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El umbral del odio

El umbral del odio

“Odio. Eso es lo que más he sentido a lo largo de mi vida. Un odio acerbo, ingente, despiadado”.

Aspirando el aroma de un sentimiento tan oscuro como universal, tan latente como intrínseco a la humanidad. Así arranca la nueva novela de Eva Zamora, Venganza a fuego lento (Imágica), y el esperado regreso del personaje más carismático de su carrera literaria: la inspectora de homicidios Dolores Velázquez, Lola para los amigos, para esos lectores que la conocieron en La venganza no prescribe y que tanto echaban de menos.

Son unas cuantas las obras publicadas por la autora desde el nacimiento de la mujer que encarna a su protagonista estrella hasta la actualidad. No me atrevo a aseverar si son muchas o pocas, aunque, en mi opinión, han sido las necesarias, las precisas para que ambas hayan avanzado en paralelo hacia la madurez personal y profesional. Esta circunstancia no resulta imprescindible en las sagas que devoramos los amantes del género policiaco o de suspense, pero es de agradecer. La profundidad de su trama va más allá de “el caso” que nos mantendrá en vilo durante las trescientas cincuenta páginas.

"En este tipo de historias, la diferencia entre abrir el apetito del lector y el spoiler pende de unas cuantas palabras dichas a destiempo"

Venganza a fuego lento, horneada a tres voces, la del psicópata, la de un narrador omnisciente y la de la inspectora, alternando dos líneas temporales, el inicio de los asesinatos y la cuenta atrás que desencadena el “justiciero” antes de finalizar su particular vendetta, comienza con una llamada: la del comisario Torres a su discípula y amiga. Horas después de la fiesta de jubilación con la que le han sorprendido sus compañeros, Isidro amanece en la cama con una mujer “cosida a puñaladas”. Adelantándose a la que se le viene encima (lo vocacional jamás abandona al profesional de corazón), pide ayuda a Lola para demostrar su inocencia. El asunto pinta feo para él, sin duda. Y hasta aquí puedo leer acerca del argumento. En este tipo de historias, la diferencia entre abrir el apetito del lector y el spoiler pende de unas cuantas palabras dichas a destiempo. No entra en mis planes estropearle al lector la adrenalina que experimentará sin moverse de casa.

Lo que sí considero de extrema importancia es destacar la habilidad de la autora en los complicadísimos lares de este género literario. Una servidora, amante de la tensión, de los relatos en los que nada es lo que parece y en los que espera esa vuelta de tuerca final que la deje patidifusa, últimamente se había alejado de estas narrativas tras embarcarse demasiadas veces en el descorazonador “más de lo mismo”. Malos malísimos a los que persiguen buenos buenísimos; giros que te dejan la cabeza lista para un atracón de paracetamol; finales increíbles, pero no en plan mandíbula desencajada por lo inesperado, sino en sentido literal… (para alcanzar lo inverosímil las trampas de algunos autores rozan lo inaceptable). Hasta que caí en la tentación de leer a Eva, de vez en cuando vuelvo a morder el anzuelo del misterio, lo confieso, y gracias a ella he descubierto que no todo está inventado. Porque todavía quedan escritores, en este caso escritora, que deciden ir un poquito más allá y no se limitan a crear un argumento atractivo, consistente, que enganche, sino que ahondan en la psique humana para mostrarnos que ni los malos son malísimos ni los buenos son buenísimos, que en los giros es mejor evitarles migrañas a los consumidores, y que todavía quedan finales sorprendentes a la par que plausibles por inventar.

"El umbral del odio que empuja a un individuo a segar la vida de otro varía, pero todos somos susceptibles de desviarnos del camino si la vida nos lo tuerce"

Sospecho que el secreto de Eva reside en que estamos ante una autora con alma de psicóloga (menuda joya se han perdido los divanes). Una autora que se documenta, lee, escucha, observa y medita sobre cuanto la rodea. Que conoce de sobra las enfermedades emocionales que aquejan al mundo y sabe que el mejor antídoto para hacerles frente es la empatía. Y de esas herramientas se sirve para la creación de unos personajes reales, complejos y tremendamente contradictorios en sus decisiones vitales. Por ello, en Venganza a fuego lento encontraremos policías persiguiendo a policías y a la justicia saldándose con injusticias, mal que nos pese; autoridades que se saltan los preceptos que un día juraron defender, verdugos convertidos en víctimas y víctimas en verdugos. Las leyes en una sociedad al margen de la ley o lo ingenuos que somos al aspirar a la utopía de la ecuanimidad. El umbral del odio que empuja a un individuo a segar la vida de otro varía, pero todos somos susceptibles de desviarnos del camino si la vida nos lo tuerce. Como bien dice William Shakespeare en la cita que aparece al comienzo de la tercera parte de la novela, “sabemos lo que somos, pero aún no sabemos lo que podemos llegar a ser”. Según en qué casos ojalá no tengamos que descubrirlo nunca y, de llegar a hacerlo, que sea al final, por aquello de saborear lo impredecible…

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Autor: Eva Zamora. Título: Venganza a fuego lento. Editorial: Imágica. Venta: Todostuslibros

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