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El último verano: La emoción serena

El último verano: La emoción serena

Entre los álbumes que se editaron en España en 2021 merece una atención especial El último verano (Verano, a secas, en otras ediciones europeas) de la ilustradora surcoreana Jihyun Kim. Se trata de un libro mudo compuesto por 23 ilustraciones a doble página, en tinta y lápiz, prácticamente monocromo, con una cuidada gradación de grises, azules acuáticos y luz brillante.

La historia que contiene es sencilla: un muchacho viaja con sus padres a casa de sus abuelos. El muchacho vive en la ciudad, y los abuelos en una casa en el bosque, junto a un lago. Nada ocurre en este libro, más allá del relato del viaje de la urbe a la naturaleza (encarnado en sus guardas) y la pequeña excursión del protagonista, acompañado de su perro pastor, culminado con una zambullida en el lago. Al llegar la noche, la familia cena en el hogar y, tras ésta, el muchacho y el perro contemplan la inmensa cúpula estrellada del cielo de verano.

En un texto que cierra el álbum, su autora confiesa el propósito inicial de la obra: rememorar una experiencia biográfica y, a través de ella, compartir una “serena emoción”. Tal emoción es la de una “profunda e inolvidable conexión con la naturaleza”.

"En esta estética del traspaso la luz es fundamental, pues supone una puerta. La luz de la casa en la noche del bosque es el fuego del amor familiar, la luz de las estrellas es el impulso hacia fuera"

Si atendemos a cómo se muestra esa conexión, comprenderemos el porqué de la emoción serena. Los sucesivos dibujos que componen este álbum se encadenan siguiendo lo que podríamos llamar “un principio de traspaso”. La mirada, el cuerpo, traspasan la película del cristal de una ventana, el follaje de helechos, la superficie del agua estancada. A cada mirada se sucede un encuentro (con los antiguos retratos familiares de la casa, con la mirada de un pez del lecho del lago, con el túnel de luz solar que guía de la profundidad hasta el astro que reina en el cielo, con los puntos infinitos de las estrellas…). Este traspaso es horizontal y vertical, lo que permite una dimensión aventurera y trascendente. La aventura es doméstica (los contornos familiares) pero se abre al misterio del bosque. La trascendencia es orgánica, se percibe de un modo sensorial, vinculado a la energía juvenil (y está remarcada por la vitalidad de un passeur profesional, el perro de frontera). En esta estética del traspaso la luz es fundamental, pues supone una puerta. La luz de la casa en la noche del bosque es el fuego del amor familiar, la luz de las estrellas es el impulso hacia fuera.

Mientras que las ediciones surcoreana y española se han decantado por el cielo estrellado para la cubierta, la alemana, la italiana y la holandesa optaron por el plano contrapicado donde el muchacho asciende desde el fondo del lago hasta la superficie, siguiendo un túnel luminoso. Ambos son los ejes ascensionales (la mirada, el cuerpo traspasador) de este álbum. Y el modo cotidiano en que se muestran, condensado en la experiencia íntegra de un niño inmerso en el agua familiar/natural, es lo que garantiza la “emoción serena”, el ejercicio de observación y exaltación íntima del que se hablaba en el colofón del libro. En uno de los dibujos vemos sólo medio cuerpo: las piernas del protagonista. El resto está traspasando el agua de tinta.

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Autora: Kim Jihyun. Traductora: Teresa Farran i Vert. Título: El último verano. Editorial: Juventud. Venta: Todos tus libros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.

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