Eduardo Martínez Rico es, a pesar de sus no muchos años, un escritor más que medianamente prolijo, tenaz y entusiasta de sus aficiones, que ya ha incursionado en al menos tres líneas: biografía literaria —notables sus trabajos sobre Francisco Umbral y Pedro J. Ramírez— , novela histórica y ensayo. Que además mantenga su propio blog y publique frecuentemente en Internet es algo que se da por supuesto.
El pequeño rey, al que no sé bien si etiquetar como cuento largo o novela corta, se sustenta en el oficio adquirido en todas esas gateras del escribir, un oficio que se hace notar en la soltura de la prosa y en el planteamiento narrativo tan práctico, adecuado al tipo de relato y al objetivo que parece buscar el autor.
Estamos ante una fábula o, más propiamente, un apólogo; con un suave —pero muy persistente— perfume moralizante. La trama es sencilla: un niño es invitado por un compañero de colegio a pasar el fin de semana en su casa… La particularidad es que este último es el príncipe heredero, y el domicilio el palacio real. El entorno, los personajes, son fácilmente reconocibles. Quizá demasiado. Ni el país es Ruritania, ni el rey es el de Syldavia; el autor no se molesta en disimular que su modelo lo tenemos aquí, cerquísima, y más en la generación anterior (cuando el actual emérito ejercía y el hoy monarca era príncipe) que en la presente. Pero es un relato agradable, con diversos niveles de lectura aunque no depare especiales sorpresas.
Reconozcamos que el empeño comporta riesgos, en algunos casos imposibles de esquivar. Que dos niños de once años hablen como adultos tiene difícil arreglo en un formato así, y a veces no queda otro remedio que tirar de tópico en según qué situaciones. No obstante, El pequeño rey da para pasar un simpático rato de lectura. Decía Robert Louis Stevenson que los libros son suficientes a su manera, pero resultan un pobre sustituto de la vida. Aquí el autor se ha empeñado a fondo por acercar uno y otra, y se le agradece el esfuerzo. Más actual a los tiempos que corren sería, tal vez, otra historia titulada La pequeña reina, suponiendo que en la futura España llegue a haber reina alguna vez. Pero esa, en efecto, es otra historia; y está por escribirse todavía. O no.
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Título: El pequeño rey. Autor: Eduardo Martínez Rico. Edita: Imágica Ediciones.
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