Hemos tenido la gran suerte de poder entrevistar nada más y nada menos que al mismísimo “presidente” del Soto Alto Fútbol Club: Roberto Santiago. A él se le ocurrió la original idea de crear una saga literaria para jóvenes cuyo eje argumental eran el fútbol y los misterios. Así nace Los Futbolísimos, que ya es, sin duda, todo un fenómeno editorial con más de 700.000 ejemplares vendidos con el último de la saga, el 9º, titulado El misterio de la lluvia de meteoritos, recién llegado a las librerías.
Con esta colección, Roberto Santiago ha conseguido demostrar a los chicos que una biblioteca puede ser un mundo fascinante de amistad, educación, amor, deporte, valor y que en este mundo colonizado por los videojuegos, a veces, la verdadera aventura no se vive delante de una pantalla sino detrás de un libro.
–¿Cómo nace la idea de Futbolísimos?
–En realidad la idea es muy sencilla, mezclar en una novela dos ingredientes como el fútbol y el misterio, en una historia protagonizada por niños y niñas. Que además de aventuras, tenga valores esenciales como el trabajo en equipo, el respeto y la solidaridad por los que son diferentes, o la integración absoluta entre personas de distintos ámbitos. De esa forma, los lectores jóvenes además de pasar un rato divertido, aprenden algunas cosas importantes que pueden servirles para su vida cotidiana. De todas formas, en literatura todo está inventado, lo fundamental a mi juicio no es la idea en sí, sino cómo la cuentes. Ahora hay por ejemplo varias colecciones de literatura infantil y juvenil de fútbol, pero hace años, cuando yo escribí y dirigí la película El penalti más largo del mundo, no existía ni una. Creo que uno siempre debe escribir sobre aquello por lo que siente verdadera pasión. Cuando yo era pequeño, al igual que otros millones de niños, quería ser futbolista, aún guardo la única medalla que gané a los doce años como si fuera un tesoro. Siento que esta historia de Los Futbolísimos me ha acompañado siempre, y que ahora por fin he podido volcarla en una serie de novelas que, aunque parezca increíble, tienen mucho de autobiográficas.
–¿Dónde crees que está el secreto del éxito de Futbolísimos?
–Te prometo que no tengo ni idea. Si uno intenta escribir una novela pensando en fórmulas para que tenga éxito, está condenado al fracaso. Lo único que puedes hacer como escritor es ser honesto con los lectores y escribir algo que a ti mismo te interese. Después, si tienes suerte, tal vez conecte con otras personas. Yo aún estoy perplejo, y feliz, al ver el enorme éxito que están teniendo Los Futbolísimos. No puedo imaginar nada mejor: disfrutar escribiendo (aunque ya sabemos que la escritura siempre tiene algo de sufrimiento) y al mismo tiempo tener cientos de miles de lectores.
–¿Cuáles son los elementos indispensables que un libro debe tener para enganchar a los más jóvenes?
–Para empezar, mirarles de tú a tú, tratarles con respeto y con inteligencia. Un lector de once años por ejemplo no tendrá el bagaje literario de un lector adulto, pero sabe detectar muy bien qué le interesa, cuándo le están contando una historia escrita con el corazón, o cuándo por el contrario le están intentando dar gato por liebre. Llevo escritas veinticuatro novelas para un público infantil y juvenil, y por suerte muchas de ellas han funcionado muy bien. Y lo único que tengo claro es que cualquier género, cualquier estilo, cualquier temática, puede interesarles siempre y cuando seas sincero como autor y la escribas porque de verdad necesitas contar esa historia.
–¿Crees que tu experiencia del lenguaje cinematográfico ha influido en la manera de enfocar esta serie literaria?
–Es posible, aunque no de manera consciente. He escrito muchos guiones de cine, y es cierto que en Los Futbolísimos hay un estilo muy directo, muy visual, algunos capítulos incluso parecen secuencias con unidad de tiempo y espacio, con un ritmo trepidante. Pero curiosamente no fue una decisión tomada a priori, sino algo que fue surgiendo cuando escribí la primera novela, guiado por lo que me iba pidiendo el relato.
–Tal vez tus lectores más jóvenes no sepan que eres director de cine, ¿qué es más difícil, dirigir o escribir?
–Son dos actividades completamente distintas, aunque tengan en común lo que supone contar una historia. Cuando diriges una película, estás todo el día rodeado de gente, los actores, el equipo técnico, pasas más de doce horas hablando con unos y con otros, escuchando a los demás, dialogando con ellos, es una actividad muy social, y agotadora físicamente. Sin embargo, la escritura es todo lo contrario: es muy solitaria. Eso, que parece algo obvio, para mí es lo que más caracteriza el hecho de la escritura, la relación tan íntima y solitaria que tienes con la historia que estás contando. No sé cuál de las dos cosas es más difícil, lo que sí sé es que podría vivir sin volver a dirigir, pero no sin escribir.
–Las maravillosas ilustraciones de Enrique Lorenzo ponen rostro y personalidad a tus creaciones, ¿Cómo es el trabajo conjunto?
–Enrique fue una estupendísima propuesta de la editorial SM, yo no le conocía de nada. Desde el primer momento, desde la primera ilustración que vi, supe que era la mejor elección posible. No me puedo imaginar Los Futbolísimos sin sus dibujos, captan la esencia de los personajes y del espíritu que viven a la perfección. Ahora Enrique y yo hablamos bastante, y ponemos en común nuestras inquietudes sobre cada una de las nuevas novelas. Aunque luego el trabajo de cada uno sigue siendo muy independiente, y con absoluta libertad.
–¿Cuáles son tus tres libros favoritos que recomendarías a los jóvenes zendianos?
–Qué difícil quedarse solo con tres. Lo voy a intentar: Para un joven lector, recomendaría por encima de todo La isla del tesoro, de Robert Louis Stevenson, el clásico de los clásicos, pocas novelas existen en la historia de la literatura con tanta capacidad para engancharte desde la primera hasta la última página. También recomendaría una colección divertidísima que a mí me apasiona particularmente, El pequeño Nicolás, de René Goscinny. Y por último una trilogía que todos conocemos, y que sin embargo a causa del cine paradójicamente tengo la sensación de que los jóvenes la leen menos hoy en día que hace treinta años: El señor de los anillos, de J.R.R. Tolkien, una auténtica maravilla muy por encima de las películas a las que dieron lugar.
–¿Y las pelis?
–El lenguaje cinematográfico envejece mucho más rápido que el literario, esto es muy curioso y sobre todo se nota cuando ves una película antigua con un niño o con un adolescente. Aún así, me arriesgo y voy a decir dos clásicos modernos que tal vez a alguno les sorprenda: Farenheit 451 (la genial adaptación que hizo Francois Truffaut) y Blade Runner (aún recuerdo cuando la vi con trece años, el impacto me durará para siempre). Y para terminar una película mucho más reciente, y que es absolutamente hipnótica: Fantastic Mr Fox (Superzorro). Acabo de darme cuenta de que las tres son adaptaciones literarias.
–Pregunta obligada: ¿Real Madrid o Atlético?
–Jajajajajajajajajaja Yo iba al colegio San Agustín, justo en frente del estadio Santiago Bernabéu, así que ya puedes imaginar.
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Título: El misterio de la lluva de meteoritos. Autor: Roberto Santiago. Editorial: SM. Páginas: 312. Edición: papel.
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