«Puede que Dios inventara el tiempo, pero nosotros decidimos qué hacer con las horas». Esta lúcida reflexión la escribió Antonio Lucas hace unos días en una serie de magníficos reportajes aparecida en El Mundo sobre la España olvidada de aldeas vacías. Da que pensar. Y más cuando tengo entre manos El Palacio del Tiempo: Museo de relojes de Jerez, de May Ruiz Troncoso, un documentado ensayo dedicado al mundo de la relojería donde se muestra una visión del reloj a través de su historia: cómo surge, dónde se desarrolla y qué importancia tiene en cada momento de la sociedad europea que lo creó.
Me sentiría perdido sin un reloj que me indicase el segundo, minuto y hora de cada día. No soy como mi amigo Montero Glez, que se despierta cuando termina de dormir, come cuando tiene hambre, bebe cuando tiene sed y duerme cuando tiene sueño. Sin embargo, el tiempo huye irreparable para todos: para los puntuales y para los anárquicos, para los pobres y para los ricos. Lo dijo Virgilio mejor que nadie, en latín y en verso: Fugit irreparabile tempus.
El nacimiento del reloj mecánico representó un logro absoluto para el ser humano, pues con la fantasía creativa y la investigación científica, la pericia técnica y el empeño estilístico intentó controlar más o menos el tiempo y produjo una creación maestra al nivel del libro, la imprenta, la rueda, la máquina de vapor, el teléfono o los ordenadores. El mundo está bien hecho. Al menos algunas veces.
El libro de Ruiz Troncoso cuenta con los siguientes apartados: breve historia del reloj, coleccionismo de relojes, principales museos de relojes del mundo, evolución de la relojería en Europa, técnicas decorativas, museo de relojes, catálogo de relojes (el más extenso, con la descripción minuciosa de cada uno de ellos), índice de autores, noticias sobre los autores, glosario y bibliografía. El trabajo se acompaña de magníficas fotografías de Luz de Abril (Juan Luis Muñoz) y un breve prólogo de Amelia Aranda Huete, conservadora de museos de Patrimonio Nacional.
La colección del Museo de Relojes de Jerez es fundamentalmente de piezas inglesas y francesas. Los 303 en perfecto funcionamiento. Con máquinas del tiempo emblemáticas como la de José Rodríguez Losada para el Ayuntamiento de Jerez, colocado en 1867 en una farola de hierro fundido de la plaza del Arenal, pues fue concebido como reloj farol, de cuatro caras. El original está ahora en el Museo, y en la plaza hay colocada una reproducción moderna sobre la farola original.
Precisamente ha sido la lectura de este ensayo el que me ha llevado a la novela de Emilio Lara El relojero de la Puerta del Sol (Edhasa), donde a través de la ficción se narra la historia de un personaje fascinante del siglo XIX: José Rodríguez Losada, el relojero que construyó el reloj de la Puerta del Sol de Madrid y el de la plaza del Arenal de Jerez. El azar es misterioso y errático.
He sentido placer —esa sensación de gozo que nos recorre el cuerpo, ese cosquilleo por las piernas y por el pecho— con este dique de folios publicado por la editorial Séneca. Sólo he encontrado un punto negro, bajo mi subjetivo punto de vista: la encuadernación es en rústica sin solapas, algo muy pobre y penoso para un trabajo como este. Las cuatrocientas dieciocho páginas de papel de alto gramaje se merecen una encuadernación en pasta dura. El Palacio del Tiempo tiene un precio de 28 euros, y va por delante que merece, y mucho, el esfuerzo económico, pues cuesta infinitamente menos de lo que vale. Pero pagaría gustoso unos cuantos euros más por una encuadernación acorde al contenido.
