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El noir minero de Marcelino Cortina

El noir minero de Marcelino Cortina

El género negro ha utilizado todo tipo de escenarios. Del pétreo asfalto urbano a la salvaje crudeza rural. De grandes hoteles de montaña a sofisticados cruceros trasatlánticos. De bulliciosas ciudades portuarias a desérticas estaciones polares. Sin embargo, que yo sepa, no se había utilizado el más negro de los escenarios posibles. La mina. Marcelino Cortina acaba de cubrir ese vacío con la publicación de una novela negra situada en el entorno y en el interior de los pozos mineros.

El escenario elegido no podía ser más indicado: el que ha sido calificado como el más minero de los pueblos asturianos, El Entrego, en la cuenca del río Nalón. Cortina, entreguín él mismo, igual que quien esto escribe, sabe de lo que habla. Hijo de capataz de minas, se crió en el pueblo y lo conoce al detalle. Para las especificidades más técnicas del funcionamiento de la policía contó con el asesoramiento de un comisario recién jubilado. Y para los detalles del trabajo en las profundidades de los pozos no le faltaron asesores voluntarios.

"El Entrego, para quien no lo conozca, es inimaginable en color. Por lo menos los que lo vivimos en aquellos primeros años setenta en los que se sitúa la acción de la novela"

Marcelo Cortina no solo ha titulado su novela En blanco y negro (Bohodón Ediciones), sino que además la ha escrito en blanco y negro, como no podía ser de otra manera. En toda novela negra es esencial el lugar en el que se desarrolla, hasta el punto de que con frecuencia el escenario se convierte en un personaje más. El Entrego es un personaje esencial en esta historia. La trama se desarrolla como se desarrolla porque acontece en El Entrego. De haber transcurrido en otro lugar sería diferente.

El Entrego, para quien no lo conozca, es inimaginable en color. Por lo menos los que lo vivimos en aquellos primeros años setenta en los que se sitúa la acción de la novela. El color que predominaba de forma apabullante era el negro. El negro del carbón que todo lo manchaba, desde las aguas del río Nalón hasta las caras de nuestros padres. Si acaso teníamos en el cielo todos los matices del gris, del marengo al ceniza, pasando por el plomo o el pizarra. Ni siquiera la lluvia sacaba brillo a la hierba de los prados, que habían perdido el verde con el polvo de la hulla. Por ser, hasta las vacas eran en blanco y negro.

El Entrego es una pequeña localidad de unos 7.000 habitantes hoy y más del doble en los setenta. Es una población larga y estrecha, encajonada entre dos montañas, de poco más de un kilómetro de largo y unos 300 metros de ancho. En paralelo corren cuatro arterias: el río, la carretera general y dos ferrocarriles, el de RENFE a Oviedo y el de Laviana a Gijón. Sobre su perfil destaca el castillete del Pozo Entrego, “nuestra torre Eiffel”, en palabras del autor.

"De repente comienza a haber más muertos de lo habitual en la mina. Los vecinos, acostumbrados a la tragedia, no le dan mayor importancia. Una mala racha"

En blanco y negro cuenta la historia de un vecino de la localidad que muy joven se ve obligado a emigrar tras la muerte de sus padres. Acaba haciéndose policía y ahora, en los años setenta, recibe el encargo  de montar la nueva comisaría de su pueblo. Franco acaba de morir, las fuerzas del orden viven el desconcierto de una profunda transformación, y la policía nacional va ocupando, no sin muchos enfrentamientos, funciones de la temida Guardia Civil, reducida cada vez más al ámbito rural.

De repente comienza a haber más muertos de lo habitual en la mina. Los vecinos, acostumbrados a la tragedia, no le dan mayor importancia. Una mala racha. Sin embargo, el inspector empieza a sospechar y descubre un patrón que unifica todas las muertes. Llega a la conclusión de que algo inimaginable en la profundidad de la mina está sucediendo: un asesino en serie está actuando.

Cortina, experto en matemáticas y tecnologías y lector empedernido, ha escrito una primera novela más que notable. La trama está perfectamente construida, atrapa desde las primeras páginas y se lee con la avidez propia del buen noir.  Se ha documentado de forma meticulosa, de forma que el despliegue de detalles sobre el trabajo en la mina, la labor del forense o el ambiente entre policías dota de verosimilitud a la historia.

"Hay que mencionar hallazgos literarios como la presencia en determinados momentos de un inquietante cuervo, que hasta le da un toque fantástico a la trama"

Lugares reales, como el instituto, el cementerio, los pozos y sus alrededores, los bares, el parque, la iglesia, la biblioteca aparecen también retratados con fidelidad, de forma que constituyen, para quienes vivimos entonces en El Entrego, un viaje sentimental a nuestra niñez.

Hay que mencionar hallazgos literarios como la presencia en determinados momentos de un inquietante cuervo, que hasta le da un toque fantástico a la trama, o la reproducción entre paréntesis y con comillas de los soliloquios del inspector, que, de forma inconsciente, piensa en voz alta, creándole no pocos problemas.

Hace unos días, un suplemento cultural publicaba lo que llamaba “mapa de la novela negra española”. Entre los veinte territorios que mencionaba no figuraba Asturias. Es una pena que, habiendo alcanzado la notoriedad que ha alcanzado por un lado la Semana Negra y por otro un buen número de autores, no seamos una potencia de escritores del género. Es una pena que con los escenarios que tenemos —de la estación del ALSA en Gijón al Antiguo en Oviedo, pasando por el Musel— no nos hayamos prodigado más en la novela negra. Cortina, con el primer noir minero, ha hecho méritos para que ya empecemos a figurar en el selecto mapa de la novela negra española.

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Autor: Marcelo Cortina. Título: En blanco y negro. Editorial: Bohodón Ediciones. Venta: Todostuslibros

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