Uno de los grandes escenarios de la novela bélica norteamericana es Vietnam. Un lugar que ha marcado la historia de su país y del que se han adueñado en la ficción para reflejar distintos tipos de drama en los que pocas veces es un vietnamita quien toma la palabra. En El simpatizante, Nguyen, vietnamita que ha crecido en Estados Unidos, busca a un protagonista/narrador que se le asemeja en este punto ya que se trata de un vietnamita americanizado que tiene divididas sus lealtades de corazón y mente entre ambos países. Un hombre de madre vietnamita y padre francés cuya educación se produce en Estados Unidos, país del que critica su tendencia a lo grandioso dejando clara una división constante que ya marca en la primera página: “… capaz de ver cualquier problema desde ambos lados”. Un talento que, avisa al lector, es peligroso. Con este comienzo, que contiene una clara referencia a El hombre invisible, se inicia el relato de un hombre sin rostro ni identidad que va tomando forma de confesión a “el comandante”, en un mundo en el que carecer de nombre puede significar dos cosas: o que es peligroso lo que haces, o que realmente no importa quién esté cubriendo tu puesto. Si tú faltas, otro lo hará. El el caso de nuestro protagonista, su trabajo consiste en ser el ayudante de campo militar de un general que es también jefe de la Policía Nacional de Vietnam del Sur y, por lo tanto, la policía secreta. Solo que su dicotomía constante, su talento perfecto para estar a ambos lados, lo convierten también en un agente encubierto que vigila a dicha policía. Y entramos en Saigón en el 75, entre cohetes y con la población huyendo y el Capitán, nuestro narrador, participa en la huida de el General, su familia y un peligroso amigo llamado Bon en una memorable escena de cohetes que silban, cuerpos carbonizados y disparos letales. Y todo esto en apenas un puñado de páginas.
Nguyen regresa entonces a su conflicto para situarse en Estados Unidos donde llegan inmigrantes que comienzan su andadura en un país nuevo mientras guardan los resquicios de su cultura entre barrios, rencores y, como suele ser habitual en estos casos, conflictos generacionales. Y el Capitán, que mantiene su nombre “en clave” pertenece a este grupo, logra un trabajo, avanza pudiera decirse. Salvo que lejos de hacerlo vive en un mundo habitado por las sospechas, él mismo es espía, mientras Bon hace todo lo necesario para protegerlos en la misma medida que venga la muerte de su familia. Y todo ello con un tono que de alguna manera tiene ecos irónicos, como también es irónico que el narrador sea contratado para buscar extras en una película que, si alguien me preguntara, yo día que es Apocalipsy Now. Este punto que puede parecer anecdótico y trivial se convierte en un eje importante en la novela en la medida en la que trata justamente el tema con el que abría esta reseña y es que el protagonista, en ese espacio en el que narrador y autor confluyen, se ve claramente disgustado con la representación de Vietnam y la guerra que se realiza en el cine. Y donde el Capitán falla, Nguyen demuestra su éxito al alzarse con el Pulitzer por esta novela deslumbrante que, además, tiene una base literaria que me resultó sorprendente, a ratos incluso excesiva, pero que es usada para darle más peso si cabe a la parte final de una historia que se oscurece hasta llegar a la locura y, por supuesto, a la extensa confesión que conforma esta novela. Una novela que hace equilibrios entre lealtades, que se levanta y cae las veces que sean necesarias y que ofrece, y esto es algo notable, una perspectiva diferente de una historia relatada mil veces. Y todo eso en una primera obra.
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Autor: Viet Thanh Nguyen. Traductor: Javier Calvo. Título: El simpatizante. Editorial: Seix Barral. Venta: Todos tus libros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.
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