Hace unos meses llegó a mis manos un libro que llamó mi atención. Era un libro de Marian Donner, escritora y periodista, con el sugerente título Manifiesto en contra de la autoayuda: En defensa de la autodestrucción. Y me lancé a su lectura. La tesis es sencilla (y demoledora): la industria de la autoayuda, véase libros, cursos y conferencias, ha creado y difundido una serie de ideales inalcanzables que solo llevan a la frustración. Es decir, quienes nos prometen la felicidad con sus «sabios» consejos en realidad pueden provocarnos hacer ojillos a las cuchillas de afeitar. Terrible. Y es así porque los grandes gurús de la autoayuda basan su negocio en una premisa sencilla: si no consigues los resultados prometidos, la culpa siempre va a ser tuya, no de su método. Algo habrás hecho mal.
Mi conclusión, tras la entrevista con María José Moreno, es que la bondad de un libro de autoayuda depende de la salud mental del lector. Cuanto menos lo necesita, más útil puede serle. De hecho, pueden ser útiles. Para casos graves, hay que pedir cita con un psicólogo o con un psiquiatra.
Una entrevista para escuchar con un libro de Tony Robbins en una mano y una cerilla en la otra.
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