El periodista y escritor Fernando Martínez Laínez, en su último libro, Hermanos de guerra: Las victorias de los tercios españoles, analiza con una narración rigurosa y alejada de todo contenido épico, grandilocuente y emotivo lo que supuso la creación de los tercios a principios del siglo XV, así como su invencibilidad hasta mediados del siglo XVI, hecho histórico que, posiblemente, constituya el récord de invencibilidad del ejército de una nación.
Con el fin de la conquista del Reino de Granada, los Reyes Católicos se vieron en la necesidad de modificar y modernizar la composición de sus ejércitos, puesto que ya no necesitaban un ejército de conquista, sino uno de ataque y defensa, basado en los avances tecnológicos de las armas y en el nuevo concepto de estrategia militar. A partir de ahí, “el arte de la guerra se transformó con rapidez”. La evolución de los tercios está vinculada a las campañas y a los teatros de guerra donde se pusieron en práctica las acertadas estrategias, con la aparición de una pléyade de grandes militares que, aprovechando su osadía, supieron ser atrevidos en el campo de batalla. Entre muchos de ellos cabe destacar a Gonzalo Fernández de Córdoba, don Juan de Austria, el duque de Alba, Ambrosio de Espínola, Sancho de Dávila, el marino Álvaro de Bazán, el marqués de Pescara, Lope de Figueroa, Alejandro Farnesio, Alonso Contreras, el Cardenal Infante y muchos más.
En Italia, en 1503, la victoria en las batallas de Ceriñola y Garellano, bajo el mando de Gonzalo Fernández de Córdoba, conocido como el Gran Capitán, se puede considerar el momento preciso en que se empezaron a esbozar los fundamentos de los tercios.
Dos años después de la ordenanza castellana de 1495, por la que se definía el orden de las “gentes de guerra”, se empezó a perfilar la estructura del moderno ejército que debía seguir batallando con un concepto distinto al medieval, en que la fuerza de choque estaba formada por la caballería pesada. Esta ordenanza y la siguiente organizaron el ejército en tres partes: un tercio estaba formado por lanceros (soldados que portaban picas), otro tercio estaba compuesto por ballesteros y el tercero por soldados que portaban armas de fuego como las espingardas. Con la evolución tecnológica, este último tercio quedó dotado de mosquetes y arcabuces. Además, se equipó a los tercios de una artillería formada por piezas modernas y se empezó a producir pólvora de manera industrial. Esto supuso el fin de los ejércitos que estaban configurados al estilo medieval, aunque es preciso remarcar que en realidad la superioridad de los tercios en el campo de batalla se debió a su maniobrabilidad, al valor del soldado del tercio, a la disciplina y la ascendencia de los mandos sobre los subordinados. Se reclutó a un soldado profesional que cobraba por luchar, creándose, a su vez, el infante, que era aquel que luchaba a pie. Laínez afirma: “Algunos autores consideran esta manera de organizarse como el origen de la palabra tercio”.
Después de la amplia, rigurosa y erudita introducción, Martínez Laínez comienza el análisis de los triunfos más famosos, heroicos y rotundos de los tercios durante los años en que demostraron su cualidad de invencibilidad.
De esas victorias, me han llamado poderosamente la atención los que corresponden a Bicoca (1522), en donde triunfó de manera espectacular el arcabuz; la gran derrota infringida al rey francés, Francisco I, en la batalla de Pavía (1525); la que corresponde al desastre luterano en Mühlberg (1547); y otra formidable batalla, que supuso el cénit de los tercios, que fue la batalla de San Quintín (1557). Los tercios no solo combatían en tierra: también se embarcaban, y contribuyeron a que don Juan de Austria consiguiera la mayor victoria naval de la historia, desde Actium (31 a.C.). En el golfo de Lepanto (1571) se puso freno al dominio turco en el Mediterráneo. El autor repasa con minuciosidad, ente otras, las batallas de la guerra de Flandes, asedios como los de Amberes (1585), Ostende (principios del siglo XVII), y Breda (1625), batalla que inmortalizó Velázquez en su cuadro titulado La rendición de Breda, más conocido como Las lanzas. El libro concluye analizando la primera derrota acaecida en Rocroi (1643) y de lo que ocurrió después del descalabro sufrido en tierra francesa.
Una vez más, me veo en la obligación de recomendar el libro de Martínez Laínez, puesto que, de manera académica, sencilla, rigurosa y amena, el lector dispone de cantidad de detalles que seguramente desconoce de las catorce batallas que componen este recorrido por la invencibilidad de los ejércitos españoles y de las magníficas descripciones que le permitirán un análisis sosegado de lo que fueron los tercios españoles.
—————————————
Autor: Fernando Martínez Laínez. Título: Hermanos de guerra: Las victorias de los tercios. Editorial: Espasa. Venta: Todos tus libros.
-
El coronel ya no tendrá que esperar más
/marzo 17, 2025/El titular de El País de la página 9 del pasado 7 de marzo (por supuesto soy de los que leen los periódicos en papel) lo deja bien claro: “El servicio postal público de Dinamarca dejará de entregar cartas en 2026”. Me dije al instante: “Cuando las barbas del vecino…”. No quise saber más por el enfado y el miedo. Lo mismo ocurre con esas tormentas de verano; nos dicen que va a tronar, que caerá un buen chaparrón, pero como somos más listos que nadie, miramos al cielo y lo vemos tranquilo, en plena siesta, salimos la calle a…
-
Fiódor M. Dostoievski, el escritor esciente
/marzo 17, 2025/La biografía del autor ruso está bien reflejada en los intensos vaivenes vitales y emocionales que sacuden a sus personajes. Cursa estudios sin vocación en la Escuela Militar de Ingenieros de San Petersburgo para encontrar una profesión que le permita vivir con cierta comodidad, y cuando la encuentra la abandona por la literatura; adquiere cierta notoriedad como escritor con su primera tentativa literaria, Pobre gente —la primera novela del realismo social ruso, según el gran crítico Belinski—, pero pronto cae en el olvido, y no solo por la tibia acogida de sus ulteriores novelas —El doble, El señor Prokarchin, La Patrona—,…
-
El gran danés, de Corina Bistritsky
/marzo 17, 2025/*** El único que está conmigo en la plaza es un perro muy grande, está acostado debajo de un árbol. Desde que llegué me mira desde lejos, pero no se acerca. Yo no podía dormir y salí a caminar. Empezó a llover un poco antes de que amaneciera. Escuché el inicio de la tormenta desde la cama, las primeras gotas sonaron gordas, gruesas. Me levanté, salí de mi casa y di vueltas a la manzana hasta que vine acá y me senté en un banco. El cielo está oscuro y el viento hace que las copas de los árboles se…
-
Mi vida en los objetos
/marzo 17, 2025/A lo largo de sus páginas, Martínez nos recuerda algo que con frecuencia olvidamos: los objetos que llenan nuestras vidas no son solo materia inerte. Tienen vida, no porque respiran, sino porque cargan con las emociones, los recuerdos y los momentos de quienes los poseen. Y es justo ahí, en esa fusión entre lo material y lo emocional, donde Martínez encuentra la clave de su relación. Cada objeto nos habla no de su valor intrínseco, sino de lo que significa para quien lo ha tocado, usado, amado o perdido. Dámaso, el protagonista de esta historia, nos guía por un viaje…
Interesante, amigo Ramón! Algunos libros tenemos en casa de Martínez Laínez… tomo nota también de este!! Un abrazo muy fuerte y que tengas una muy feliz Navidad!