Retornar a veces no obliga a irse
“Desocupado lector, ¿qué hacías ese día, dónde estabas y con quién? No hace falta que saques tu agenda diligentemente guardada en un cajón. Hay cosas que no se olvidan”, escribe Pierre Assouline al inicio de su libro Regreso a Sefarad. El escritor y periodista, Premio de la Lengua Francesa y galardonado por la novela Lutetia con Le Prix des Maisons de la Presse, ofrece un relato personal de un viaje identitario. Miembro de la Academia Goncourt desde el año 2012, autor de la emblemática editorial Gallimard, donde ha publicado ensayo y novela, es también reconocido por sus numerosas biografías, como la dedicada a Cartier-Bresson, de quien ha realizado un interesante documental, la de Hergé y la de Simenon. En sus temas hay una cuestión presente, latente, provocadora, que interroga a conciencia al lector, como en Retorno a Sefarad, traducido meticulosamente y manteniendo toda su ironía al español por la editora y escritora Phil Camino. Provoca a la vez que indaga en la historia, reflexionando sobre lo propio, mostrando cómo en su espejo Sefarad devuelve una imagen de España, de una España marrana, de una España múltiple, que a la vez que acoge mantiene ciertos prejuicios en tensión permanente con el pasado.
El día señalado, inicio de su retorno, como si tratara de un acontecimiento único de conmoción mundial, la llegada del hombre a la luna, por recordar algo positivo, el autor de Retorno a Sefarad pregunta y recuerda el momento exacto que da comienzo su retorno, un retorno que inicia siglos antes, con la conciencia y la imaginación de una pertenencia anciana.
El 30 de noviembre de 2015 el Rey Felipe VI pronunció la frase que despierta el sefardí más íntimo de Pierre Assouline: ¡Cuánto os hemos echado de menos! Un sefardí creativo, con un gran sentido de humor que emprende un viaje que le llevará a recorrer España, Sefarad, con la intención de obtener la nacionalidad española de acuerdo con la Ley que la otorga a los descendientes de los judíos expulsados de España.
Conocí al autor en uno de sus primeros viajes para la escritura del libro, le acompañé a algunas de las conversaciones y fui testigo de su verdadero interés en saber y conocer. Se interesaba en los detalles, en visitar el pueblo burgalés de Castrillo Mota de Judíos, que cambió su nombre (antes era Castrillo Matajudíos), donde quiso hablar con el policía del pueblo y con el alcalde. Y se interesó en conocer a los protagonistas de la ley que otorga la nacionalidad española a los sefardíes, porque ese es el inicio del relato: la ley que concede a los sefardíes que lo soliciten la nacionalidad española. El periodo de tiempo es limitado. Concluía el 1 de octubre de 2019. Para obtenerla había que seguir unos trámites exigentes: certificados, examen de español, demostrar un vínculo con España… Pierre Assouline cumplió todos ellos, incluso estudió español en el Instituto Cervantes de París y ahora lo habla a la perfección. Recuerdo que cuando le acompañé, en la sobria sala de espera del notario, sentí la emoción de participar en un acontecimiento singular. Porque Pierre quiso ser español por un motivo emocional, simbólico. También por la misma causa, y aunque no ha realizado los trámites, lo ha solicitado Edgar Morin.
Lo importante de su memoria, de su recorrido, no sé si él querría llamarlo autoficción, memorias, es que es un viaje actual, sincero, emotivo, en ocasiones divertido, que nos recuerda la historia centenaria y su reflejo en la actualidad de manera vibrante y a veces chocante. Y nos deja la duda de qué hará el autor siendo español, qué hará con su pasaporte cuando lo obtenga tras tanto tiempo de espera, de inquieto letargo y enfado. Sea como sea, el libro fija su experiencia, una vivencia que cuenta algo transversal de nuestro tiempo. Con este libro, además, damos la bienvenida a este gran escritor, ahora español.
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Autor: Pierre Assouline. Título: Regreso a Sefarad. Editorial: Navona. Venta: Amazon, Fnac y Casa del Libro
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