La última novela de Emma Riverola plantea un complicado juego de narraciones, cartas, voces y sucesos durante nuestra historia más reciente. Se centra para ello en la vida de una mujer, Eulalia para su madre, Lali para ella misma y para la caótica pero certera voz de su conciencia, que toma forma de narradora durante una gran parte de la novela. Lali, que es como el lector la llamará, mantiene una relación desigual con su madre y su hija en una casa de mujeres. Ligada a una madre fuerte que no duda en demostrar su carácter pero a la que oculta un secreto, se muestra débil ante una hija que lucha por encontrar su sitio, a una edad a la que a Lali le gustaría que siguiera utilizando el hogar como refugio. Sin embargo, no son estas las únicas mujeres que cimentan la historia, ya que Lali tiene la romántica profesión de recuperadora de perfumes, algo que ella se empeña en declarar como química, profesión que ha marcado su vida, y que la lleva a buscar el perfume que dejó la madre de su vecino en un hermoso frasco ya casi vacío. Un perfume que hará que su anciano vecino recupere a una madre perdida a la temprana edad de siete años, y que lleva al lector a una correspondencia entre esta madre, Roser, y la escritora Mercé Rodoreda. Se servirá de la ficción, el personaje de Roser, para alcanzar la realidad y acercar así al lector a una mujer que vivió una época complicada, se enamoró de Andreu Nin y dejó a un hijo cuando tuvo que partir al exilio. Otra maternidad. Una relación entre dos mujeres que define perfectamente Roser al dirigirse a su amiga: “Solo tú lo sabes —le dice—. Solo yo sé lo mucho que tú me entiendes”. Y junto a ellas, el lector asiente comprendiéndolo todo. Rodoreda se alza en la novela como una mujer fascinante tallada a base de la dureza de la vida, cuyo impulso ha llegado hasta nuestros días gracias a su obra, y a la que la autora conecta con otras formas de entender la maternidad atravesando para ello el tiempo.
Riverola ha escrito una novela exigente en la que el lector se ve obligado a prestar atención a cada gesto, cada palabra, cada matiz. Los aromas sobrevuelan la historia para construir y para destruir. Son recuerdos, como el olor a lavanda en el armario de las sábanas, en la misma medida que pueden ser armas de destrucción masiva en momentos de guerra. Son, al igual que la concepción habitual de la maternidad, un arma de doble filo que se afila en el presente y corta desde la memoria. Una memoria teñida de culpa, que exige esa metamorfosis de la que habla el título, porque la supervivencia para algunas personas sigue un camino único basado en la transformación. No hay espacio para el lamento cuando se mira al frente.
Metamorphosis huele a miedo, a hogar, a cariño, a trauma y, sobre todo, a memoria en unos tiempos en los que la COVID ha desprovisto a muchas personas de este sentido.
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Autora: Emma Riverola. Título: Metamorphosis. Editorial: Edhasa. Venta: Todostuslibros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.
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