritor marroquí Abdelá Taia, afincado en París desde mediados de los noventa tras terminar sus estudios en la Universidad Mohamed V de Rabat. Esta obra fue escrita en 2000 en francés (Mon Maroc), publicada por primera vez en 2006 y editada en España por Cabaret Voltaire con la buena traducción al español de Lydia Vázquez Jiménez.
Se trata de la primera novela de Taia, que consta de 25 capítulos en los que el autor, utilizando la primera persona del singular, cuenta su vida cronológicamente: los primeros años de infancia, la escuela primaria y secundaria, su familia, la relación con su cuerpo y sus amigos, al mismo tiempo que nos describe las tradiciones, los hábitos y las costumbres de una familia marroquí humilde, que es la suya. “Siempre escribo a partir de la vida. De la mía y de la de otros”, señala Abdelá Taia en una entrevista. Narra acontecimientos, hechos, aficiones y amores: la circuncisión, sus visitas al Hammam, a mausoleos acompañado de su madre… El escritor marroquí hace sentir que su nacimiento fue un orgullo para su familia:
“Cuando vine al mundo, mi familia vivía allí desde hacía tres años. Mi madre, M’Barka, no quería quedarse embarazada otra vez, por miedo a tener una hija más” (pág. 11).
Mi Marruecos es un libro de recuerdos y nostalgias. Abdelá describe, mediante un estilo sencillo, una realidad social y cultural marroquí, y en particular, rabatí, desprovista de todo tinte exagerado y exótico. Abdelá, una vez instalado en París, contempla ese mundo marroquí que lo rodeaba de niño, con mucho amor, ternura y cariño.
Cabe destacar en esta obra autobiográfica que la madre de Abdelá, M’Barka, está muy presente, mientras al padre solo lo cita al principio, indicando que trabaja de conserje en la Biblioteca Nacional de Rabat, y ya no vuelve a citarlo más a lo largo del libro.
En esta novela, que también es de denuncia social, Abdelá Taia dedica un capítulo exclusivamente a su padre literario, Mohamed Chukri, uno de los grandes escritores marroquíes, para contar cómo leyó por primera vez su obra, El pan a secas, y sus esfuerzos por encontrarse con el escritor tangerino, tanto en Rabat como en Tánger, aunque debido a su timidez no le saludó personalmente en Rabat a pesar de que Mohamed Chukri había pasado delante de él en el bulevar Mohamed V de Rabat.
Para Abdelá Taia, Chukri “entró en el panteón de los grandes escritores marroquíes desde ese primer libro: es un mito, un ejemplo para algunos” (pág.121). En este sentido el periodista Félix Romeo (1968-2011), escribió en ABC lo siguiente: “Me encanta cómo persigue a algunos escritores, sin tocarlos, en especial a Mohammed Chukri y a Paul Bowles, hasta que consigue, años más tarde y ya en Europa, tocar al que considera su maestro, Jean Starobinski, para hacerse con su baraka, su fortuna”.
Entre los temas destacados de esta obra encontramos la nostalgia, el amor, la literatura como refugio para evitar la soledad, la inmigración marroquí en Europa, y en especial la femenina, representada por Malika; el papel de la madre en la sociedad marroquí, Marruecos y sus hábitos, costumbres, tradiciones y evidentemente sus contradicciones, así como los brujos, el hammam, la baraka, la ziara. Los cuerpos, las influencias secretas, el destino, la suerte, los adivinos y los santos.
La madre, a la que está dedicado el libro, es el vínculo con la tradición, el primer contacto físico del cariño, la protección frente al desorden exterior. Un aprendizaje en el afecto, al tiempo que una cadena que hay que romper. Taia comprende y expresa el dolor que supone la metáfora de todo su Marruecos despidiéndose de él, mediante su madre, M’Barka, en un viaje con destino a Europa:
“La última persona de mi familia a la que vi antes de irme al extranjero, lejos, fue a mi madre.” (pág. 139)
Abdelá Taia, con un estilo sencillo y un lenguaje básico, consigue transmitirnos la vida cotidiana de la sociedad marroquí humilde, basándose en la descripción y en la técnica del flashback. El escritor marroquí cuenta historias de su vida privada y familiar con detalles precisos que arrojan luz sobre este Marruecos profundo, habitado de magia y misterio.
Los personajes de esta novela son un elemento importante para el desarrollo de la historia, del viaje de Abdelá Taia a París, que es al mismo tiempo un viaje hacia su interior, en el que reflexiona sobre los temas citados. Según una nota de la traductora, Lydia Vázquez Jiménez, que forma parte de la obra y que aparece al final del libro, titulada «Encuentro con Abdelá Taia»:
“La escritura de Abdelá Taia parece fácil, demasiado fácil. Expresión infantil. Frases cortas. Vocabulario limitado y sencillo como el de un niño” (pág.202).
Recomiendo la lectura de Mi Marruecos sin ninguna duda. Es una obra con la que he estado “pegado” a sus páginas, con la que he disfrutado mucho y me he entretenido, y también he averiguado cosas que desconocía y he confirmado otras que conocía y que han resucitado, de nuevo, mi curiosidad.
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Autor: Abdelá Taia. Título: Mi Marruecos. Editorial: Cabaret Voltaire. Venta: Amazon
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