El de Wallace Stevens es uno de los nombres más prominentes de la poesía en inglés del siglo XX. Su trabajo, en la línea del modernismo anglosajón auspiciado por T.S. Eliot, configura una de las obras poéticas más ambiciosas de la tradición contemporánea. Hoy en Zenda compartimos su texto El poema que ocupó el lugar de una montaña.
El poema que ocupó el lugar de una montaña, de Wallace Stevens
Allí estaba, palabra tras palabra,
El poema que ocupó el lugar de una montaña.
Él aspiraba de su oxígeno,
Incluso cuando el libro yacía del revés sobre el polvo, en su mesa.
Le trajo a la memoria cómo necesitó
De algún lugar para seguir su rumbo,
Cómo llegó a recomponer los pinos,
A trasladar las rocas, abrir camino entre las nubes,
Para una perspectiva que sería perfecta,
Donde él se consumase en una inexplicable consunción:
La exacta roca en donde sus inexactitudes
Descubriesen, al fin, el panorama hacia el que había tendido,
Donde pudiese yacer y, contemplando el mar,
Reconocer su hogar, único y solitario.
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