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“El obsequio de lo vertido”

“El obsequio de lo vertido”

La proposición de Heidegger que da título a la reseña se rescata del último libro de Ernesto Calabuig, Siluetas pensantes, del que se pueden extraer muchas otras citas, de Hannah Arendt, Byung-Chul Han, Alberto Moravia, Ernest Jünger… en una red intertextual que da sustento a las diferentes reflexiones del autor. En este libro publicado por la editorial Tres Hermanas se desarrolla una arqueología de sentencias literarias y filosóficas que se combinan con la propia reflexión del autor y las de sus alumnos y alumnas traídas mediante el recuerdo de las clases que imparte en el instituto.

«El obsequio de lo vertido» lo rescata Ernesto Calabuig de «La cosa» dentro de las Conferencias y artículos de Heidegger para reflexionar sobre la potencialidad de regalar aquello que se contiene. Del mismo modo que busca hacer este libro mediante las breves reflexiones que oscilan entre un tono cómico y trágico, si es que ambos tonos no se contienen esencialmente el uno en el otro. Lo que atraviesa Siluetas pensantes es esta idea de obsequio, porque para dar son necesarios dos factores: el detenimiento para que el propio acto de compartir pueda darse y una comunidad en la que identificar un sujeto igual que reciba. Esta es la reivindicación principal de este libro: la creación de una comunidad cuyos individuos se reúnan para obsequiarse desde la reflexión los unos con los unos, las unas con las unas. Esto se construye desde la propia forma del fragmento en los que se entrelazan las palabras de pensadores que van desde la antigüedad canónica de Zenón de Elea, hasta los propios alumnos y alumnas de las clases de filosofía y valores éticos con los que Ernesto Calabuig busca construir un espacio de diálogo desde la horizontalidad, lo Apel denominó una «ética dialógica». Término que se cita en Siluetas pensantes para hablar de la consideración de lo ajeno y la búsqueda de una comunidad alejada de la individualización neoliberal.

"Este conjunto de reflexiones se impulsa mediante las diferentes voces y citas que las atraviesan. Reflexiones que oscilan desde la asunción de lo banal, el materialismo histórico, el vacío simbólico o la idea de abismo"

La máxima de este libro es «pensar aún», un pensamiento abierto a la comunicación, a crear no individuos aislados, sino una comunidad que se reconozca desde el diálogo. Una comunidad que habla es una comunidad que se reconoce y, por tanto, como señalaba Hannah Arendt, una comunidad que actúa y que no se deja conducir por necesidades impuestas, sino más bien por un bienestar común. Por una identidad plural que toma efecto mediante la acción de la vida pública, una acción que al mismo tiempo es discurso. Un discurso en el que se intercala el habla y la escucha.

Este conjunto de reflexiones se impulsa mediante las diferentes voces y citas que las atraviesan. Reflexiones que oscilan desde la asunción de lo banal, el materialismo histórico, el vacío simbólico o la idea de abismo. Así como otros conceptos que forman parte de lo contemporáneo y que los alumnos y alumnas de su instituto detectan quizá con otros nombres. Lo que Ernesto Calabuig da a ver en Siluetas pensantes es que todos los habitantes de nuestro tiempo forman parte de una realidad y que la filosofía no consiste en reflexiones yermas, sino que su objeto de estudio es esa misma realidad que acontece y nos afecta. Y aunque a la sociedad del espectáculo guydebordiana le demos el nombre de postureo, estamos siendo testigos de lo que sucede en el momento en que dedicamos tiempo a la contemplación. Ahí está el carácter imprescindible de la filosofía para que podamos entonces asumir y llegar a comprender lo que sucede.

Es por esto por lo que las conversaciones con los alumnos se tiñen de tanta importancia, porque ellos y ellas viven el tiempo y la humanidad de la que los filósofos teorizan. Y junto con Ernesto Calabuig toman entre sí conciencia de lo que ocurre al dejar espacio a la reflexión, aunque quizá la recreación de las escenas se tiña en algunos momentos de cierto paternalismo. No obstante, me parece especialmente revelador el momento en que uno de los alumnos relaciona la ética y la estética por sus significantes, porque son palabras parecidas, anunciando lo que los griegos denominaban «kalo-kagathía», es decir la virtud que conjuga la belleza moral con la hermosura física. Y ahora en nuestro tiempo la estética, la ética y la política parecen más unidas que nunca, como queda reflejado en Siluetas pensantes.

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Autor: Ernesto Calabuig. Título: Siluetas pensantes. Editorial: Tres Hermanas. Venta: Todos tus libros.

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