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El periodo más oscuro de la reciente historia universal

El periodo más oscuro de la reciente historia universal

Cuando lees las primeras frases del libro, resumiendo la vida en tiempos de la belle époque durante sus 43 años dorados (1871-1914) y cuyo máximo exponente fue París, piensas en la idea de que si el mundo va bien y progresa, si los humanos tenemos las necesidades básicas cubiertas, somos capaces de inventar y avanzar a pasos agigantados. Pero la raza humana saca lo mejor y lo peor al unísono, y mientras unos trabajan por el progreso, otros, con mafias, terrorismo y redes de poder e influencias para sus propios intereses, hacen desembocar al mundo en dos Guerras Mundiales en apenas 20 años.

La aristocracia, los cortesanos, emperadores, sultanes, zares, káisers, reyes y reinas, príncipes y princesas, nobleza en general y todos los títulos inventados por unos pocos en honor a divinidades o banales y fútiles postulados, acompañados de la creciente burguesía que hacía negocios a costa de subvencionar a las esferas del poder, obligando a las masas proletarias a realizar las genuflexiones después de haber trabajado 15 horas diarias como verdaderos esclavos de la nueva sociedad, desembocaron en huelgas, protestas y sus consiguientes golpes de Estado, revoluciones auspiciadas por los populismos y el malestar general, consecuencia de la acuciante pobreza. Todo ello aderezado con el ansia desmesurada de las potencias (Gran Bretaña, Francia, EEUU, Rusia, Alemania, Bélgica, Japón, etc.) por crecer y dominar territorios, para explotar sus recursos naturales y acabar con las materias primas del resto del mundo (América y sobre todo África y sudeste asiático).

"La I Guerra Mundial se narra con horror: barro, frío, dolor, piojos, hambre, enfermedades, sin apenas dormir ni comer, pánico, cadáveres insepultos, gritos de dolor de los heridos"

La I Guerra Mundial se narra con horror: barro, frío, dolor, piojos, hambre, enfermedades, sin apenas dormir ni comer, pánico, cadáveres insepultos, gritos de dolor de los heridos. Estudiantes, escritores, pintores, científicos, músicos, labradores, obreros, vestidos de militares luchando contra gases tóxicos y el fuego de las ametralladoras y la artillería. Hombres que caían como hormigas en el horror de una guerra que marcó para toda su vida a personajes como Ernst Jünger, Robert Graves, Jules Leroux, Apollinaire, Einstein, Bertrand Russell, George Bernard Shaw, Chevallier, Wilfred Owen, Tolkien, Kipling, Doyle. Y villanos muy conocidos en la II GM como Göring o Hitler.

El final de los imperios trae consigo las democracias parlamentarias, pero Lenin se hace con el poder en la URSS, sucedido por Stalin (que fue niño maltratado). Mussolini (que huyó como desertor a Suiza) le da el Vaticano a la Iglesia y se convierte en “el hombre que la Providencia había enviado a Italia” (Papa Pío XI), emulando las gestas del Imperio Romano. Hitler (fracasado pintor, sexualmente inactivo y con complejo de Edipo), se inventa que las Acrópolisis fueron construidas por germanos, y entre toda esa palabrería Mussolini entra en Etiopía y Hitler en los países fronterizos. Entre 1919 y 1933 Alemania pasaba hambre, y ya se sabe que no hay peor enemigo que quien no tiene nada que perder, porque quien nada posee lo tiene todo por ganar. Humillados en el Tratado de Versalles, ambos países encuentran motivos para agitar a las masas e iniciar la II GM.

La tibieza política de los británicos para con Hitler, la no intervención de las potencias democráticas en la Guerra Civil Española o la permisividad de la invasión japonesa en Manchuria, hacen que el mundo vuelva a ser un polvorín. Franco, también sexualmente inactivo, con un padre maltratador que le llamaba “Paquita” y un gran complejo de Edipo, se hace con el poder en España y lo mantiene durante casi 40 años.

