Hoy venimos con algo… ¿ligero? Ya veremos.
Una de superhéroes. Y a mí, con esta temática ya me tiene entregado. Hoy la cosa no va de literatura ni de crítica. Hoy la cosa va de emociones. De muchos años de disfrute, de aprendizaje, de desarrollar una pasión por un tipo de producto, lectura…. Llamadlo como queráis. La cosa va de hablar de las cosas que han ido afectando al niño que un día éramos para conformar al adulto que somos hoy.
Adoro este libro (y el de Batman, y el de Harry Potter…). Se ha convertido en una especie de manual de consulta. No he leído ni la cuarta parte de cómics que el autor, pero puedo decir, creo, que soy un lector asiduo de los cómics de superhéroes. No soy ningún experto, sólo un lector constante unas veces, menos constante otras.
Con el paso de los años esa constancia me hizo darme cuenta de la guerra que se está librando ahí fuera. No me refiero a la de End Game ni a la de Civil War, sino a otra mucho más desagradable: la que se ha venido librando en redes sociales y medios acerca del fandom. Luego volveremos al tema de la guerra, ahora quiero seguir con el libro.
Marvel, ¡qué hermosa eres! es un librito a caballo entre la divulgación cultural, el ensayo y la carta de amor. Todo muy serio, pero nada serio. Una especie de guía de viaje a través de las películas que nos han dado 3000 minutos de diversión. El autor nos propone un repaso cronológico al Universo Marvel que va desde los orígenes de Marvel como editorial, contando cómo Stan Lee se unió al proyecto y los diferentes problemas a los que se enfrentaron, hasta cómo los comics de superhéroes empezaron a tener éxito entre los jóvenes.
El núcleo central del libro es el repaso al UCM, que va desde el lanzamiento de Iron Man en 2008 para terminar con Spiderman: Homecoming en 2019. La descripción que hace Arturo de cada película es esencial para comprender la manera en que se ha ido formando progresivamente ese universo que nos ha envuelto a todos. Una ficha para cada película compuesta por un resumen del argumento junto a datos y curiosidades relacionados con el rodaje, los actores y la trama. Cositas interesantes como la explicación de por qué es un personaje en horas bajas como Iron Man el que tuvo que ser la opción para empezar el UCM.
Volviendo al tema de la guerra, y por cerrarlo de manera rápida, sólo diré que no le encuentro sentido. Es el leitmotiv del libro e intuyo que una de las motivaciones de su escritura. El propio autor hablaba de ello más o menos de esta forma:
“Seguiré, por supuesto, viendo esas películas sin esperar que sean exactamente lo que yo quiero que sean. Saliendo del cine encantado a veces y menos otras, hasta triste las veces que no me ha gustado, esperando que la siguiente lo solucione. Como he hecho siempre, como hago cuando un cómic no me gusta, abrir otro esperando que ese me fascine. Sin guerras, sin banderas. Sin pretender que a la gente le guste lo que a mí. Amando el cine como amo la gastronomía, aunque no me guste el brócoli y me dé igual el rape. Limitándome a no pedirlo en la carta de un restaurante y sin que me afecte que a los demás les encante y lo coman encantados”.
Y en el caso particular de “Marvel o DC”, pues sólo decir que mi constancia lectora me ha servido para darme cuenta de que ambas editoriales comparten guionistas y autores de manera habitual, y no voy a ser tan simple como para que sólo me guste uno cuando se sienta en determinada silla a escribir o a dibujar. En definitiva, la cosa va de disfrutar.
Este libro es la oportunidad perfecta de profundizar en un Universo infinito, de conocer nuevos detalles y anécdotas que os harán amar, aún más, todo lo relacionado con vuestros personajes favoritos. Un libro absolutamente libre de pretensiones que, a la vez que huye de querer ser una suerte de “guía definitiva”, te mostrará un montón de cosas que te harán volver a disfrutar como la primera vez todas las películas que construyen este universo.
Arturo González-Campos es uno de mis comunicadores de cabecera. Siempre encuentra las palabras exactas para decir lo que ronda mi cabeza. Para decir lo que yo querría decir. Al principio le pedía permiso para usar sus frases en algunos textos. Hoy, debido al paso de los años y la confianza que nos une, se las plagio sin pudor. Las hago mías con la confianza de un amigo con quien se comparten unas croquetas y la envidia sana de quien empieza en esto mirando a sus referentes.
El referente para mí apareció hace muchos años. Películas, cómics, videojuegos, el mundo friki… pero sobre todo una manera de pensar. Una forma de ver las cosas. Un modo de mirar el cine, de respetar el cómic, de amar la cultura que para mí era como el agua que brota del manantial. Os dejo aquí una pequeña reflexión:
“No me gustan las pertenencias a colores, territorios o ideas. Generan inmediatamente el odio hacia el que no pertenece a ellas, cierran el mundo, lo acotan, lo tiñen de dos únicos colores: los míos y los otros.”
No hay que explicar que esto es aplicable no sólo a los cómics…
Decía Stan Lee que solía avergonzarse de que mientras él estaba escribiendo cómics, sus amigos estaban construyendo puentes o ejerciendo la medicina. Pero entonces se dio cuenta de que el entretenimiento era una de las cosas más importantes de la vida. “Sin eso nos hundiríamos”. Si haces algo para entretener a la gente, estás haciendo algo bueno.
Marvel, ¡qué hermosa eres! no es más que una carta de amor. Una carta de amor al cine, a los cómics, a la cultura popular, al entretenimiento del que hablaba Stan Lee. Porque los cómics, o en este caso las películas de superhéroes, sólo son eso: paquetes de diversión y cultura que a veces consiguen su objetivo y otras no, reflejos de una cultura popular que usan la fantasía y la ciencia ficción para tratar todo tipo de temas en grado de mayor o menor profundidad. Este libro no es un libro cuya finalidad sea contarnos esto o aquello, sino decirnos que nos queda un mundo por descubrir y que las horas de disfrute que tenemos por delante son casi inabarcables.
Así que me vais a perdonar que os deje colgados en este punto. Aquí acaban estas frases. Hay un cómic del Hombre de Acero que hace rato me está reclamando de manera insistente.
Por favor, no hagáis ruido.
Ah, por cierto. El libro lo ilustran Carlos Pacheco y José Fonollosa. No creo que os los descubra pero, si es el caso, estas líneas ya habrán servido para algo. Buscadlos y deleitaos.
Sed buenos.
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