La historia está viva. Cambia con cada nuevo descubrimiento e interpretación, y por eso nos fascina cada vez que encontramos sorprendentes personajes históricos que, al igual que nosotros, se enfrentaron a sus miedos y situaciones anómalas. Como lo fueron el pirata chino Limahon (conocido también como Lin Feng) y el novohispano Juan Salcedo.
Miguel López de Legazpi acabó de conquistar las islas Filipinas para el rey Felipe II. España estaría muchas décadas allí y, como en muchos otros lugares, promovió la integración racial. De esta manera, indígenas se añadieron al bando español, no sin ciertos episodios de rebelión. Lo curioso es la proliferación de chinos y japoneses que venían a Manila y que ejercían de intermediarios, mercaderes e intérpretes para el archipiélago. Martín de Goiti, gobernador de Manila, años antes del ataque informó en junio de 1570 de la presencia de veinte japoneses y cuarenta chinos [1]. En las afueras de la ciudad, más bien del Fuerte Santiago y lo que después se conoció como extramuros, se llegó a albergar una gran cantidad de estos inmigrantes con los años. De entre ellos estaban los Kirishitan, japoneses cristianos que huían de la persecución nipona y que encontraban en las islas aceptación. Para 1595 se estimaba que arribaban un millar cada año a la ciudad [2]. Miguel de Loarca, soldado que escribió sobre lo ocurrido, dijo sobre ellos: “Porque los chinos y japones no son indios, sino gente tan buena, y mejor, que mucha de la Berbería” [3].
Frente a las islas, al norte, se encontraba una China fragmentada dominada por señores de la guerra bajo el amparo de la centenaria dinastía Ming. En sus costas campaba Limahon, un líder que ejercía la piratería con mano dura y que entre sus filas también tenía a japoneses piratas, como su mano derecha, Sioco. Solamente con la unión de varias facciones chinas se le logró hacer frente y, derrotado, tuvo que huir de la zona. ¿Y dónde fue? Pues a unas cercanas islas donde los reyes locales habían sido derrotados por unos nuevos conquistadores que poca influencia tenían en aquellos mares. Limahon no iba solo: su flota era de 60 navíos, le acompañaban unos 3.000 hombres con sus familias, guarniciones, víveres, animales y todo lo imprescindible para iniciar una nueva vida. Porque eso es lo que buscaban, un nuevo asentamiento desde el que iniciar de nuevo sus actividades piratas. Pronto supo que Manila era el centro neurálgico del imperio español y, según informes dudosos e incompletos, creyó que estaba custodiado por una pequeña guarnición mal armada. Al atacar se encontró una resistencia con la que no contaba: la profesionalidad del ejército español. Unos soldados curtidos, bien armados y entrenados, que ya llevaban incluso varias generaciones conquistando y creando nuevos asentamientos alrededor del mundo. Todo eso contra unos piratas con armas de fuego de pésima calidad, sin armaduras consistentes y con una formación más de pelea callejera que de ejército [4].
Un detalle que me fascina y que muchas veces se pasa por alto es que el mundo no va a la misma velocidad. Las leyes, culturas y cambios se aplican de distinta forma dependiendo el lugar y antecedentes. Por poner un ejemplo, la aparición de la imprenta de Gutenberg fue sobre 1450, pero hasta que el mundo entero fabricara libros con ese sistema pasaron muchas décadas. De ahí la gran diferencia entre europeos y asiáticos, un choque cultural y tecnológico brutal que desequilibraba la balanza hacia el lado del viejo continente. El conocimiento sobre aquellos mares era parcial, y por eso los españoles no esperaban que existiera tal enorme flota pirata en la zona, ya que estaban acostumbrados a enfrentarse a un número pequeño de navíos [5]. Sin embargo, Limahon también subestimó a sus contrincantes, fue derrotado y nunca se supo su verdadero final.
Portugal, al igual que los Países Bajos y otras naciones europeas, llevaba tiempo librando una guerra fría por controlar el mercado del sudeste asiático. Pocos años antes de los sucesos que narramos, Portugal se había asentado con Macao en tierras chinas, Goa en tierras indias y muchos otros puertos diseminados por la zona, por lo que sus relaciones llevaban ventaja sobre el resto de competidores. Por eso el objetivo de la presencia española en Filipinas era lograr un comercio directo con China, pues sería un golpe encima de la mesa que acabaría de asentar al imperio en todo el mundo.
Visto en perspectiva, gracias al ataque Limahon se logró que el imperio chino Ming aceptara una embajada española en tierras chinas [6]. Puede que, influenciados por los portugueses o viendo el rápido crecimiento que tenía el cristianismo en Japón y la zona, decidieron hacer oídos sordos. Otra oportunidad perdida que aprovechó la competencia. Aun así, con el descubrimiento del tornaviaje de Manila a Acapulco, el imperio logró aquello de que no se pusiera nunca el sol en sus dominios.
Juan Salcedo y Limahon quedarán en mi memoria como lo hicieron don Pelayo (Covadonga, Cascaborra) y Escipión (Numancia: Hijos de las cenizas, Panini), personajes de fuerte carácter enfrentados a una situación que les desbordaba. Aunque nunca lleguemos a conocer sus pensamientos profundos, motivaciones o ambiciones que les llevaron a acometer tales gestas, sus vidas han trascendido. La historia es fascinante.
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[1] EUGENIO BOREAO, JOSÉ (2005) La colonia de japoneses en Manila en el marco de las relaciones de Filipinas y Japón en los siglos XVI y XVII. Cuadernos Canela.
[2] Carta de Francisco de las Misas al Rey fechada el 31 de mayo de 1595.
[3] LOARCA, MIGUEL DE (1575) Verdadera relación de la grandeza del Reyno de China con las cosas mas notables de allá hecha por Miguel de Loarca, soldado, uno de los que fueron allá desde las islas de Luçon que ahora llaman Philipinas. Biblioteca Nacional.
[4] “Todas sus armas por la mar y por tierra son bonbas de fuego; tienen mucha pólvora en panes, avnque no granada; su artillería ruin, y comúmente versos y arcabuzes ruines, y así lo que ellos más vsan son picas; entiendo yo temen poco al arcabuz, porque ellos açiertan mal con él y se espantan de que se mate vna gallina o vna paloma con vn arcabuz” LOARCA, MIGUEL DE (1575).
[5] FOLCH, DOLORS (2007) La investigación sobre Asia Pacífico en España. Artículo Piratas y flotas de china según los testimonios castellanos del siglo XVI. Pág. 268 Universidad Pompeu Fabra, Barcelona.
[6] OLLÉ RODRÍGUEZ, MANEL (1998) Estrategias filipinas respecto a China: Alonso Sánchez y Domingo Salazar en la empresa de China (1581-1593) Universidad Pompeu Fabra.
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