En plena II GM la neutralidad de España le costó al gobierno de Churchill muchas libras en sobornos a militares franquistas para que Franco no sucumbiera a las incipientes ganas de Serrano Suñer y de la Falange para aliarse con los nazis, y, ¡cómo no!, siempre andando de por medio Juan March (quien pagará el avión que llevó a Franco de Canarias a Marruecos para dar el golpe de Estado).

"Hitler, Mussolini, Franco, Stalin: cuatro patrones infantiles similares que derivaron en cuatro adultos sanguinarios y sin piedad"

Hitler fue un hombre enfermo, drogadicto; a partir de agosto del 41, y mientras las tropas nazis, a su vez drogadas con pervitina (anfetamina de moda) seguían avanzando en los diferentes frentes que tenían abiertos, él comenzaba su declive personal, que acabaría con el consumo de cocaína y Eukodal. Japón bombardeaba Pearl Harbor el 7 de diciembre de 1941 y EEUU entraba en la guerra con todo su potencial. A su vez, 3.700.000 indonesios morían por desnutrición, golpes, bayonetazos o extenuados de trabajar como esclavos para los japoneses, mientras los nazis caían en las inmediaciones de Leningrado, llegando a morir cientos de miles de personas en cada bando.

Las batallas del Somme y Verdún, los millones de muertos en la guerra civil rusa, las barbaries de los japoneses en Nankín, el exterminio de los armenios, el genocidio de los judíos, los asesinatos de millones de ucranianos ordenados por Stalin, las bombas atómicas, fueron momentos históricos que tiñen de rojo el periodo más oscuro de la reciente historia universal.

Fernando Cohnen narra constantemente con alusiones literarias de la época, rigor y buena escritura que le dan sus años de profesión, el odio, la banalidad del mal, la crueldad y el sadismo, llevado a cabo por adultos que fueron niños maltratados y/o conflictivos, que saciaron sus complejos con ansias de poder y ejecuciones masivas. Repartiendo odio, sufrimiento y dolor como reminiscencias del cariño no recibido (Hitler, Mussolini, Franco, Stalin), cuatro patrones infantiles similares que derivaron en cuatro adultos sanguinarios y sin piedad, cuatro personajes que escribieron el curso de la historia del mundo durante el siglo XX.

Las máquinas de Enigma o Lorenz fueron creadas por los alemanes para encriptar sus mensajes, el radar sirvió a los ingleses para defender su territorio de los bombardeos nazis, pero la miseria humana llegó a su máximo exponente en la II GM.

"La especie humana no aprendió nada: tras la II GM, más de cien guerras se han producido o siguen activas"

Los juicios después de la guerra no sirvieron para “castigar” a los nazis, porque toda la sociedad alemana que quedaba había sido nazi. Sus jueces, funcionarios, militares, abogados, no fueron capaces de “purgar” los horrores. Tan solo los paseíllos al horror de los campos de concentración, a los que se vieron obligadas algunas poblaciones cercanas a éstos, sirvieron para abrirles los ojos al holocausto que tenían en las puertas de sus propias viviendas.

La especie humana no aprendió nada, tras la II GM: más de cien guerras se han producido o siguen activas. Corea, Indochina, Vietnam, Palestina, Guatemala, Colombia, Nicaragua, El Salvador, Eritrea, Angola, Somalia, Sudán, Rodesia, Indo-Pakistaní, Congo, Camboya, Nigeria, Etiopía, Afganistán, Irán-Irak, Líbano, Sierra Leona, Croacia, Bosnia, Kosovo, Chechenia, Guerra del Golfo, Estado Islámico, genocidios, ocupaciones constantes de territorios ajenos, violaciones de los derechos humanos… y siempre con el ansia de poder y de aniquilar a sus vecinos.

Vivir sin aprender del pasado es como leer y no entender nada.

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Autor: Fernando Cohnen. Título: Un mundo en llamas. Editorial: Crítica. Venta: Todostuslibros y Amazon

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