Si tienes un presentimiento, guárdatelo en el bolsillo, me susurró una gitana el día antes de que acabara el año. Ante la inminencia de esa fecha aciaga y simbólica, yo andaba asustado. En la divisoria de la Diagonal lado mar y en esa temible linde de expectativas y nefastos balances de los fines de año, mi novia me aseguró que no nos veríamos nunca más. Que no la acompañara a casa, que me quedara en el umbral de la Diagonal y de todos nuestros umbrales: del año que vencía, de nuestra relación de idas y venidas. Pisé entonces con firmeza la calzada para cerciorarme de que estaba allí, en la divisoria de la Diagonal lado mar, y luego observé al semáforo que de inmediato se puso en verde para los peatones. Su silueta se fue difuminando mientras yo me quedé petrificado en ese semáforo que aún hoy, cuando cruzo la avenida, sigo esquivando.
Hace poco, después de tanto, nos reencontramos y enseguida nos pusimos a discutir como si no hubiera un ayer; decididamente el tiempo no había pasado por nosotros. Yo, que odio el conflicto, y ella, que se maneja fatal en la confrontación, descubrimos, nada más conocernos, que nuestra retórica —tal vez nuestra erótica— se asentaba en una infinita disparidad de criterio sobre nosotros dos. Que si tú, que si yo, que si yo más, que si tendrás morro, que anda que tú… Era evidente que su memoria no era la mía y que nuestros recuerdos se habían convertido en unos totales desconocidos. Me enredó en el ovillo de nuestra cronología y me hizo dudar de si, incluso, el Tiempo se había detenido en la Diagonal al lado mar. Escribimos de recuerdos inventados, decía Vila-Matas. El neurocientífico Mariano Sigman explica cómo falseamos la memoria y reconstruimos nuestra narrativa con tramas verosímiles pero inciertas. Somos seres anfibios con memorias anfibias.
“Tienes memoria de pez”, se reía de mí. “Y tú cabeza de chorlito”, le contestaba yo. Luego nos envolvíamos en nuestra retórica, es decir, en nuestra erótica.
A pesar de todo, recuerdo que en muchas ocasiones fuimos felices. Que ella también lo fue, pese a ella misma. Pero a lo mejor me lo invento, por eso a lo mejor lo escribo.
Uno es feliz cuando hace feliz a alguien, me decía José Luis Sampedro.
¿O me lo dijo la gitana?
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Los textos de “Tal vez la niebla” son variaciones de los publicados por David Trías en su cuenta de IG
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/julio 30, 2025/Por eso, ‘Días sin escuela’ debería leerse con calma, con respeto, con el corazón abierto. Es un cómic que, desde la fragilidad, revela una verdad universal: la guerra siempre rompe las mismas cosas, pero a veces hay quien consigue reconstruir su mundo a base de historias de amor y unión.
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/julio 30, 2025/Concebido como una investigación periodística a raíz de la epidemia de cólera de 1884, y en respuesta a un Estado ausente y poco propositivo, este libro es una incursión en las luces y sombras de una ciudad pasional, antigua y compleja. En Zenda reproducimos unas páginas de El vientre de Nápoles (Gallo Nero), de Matilde Serao. *** VIII. Lo pintoresco Estas vacas, en su paseo matinal, se paran delante de cada puerta, donde las criadas todavía están durmiendo, el vaquero grita fuerte: Acalate o panaro! (¡Bajad la cesta!). Si le parece que no le oyen, sacude con fuerza el cencerro…
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Despedazada por Fleur Jaeggy
/julio 30, 2025/La historia de El ángel de la guarda gira en torno a tres personajes: Rachel y Jane, dos niñas huérfanas, y Botvid, su tutor y casi sirviente. ¿La trama? Las conversaciones entre las niñas, la derrota de Botvid como maestro, las vidas que inventan para quienes ven pasar por la ventana, la claustrofobia y un sinfín más de escenas y sucesos que tan solo se intuyen. La mezcla entre novela, relato y teatro convierten esta obra en una experiencia única, algo difícil de asimilar y todavía más de analizar sin las herramientas adecuadas. Nos exige mucho: nos obliga a releer…
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¿Por qué duran tanto las dictaduras?
/julio 30, 2025/Durante un tiempo, sobre todo tras el fin de la guerra fría y el aparente triunfo de la democracia occidental, adquirió consistencia en los análisis politológicos la idea de que poco a poco las dictaduras irían cayendo, al compás de unas exitosas «olas democratizadoras» (concepto de Samuel Huntington) que se irían extendiendo de un confín a otro del globo. La quintaesencia de ese planteamiento, como es de sobra conocido, la formuló el analista norteamericano Francis Fukuyama, con su teoría sobre «el fin de la historia». El sistema democrático vendría a ser en ese contexto el régimen natural o, como mínimo,…
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