Nuestra memoria está asociada a los objetos. De los de mi infancia, recuerdo la camiseta de Cruyff, el disco de vinilo de Enrique y Ana y aquella foto en blanco y negro tomada en la entrada del Hotel Landa. En la peluquería de mi tía Irene había una mesa camilla donde descansaba una colección de retratos de varios famosos a los que había peinado cuando pasaron por Burgos. En el centro del mueble destacaba una fotografía entre todas ellas —su mayor tesoro—, aquella en la que se la veía dando la mano —mientras hacía una reverencia— a un hombre vestido con uniforme militar. Ese rey no era solo un rey, para su generación y otras cuantas posteriores era una especie de chamán, un ser mágico que tenía el don de la infalibilidad y al que nadie en España osaba cuestionar. Varias décadas después, la foto amarilleó y se cuarteó, igual que pasó con el emérito cuando empezaron a salir a la luz sus miserias y corruptelas suizas. A partir de entonces, la gente le perdió el respeto y solo una justicia obsoleta le hizo un último favor a la corona persiguiendo a un rapero de tercera regional por cantar “los Borbones son unos ladrones”. Ahora que la estatua del monarca se ha hecho pedazos al chocar con el suelo, Javier Sagarna, director de la escuela de escritores, decide usar al héroe caído en desgracia para protagonizar su nuevo libro, El misterio del emérito en el emirato (Binomio, 2023), una entretenida parodia, una inteligente sátira en formato de novela enigma con todos los ingredientes: un cadáver, un investigador —Juan Carlos I—, un ayudante agradable y bonachón —Ramón María— y un montón de posibles culpables.
Aunque Sagarna respeta en su estructura los componentes canónicos del género, la única regla con la que arranca la novela es que no hay reglas. Esa es la premisa con la que hila el relato: hay que romper los tabús. El emperador siempre estuvo desnudo, aunque todos decidiésemos querer verle vestido de verde y con fajín. Ahora se puede contar. El libro comienza en Abu Dhabi, donde los titulares de la prensa —que durante mucho tiempo se limitó a las loas— le han empujado a vivir un retiro dorado, pero aburrido, extremadamente aburrido para alguien como él, que ha cazado osos y leones, vivido fiestones en los yates de sus amigos jeques y tenido mil amantes. Pero la suerte, y la pluma de Sagarna, le hacen un regalo al Borbón, y el tedio desaparece cuando una mujer medio ahogada llega a su playa privada. A partir de ese momento, el emérito se convierte en un personaje de Agatha Christie, un Hercules Poirot pasado por el tamiz del ácido Tom Sharpe y que a ratos nos remite al berlanguiano Marqués de Leguineche —un personaje desubicado, una figura de una época que afortunadamente ya no volverá—. El campechano tendrá que resolver un misterio donde los protagonistas son asesinos, ladrones de arte, traficantes de armas y agentes del CNI. Ninguno de los personajes está libre de sospecha; todos viven en las sombras. Los creadores de la franquicia de misterio Glass Onion —Puñales por la espalda (2019) y El misterio de Glass Onion (2022)— ya tienen argumento para su tercera entrega. Ahí lo dejo.
Sagarna reivindica con su novela el derecho a reírnos de todo y de todos, algo sano y que debería ser troncal en una democracia como la nuestra, sobre todo en estos tiempos en los que lo políticamente correcto se ha convertido en una insoportable pandemia. La frontera entre ficción y realidad queda difuminada ya desde el principio con ese irónico comienzo en el que lo geográfico y lo físico se confunden gracias a la agudeza del escritor: «El golfo había amanecido tranquilo aquella mañana, con el aire aún fresco. El festival de naranjas y azules que el sol arrancaba al mar en su ascenso invitaba a sentarse allí, en el porche». Solo un pero merece la divertidísima sátira de Sagarna: la parodia convierte al personaje en alguien entrañable, diferente del corrupto gobernante que muchos tienen la sensación de que no ha pagado como debería por sus pecados y sus delitos. Aunque de eso va el humor, de tomarnos muy poco en serio; a nosotros y a los demás. Quizás la reflexión que debamos hacer es que así es como deberíamos haber tratado siempre a este rey, con humor, sobre todo cuando nadie se atrevía a señalar en público que el Borbón estaba en pelota picada, aunque todos lo comentaban en privado.
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Autor: Javier Sagarna. Título: El misterio del emérito en el emirato. Editorial: Binomio. Venta: Todostuslibros
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