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El Raval, símbolo hospitalario

En 2015 la UNESCO declaró a Barcelona Ciudad de la Literatura, y en el vasto campo de la Literatura ha destacado la Ciudad Condal muy especialmente como ciudad de novela, conforme al título que Marisa Sotelo le puso a una compilación de estudios aparecida en 2016 que lo acreditan. El ligamen de la urbe barcelonesa con dicho género literario se fue consolidando desde la creación del premio Nadal en la década de los cuarenta del pasado siglo, y a partir de entonces han sido numerosas las narraciones novelescas que han ido abundando en una evidencia que continúa incrementándose con nuevos relatos. Uno bien reciente es el escrito en lengua catalana y publicado en 2024 por Edicions Bromera con el título de Ravals. Ha sido elaborado por Montserrat Morera Escarré (Barcelona, 1952), quien con esta obra se ha estrenado como novelista.

Adelanto que a mi entender la autora barcelonesa ha puntuado con nota muy alta en esta su primera incursión en la novela, género en el que ha podido demostrar, desde la vertiente lingüística, su dominio apabullante de la lengua catalana, así como su adecuado empleo de sus registros coloquiales, amén de la oportuna inserción de los refranes que salpican su texto. Desde el ángulo propiamente novelesco ha mostrado Montserrat Morera Escarré en Ravals una gama de factores literariamente muy bien plasmados, tanto en lo descriptivo como en lo dialógico, así como en la construcción de escenas de índole sicológica cuyas tensiones dosifica bien, o en el relato de pequeñas historias secundarias que conformarían la intrahistoria del Raval barcelonés.

"El relato en ocasiones se reviste de tonalidades líricas remarcables, tal vez esperables en quien ha introducido en la narración citas de versos de no pocos autores"

Destaca Igualmente la novelista en la exposición de situaciones reveladoras de las dispares complejidades que pueblan los distintos contextos arrabaleros que han sido enfocados en la novela, de ahí el título plural de Ravals. Y añado que el relato en ocasiones se reviste de tonalidades líricas remarcables, tal vez esperables en quien ha introducido en la narración citas de versos de no pocos autores y de diversas literaturas (Quevedo, Verdaguer, Kavafis, Plath, Miguel Hernández y Pere Quart, entre otros de menor renombre).

El nombre del barrio otrora comúnmente conocido como Distrito V, y también como Barrio Chino, denominaciones ambas con connotaciones propicias a la fácil demonización, fue hace años sustituido por el políticamente correcto nombre de Raval, enclave que es el marco donde se ubica el desarrollo básico del relato de Montserrat Morera Escarré. En las páginas escritas bajo su omnisciente modo de narrar se da cuenta, no sin recreaciones de sucesos históricos y testimoniales, de muchos de los cambios de distinto signo que se advierten en esta emblemática zona donde se enclavan plazas (Padró, Sant Agustí, Doctor Fleming, Salvador Seguí, Vázquez Montalbán, entre otras) que son mencionadas pertinentemente en el relato, así como calles que también lo son, así Robadors, la Cera, Egipcíaques, etcétera).

Entre esas transformaciones aludidas que aparecen en la novela están las urbanísticas, las comerciales, las gastronómicas (restaurantes, bares, granjas, kebabs) y máxime las sociológicas en usos y costumbres diversas, y las religiosas que se han producido desde los años de la inmediata postguerra, en los que se cernía la sombra guerra civilista. La novela abarca hasta la actualidad de ese verdadero melting pot de gentes y etnias en que durante lo que llevamos del siglo XXI se ha convertido un abigarrado y efervescente escenario tan multiforme en comportamientos humanos.

"Con esta decisión de la protagonista se cierra, bajo el emblema del Raval, el círculo simbólico de una ciudad hospitalaria y abierta"

En Ravals hay otros marcos urbanos también, así el de la ciudad de Tolosa, a la que acudirá la protagonista de la novela para averiguar quién fue realmente su padre, a quien nunca conoció, y que murió en el exilio tolosano. Pero la segunda ciudad en importancia en Ravals es Londres, donde la trama nos muestra a una Mar Church que ha vivido muchos años casada con un médico británico que se desempeñó como Jefe del Departamento de Genérica del Hospital de Saint Thomas, mientras ella ejercía como profesional en la especialidad de ginecología. Ambos ambientes, el barcelonés y el londinense, con diferencias muy notorias (el clima, la idiosincrasia, el modo habitual de vivir y de socializarse, por ejemplo), pero con el significativo parecido de haber estado sacudidos en los últimos tiempos por el terrorismo islámico, como se explicita en la novela, los enlaza un hilo narrativo donde la protagonista regresa al lugar nativo de la calle Hospital con el propósito de vender el piso que acaba de heredar y del que pretende desprenderse tras rehabilitarlo.

Ocurre en la trama que allí se le aviva la memoria familiar de una niñez y una juventud compartida solo con su madre, y sin haber podido crecer junto a su progenitor, exiliado de España por motivos políticos. Recupera recuerdos de la carrera universitaria, de las acciones reivindicativas de los estudiantes en los sesenta, y de las amistades de ayer reencontradas. Entre ellas figura el convecino Ton, que le inspiró un amor que acabó frustrándose, pues el seminarista se hizo sacerdote y emigró a Medellín. Esta decisión iba a propiciar la reorientación de la vida de Mar en la capital inglesa, al lado de un hombre de idiosincrasia muy diferente a la suya, pero al que se entregó. Retirado él de la profesión, y jubilada ella también, el cónyuge desea que los dos se retiren a vivir a una localidad británica apacible alejada de la capital.

Sin embargo, Mar se irá distanciando de su esposo al revivir su amor con Ton, y máxime al ofrecer su compromiso cívico y humanitario desinteresado en pro de las necesidades asistenciales perentorias de su barrio en momentos tan dramáticos como los sobrevenidos a causa de los atentados terroristas en las Ramblas de agosto de 2017, cuya autoría ideológica reivindicó el autoproclamado Estado Islámico. Con esta decisión de la protagonista se cierra, bajo el emblema del Raval, el círculo simbólico de una ciudad hospitalaria y abierta a la que Miguel de Cervantes se refirió en el capítulo LXXII de la Segunda Parte del Quijote admirándose de que fuese “albergue de los extranjeros, hospital de los pobres…”, como refiere la propia novelista en una cita previa al comienzo de su obra.

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Autor: Montserrat Morera Escarré. Título: Ravals. Editorial: Bromera. Venta: Todostuslibros.

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