Después de su lectura, no me quedó otra opción que visitar el Museo de los Relojes de Jerez de la Frontera, todo un descubrimiento para mí, porque la verdadera naturaleza de la vida es la de dejarse arrastrar por lo imprevisto. Tan cerca, tan valioso y tan desconocido. Imperdonable por mi parte. Espero que la visita les sorprenda y descubran estas piezas de época de relevancia nacional e internacional.
¡Ah! Una última cosa. Tómense su tiempo para leer este extraordinario ensayo de May Ruiz Troncoso. Sin prisas, como lo haría un lector de otro siglo. Hay que otorgarle valor al tiempo de la única manera que lo permite la naturaleza: perdiéndolo, sobre todo en verano cuando el calor aprieta, porque perder el tiempo es el mejor modo de ganarlo, como escribió alguien muy sabio.
—————————————
Autor:May Ruiz Troncoso. Título: El palacio del tiempo: Museo de relojes de Jerez. Editorial: Seneca. Venta: Amazon y Casa del libro
-
Una confesión en carne viva
/abril 18, 2025/El escritor Julio Valdeón cuenta en Autorruta del sur un viaje por varios de los lugares sagrados de la música, la literatura y la historia del sur de Estados Unidos. Una crónica novelada desde Nashville, capital del country, hasta Memphis, cuna del rock and roll, de Muscle Shoals, hogar de estudios míticos de soul, a Tupelo, donde nació Elvis Presley, y de Clarksdale, puerta del Mississippi, hasta alcanzar Nueva Orleans. En este making of Julio Valdeón explica cómo nació y de qué trata Autorruta del sur (Efe Eme). ***** Supongo que hay viajes malditos y otros esperanzados, como los de…
-
Siempre fuimos híbridos
/abril 18, 2025/Lo ejerce a dos escalas: primero, hace zoom para ir a lo micro (por ejemplo, cómo nuestros cuerpos se ven afectados por la invención del coche, el avión o, por qué no, por el síndrome del túnel carpiano); después, se aleja para atender a lo macro (pongamos por caso, cómo el aumento exponencial de los dos medios de transporte mencionados tiene una importancia capital a nivel sistémico —ecológico, geográfico, estándares de velocidad, etc.—). «Hacer cosas sin palabras» significa remarcar la agencialidad silente, es decir, la agencialidad no-humana, lo que conduce a repensar la filosofía de la técnica heredada, donde esa…
-
Odisea, de Homero
/abril 18, 2025/Llega a las librerías una nueva traducción (en edición bilingüe) del gran poema épico fundamental en la literatura griega. Esta edición bilingüe corre a cargo del doctor en Filología Clásica F. Javier Pérez, quien la ha realizado a partir de las dos ediciones filológicas de H. van Thiel y M. L. West. En Zenda ofrecemos los primeros versos de la Odisea (Abada), de Homero. *** Háblame, Musa, del sagacísimo hombre que muchísimo tiempo anduvo errante después de arrasar la fortaleza sagrada de Troya; y conoció las ciudades y el pensar de muchos hombres. Él, que en el ponto dolores sin…
-
La mansión Masriera, refugio de artistas reales y alocados editores ficticios
/abril 18, 2025/Tras La librería del señor Livingstone, Mónica Gutiérrez sigue explorando los entresijos del mundillo editorial. Esta vez lo hace reivindicando un edificio emblemático —y abandonado— de Barcelona: la mansión Masriera. Ahí ubica la editorial de un curioso —y alocado— señor Bennet. En este making of Mónica Gutiérrez cuenta el origen de La editorial del señor Bennet (Ediciones B). *** En 1882, el Taller Masriera fue una de las primeras edificaciones de l’Eixample barcelonés y, probablemente, la más extraña: un templo neoclásico y anfipróstilo, de friso a dos aguas y columnas corintias, inspirado en la Maison Carrée de Nimes, en el…
Zenda es un territorio de libros y amigos, al que te puedes sumar transitando por la web y con tus comentarios aquí o en el foro. Para participar en esta sección de comentarios es preciso estar registrado. Normas: