La escritora española Elísabet Benavent, cuyo libro inspiró la serie de Netflix Valeria, lamenta los “prejuicios” que existen en la literatura hacia la comedia romántica, género a menudo considerado de segunda cuando “la lectura es una cosa universal” y no debería “tener géneros”.
Hasta Bogotá la trae la historia de Cata y Mikel en El arte de engañar al karma, su última novela, donde una aspirante a actriz frustrada y un consagrado artista protagonizan una historia de amor-odio que los lleva a “convertirse en el único apoyo del otro”. Unos cuadros encontrados en el desván de su tía abuela fallecida llevan a Cata, tras una serie de coincidencias, a hacerse pasar por artista para acabar consagrándose como la nueva artista emergente en España, con grandes éxitos a ojos de todos menos de Mikel, que desde el principio descubre la treta.
“Estamos bastante acostumbradas todas las autoras de romántica a que nos miren por encima del hombro”, pero al final “el público es soberano y es quien elige, nadie es quien para decir lo que está bien o mal leer”, afirma la autora, que considera estos “prejuicios” hacia la novela romántica “un grillete en el tobillo”. A ella le importa más la opinión de sus lectoras que “la de compañeros de profesión” que creen que no está “a la altura de las circunstancias“, zanja, insistiendo en que ella se siente “muy cómoda” en el género de la comedia romántica. “Se parece mucho a cómo me enfrento yo a mi propia vida (…) y me divierto mucho”, asegura Benavent, quien se confiesa “una gran lectora de novela negra pero una pésima lectora de novela romántica” por el miedo a “contagiarse del tono de otra autora o influenciada por lo que hacen los demás”. Eso la lleva a, por el momento, seguir el camino del género que la ha encumbrado, en sus palabras, aunque no descarta empezar a explorar otros géneros, “salir un poco de las restricciones de la comedia romántica”.
En sus novelas, las mujeres son las protagonistas indiscutibles y cargan con el peso de sus historias de la forma “más verosímil y realista posible”, pues Benavent busca que “se parezcan en algo a todas esas mujeres” que tiene alrededor y que la inspiran. Y a pesar de que su entorno y sus propias vivencias la inspiran, se apresura a aclarar que su vida no es “tan apasionante” como la de sus personajes. “En el género romántico la gente se empeña en pensar que es vivencia personal, pero el trabajo del escritor es ser empático y poder imaginarse en cualquier situación”, agrega.
Con más de una veintena de obras publicadas, Benavent siente “cada vez más vértigo” porque cada vez que va cumpliendo sueños “la mochila va pesando un poco más”. Por eso es “muy consciente de que estamos en un mundo muy volátil en el que lo que funciona hoy mañana no funciona”. Y a pesar de los éxitos vive “con los pies en el suelo”, consciente de que escribir es su trabajo, pero “no quien soy”.
Con el éxito a las espaldas y mirando al futuro, la autora todavía asegura que le quedan “muchos” sueños por cumplir: “que los libros lleguen a muchos más países (…), a todos los países de Latinoamérica”, por ejemplo, o “aprender a escribir guión”. Este propósito nace después del éxito que ha tenido la adaptación de su primera novela, En los zapatos de Valeria, con ya dos temporadas en Netflix y una tercera en camino. Además, la bilogía Fuimos canciones y Seremos recuerdos ya es una película y está en marcha la adaptación de Un cuento perfecto.
Benavent sigue disfrutando las mieles del éxito, pero con el “miedo más grande al que se enfrenta un autor: “que algún día dejen de llegar ideas o empezar a repetirte, (..) empezar a hacer lo mismo con distintos nombres. Tengo mucho miedo a levantarme un día sin tener nada que contar”, admite, pero mientras ese día no llegue, sus lectores pueden seguir esperando grandes historias de amor.
-
Siempre fuimos híbridos
/abril 18, 2025/Lo ejerce a dos escalas: primero, hace zoom para ir a lo micro (por ejemplo, cómo nuestros cuerpos se ven afectados por la invención del coche, el avión o, por qué no, por el síndrome del túnel carpiano); después, se aleja para atender a lo macro (pongamos por caso, cómo el aumento exponencial de los dos medios de transporte mencionados tiene una importancia capital a nivel sistémico —ecológico, geográfico, estándares de velocidad, etc.—). «Hacer cosas sin palabras» significa remarcar la agencialidad silente, es decir, la agencialidad no-humana, lo que conduce a repensar la filosofía de la técnica heredada, donde esa…
-
Odisea, de Homero
/abril 18, 2025/Llega a las librerías una nueva traducción (en edición bilingüe) del gran poema épico fundamental en la literatura griega. Esta edición bilingüe corre a cargo del doctor en Filología Clásica F. Javier Pérez, quien la ha realizado a partir de las dos ediciones filológicas de H. van Thiel y M. L. West. En Zenda ofrecemos los primeros versos de la Odisea (Abada), de Homero. *** Háblame, Musa, del sagacísimo hombre que muchísimo tiempo anduvo errante después de arrasar la fortaleza sagrada de Troya; y conoció las ciudades y el pensar de muchos hombres. Él, que en el ponto dolores sin…
-
La mansión Masriera, refugio de artistas reales y alocados editores ficticios
/abril 18, 2025/Tras La librería del señor Livingstone, Mónica Gutiérrez sigue explorando los entresijos del mundillo editorial. Esta vez lo hace reivindicando un edificio emblemático —y abandonado— de Barcelona: la mansión Masriera. Ahí ubica la editorial de un curioso —y alocado— señor Bennet. En este making of Mónica Gutiérrez cuenta el origen de La editorial del señor Bennet (Ediciones B). *** En 1882, el Taller Masriera fue una de las primeras edificaciones de l’Eixample barcelonés y, probablemente, la más extraña: un templo neoclásico y anfipróstilo, de friso a dos aguas y columnas corintias, inspirado en la Maison Carrée de Nimes, en el…
-
Zenda recomienda: Días sin escuela, de Elena Uriel y Sento
/abril 18, 2025/La propia editorial apunta, acerca del libro: “En la primavera de 1992, los protagonistas de Días sin escuela, un niño de seis años, que será acogido por Elena Uriel y Sento, y una niña de cuatro, sueñan con que, al acabar el verano, empezarán a ir a clase con sus amigos, pero de repente se desata a su alrededor una guerra que, durante tres años, los arrastrará al infierno. Todas las guerras parecen siempre la misma guerra, esa en la que los cuatro Jinetes del Apocalipsis, siempre movidos por oscuros intereses, siembran indiscriminadamente muerte, hambre y dolor, arrasando todo a su…
¿Leer no tiene género? ¡Huy, lo que ha dichoooo! ¡Machista, ‘facista’, ultrasónica, prorrusa!