El 13 de marzo de 2013 tuve la suerte de conocer y conversar con Franco Battiato. Vino a Madrid a presentar en la Cineteca de Matadero un film suyo, Musikanten, en la que mi buen amigo A. Jodorowsky interpretaba al mismísimo Beethoven. Alejandro me había contado en París cómo Battiato lo había contratado para dos películas suyas, pues sentía admiración por Jodorowsky. La misma admiración que yo sentía por ese artista total, músico, pintor, escritor y cineasta que respondía al nombre de Franco Battiato.
Casualmente, hace pocos meses le escribí, a través de Grazia Battiato, pero ya no contestaba. Supuse que su misteriosa enfermedad, que lo mantenía retirado y casi oculto en un pueblecito de Catania (Sicilia), llamado Milo, había empeorado mucho. Allí, en las estribaciones del volcán Etna, nos dejó en cuerpo. Su alma sigue siendo la sombra de la luz.
Descansa en paz #FrancoBattiato
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