Con la llegada de la primavera, los horizontes se tiñen de nuevos matices y sensaciones. En el emblemático muelle Benanzio Nardiz de Bermeo se abre un lienzo visual que cautiva a quienes se aventuran por sus orillas. Es en este escenario donde las olas danzan con gracia y poder, una sinfonía perpetua que inspiró al renombrado artista Néstor Basterretxea a inmortalizar su visión en la escultura Ola(Olatua’, erigida majestuosamente en este puerto. Una obra que, como un poema grabado en piedra, proclama con emotividad: «Bermeo, mi querido pueblo, tú eres la maravillosa imagen de una ola gigante».
Aunque su fama reposa mayormente en su maestría escultórica, Basterretxea no se limitó a un solo ámbito creativo. Su trayectoria abarca un abanico diverso de disciplinas artísticas. Desde sus inicios como pintor hasta incursiones en el séptimo arte con películas como Pelotari y Ama Lur, pasando por exploraciones en fotografía, publicidad, diseño y arquitectura; su versatilidad es innegable. Tal y como afirma el comisario Aguirre: “toda su carrera es un tapiz de idas y venidas entre las distintas disciplinas artísticas, es eso lo que le confiere una singularidad. En cualquier caso, la herramienta principal siempre fue el dibujo, un lápiz o rotulador y una lámina de papel”.
Así como las mareas infunden nueva vida al mar con cada ciclo, el impacto del artista multidisciplinar en la escena cultural vasca durante la segunda mitad del siglo XX fue revitalizador. Aguirre destaca cómo, en el panorama vasco, ningún otro individuo había incursionado en el diseño de muebles modernos, inspirado en las vanguardias europeas de las décadas de 1920 y 1930, como la Bauhaus, De Stijl y otros movimientos.
La exposición ‘Néstor Basterretxea: Diseño y Arquitectura’ brinda una visión minuciosa de los proyectos y creaciones del artista en el ámbito del diseño industrial y la arquitectura. Presenta una colección impresionante de más de ciento cincuenta piezas arquitectónicas, mobiliario y diseño industrial, muchas de las cuales dejaron huella en su tiempo.
«Esta muestra representa un hito», explica Aguirre, «ya que es la primera vez que se realiza una exposición monográfica que explora este aspecto de la obra del artista. Para llevar a cabo esta tarea, se contó con la colaboración de dos expertos en mueble español moderno de mediados del siglo XX: Pedro Feduchi y Pedro Reula. A pesar de las limitaciones en la disponibilidad de ejemplares y documentación, hemos logrado construir una narrativa coherente de esa época. Se espera que esta exposición no solo revele muebles excepcionales, sino también otras historias relacionadas con el diseño español y vasco de la década de 1960″.
El ingreso de Néstor en el ámbito del diseño industrial se atribuye a Juan Huarte, un empresario de la construcción navarra. Huarte encargó a Jorge Oteiza y a Basterretxea la decoración de su residencia en el edificio corporativo de sus compañías en Madrid. Fue en esta circunstancia donde surgió el Diván H, una de las piezas distinguidas en la exposición del museo, junto con otras creaciones que indagan en la experimentación plástica, como un aparador y un cabecero de cama, todas condicionadas por su profunda atracción por la geometría.
Mientras residían en Madrid, Basterretxea y Oteiza comenzaron a acariciar la idea de retornar al País Vasco. En 1960, adquirieron un terreno en Irún, a orillas del Bidasoa, y se asociaron con Luis Vallet para erigir una casa-taller conjunta. Durante once años, compartieron ese espacio creativo.
Posteriormente, en colaboración con otros dos socios, dieron vida a Espiral, una tienda de muebles en el corazón de Donostia. Durante esta etapa, se aventuraron en el arte de trabajar la madera y abrazaron formas orgánicas, desviándose del enfoque más convencional e industrial. «Néstor encontraba inspiración en revistas de arte y arquitectura, sin adherirse a un diseñador específico», señala Aguirre. «En los muebles y sets de fotografías de Espiral se aprecia una influencia japonesa, aunque también poseen elementos nórdicos y, hacia finales de los años 60, toques italianos más pop».
El último episodio de la incursión de Basterretxea en el mundo del mobiliario fue la fundación de la empresa Biok, especializada en muebles modernos. «En la obra del artista vizcaíno es frecuente encontrar referencias al paisaje y al mar», manifiesta Aguirre. «Por ejemplo, uno de los modelos de sillas se denomina Bermeo, evocando la forma de un navío, y el Diván Ondarroa encuentra su inspiración en las traineras».
Aunque consciente del vertiginoso ritmo de la vida, Néstor Basterretxea demostró una habilidad innata para sobresalir en cada una de las disciplinas que abordó. Si bien su legado perdura, revivir su esencia es una tarea que recae en el recuerdo. En su centenario, celebramos su renacimiento artístico mediante el homenaje a su memoria y la perpetuación de su legado infinito.
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