Encuentra las estrellas

Pues bien, Noche. Sueño. Muerte. Las estrellas (Alfaguara) es tan exuberante como una selva. Es una novela frondosa, inmersiva (casi 800 páginas). Una novela para dedicarle muchas noches y mucha fuerza. Una novela de novelas; una novela que contiene mundos enteros:

1.- La vida y muerte de John Earle McClaren, “Whitey”. Exalcalde de una pequeña ciudad al norte de Nueva York que para el coche en el arcén de la carretera cuando ve a una pareja de policías maltratando a un hombre de piel oscura. Whitey tiene 67 años, dinero, buena reputación y cinco hijos adultos (todos puntos positivos); el agredido es de origen indio (punto negativo), y es detenido porque los policías lo confunden con negro (más puntos negativos). El exalcalde interviene por obligación moral, pero los policías no saben quién es (ni les importa) y en un paroxismo de violencia lo golpean causándole un derrame cerebral. Muere en el hospital días después.

2.- La vida y el amor de su viuda, Jessalyn. Aquí la historia toma vuelos altísimos, se eleva por encima de los árboles de esa selva, porque en realidad la viuda es el personaje central. Para Jessalyn, la hermosa y amantísima esposa de 40 años de matrimonio, la pérdida de Whitey marca el final de su existencia… excepto que no es el final porque ella está viva. Y deseando amar (aunque no lo sabe).

3.- La vida y miserias del hijo mayor, el heredero, el atractivo y exitoso y también violento (aunque se contiene) y misógino Thom, obsesionado con llevar a juicio a los policías o abatirlos él mismo a golpes.

4.- La histeria de la segunda hija, la exreina del baile de graduación y exbelleza Beverly, y (rica) ama de casa con marido infiel, erigida en guardiana de una explosiva caja de prejuicios de clase alta blanca made in USA (contra los no blancos, los homosexuales, las lesbianas, los artistas, etc., etc.).

5.- La caída en desgracias de la tercera hija (y ya sabemos que los del medio siempre tienen que pelear el doble por todo, ¿no?), Lorene, que dirige un instituto como un capitán una tropa de marines y que odia a los mismos alumnos a los que da clase.

6.- La crisis de la cuarta y callada hija, Sophia, científica con carrera prometedora (sea lo que sea que signifique) que mata decenas de animalillos de laboratorio para estudiarlos y convertirlos en datos, y de pronto lo abandona todo y se lo cuestiona todo.

7.- El hijo menor, Virgil (sin carrera, ni prometedora ni de ningún otro tipo), la oveja negra, un vagabundo artístico, generoso, complejo, melancólico, despreciado por su familia, excepto por su madre y su hermana Sophia, y con una extraña relación con su padre muerto.

8.- El espíritu del gran Whitey, que se entromete en las conversaciones, pensamientos y vidas de su familia.

Con todas esas novelas, Carol Oates relata el desmembramiento de una familia que es, a su vez, la metáfora del desmembramiento de una sociedad construida sobre las relaciones profundamente racistas entre blancos – no blancos. ¿Se puede ser más ambiciosa?

Noche. Sueño. Muerte. Las estrellas es un verso de Walt Whitman, de su poema «A Clear Midnight». Un verso que habla de liberar el alma para que vuelva al Universo. Un verso convertido en un título magnífico, bellísimo, y pleno de significado: el alma de Whitey (cuyo nombre suena un poco a Walt Whitman), que une y persigue a su familia, se acaba liberando al final de la novela.

Hay redención, pero no total.

Quien en verdad se siente redimido es la lectora, el lector. Entras siendo una y sales transformada en otra. El lenguaje juguetón, rítmico, las idas y venidas de Carol Oates; el sufrimiento, la negrura; el éxtasis, la luz. Atraviesas esa selva frondosa de sentimientos y sobrevives con una sensación de euforia.

Adelante, avanza por la noche, el sueño, la muerte, y encuentra las estrellas.

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Autora: Joyce Carol Oates. Traductora: Núria Molines Galarza. Título: Noche. Sueño. Muerte. Las estrellas. Editorial: Alfaguara. Venta: Todos tus libros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.