Hace tiempo que la literatura norteamericana desarrolla algunas de sus mejores conjugaciones en femenino singular. El descubrimiento sorpresivo de los relatos de Lucia Berlin, el año pasado, no fue más que un ingrediente añadido al cóctel que desde décadas atrás vienen conformando las voces de mujer que, desde el otro lado del charco, han traducido a palabras escritas la realidad que les rodea para ofrecer textos en los que vuelcan su siempre lúcida y a menudo descarnada interpretación del mundo. Sería inútil enumerarlas, porque son suficientes como para que al enumerador se le escape alguna y porque todos los lectores podrían aportar otros en función de sus preferencias. Están, por ejemplo, Annie Proulx y Lorrie Moore. Está Margaret Atwood y está, por seguir, Joyce Carol Oates. Mujeres que echaron un vistazo a sus alrededores y analizaron los claroscuros de la realidad que percibían para volcarlos sobre el papel con estilo certero y resultados que les han merecido el lugar de honor que ocupan en las letras contemporáneas. A todos esos nombres podemos sumar ahora en España —en los Estados Unidos ya lo tienen incorporado desde hace poco más de un lustro— el de Edith Pearlman, autora de relatos cortos cuya primera compilación traducida al castellano, Miel del desierto (Alianza de Novelas), acaba de ver la luz en nuestro país.
Nacida en Providence en 1936, y compañera de generación por tanto de las citadas Atwood, Proulx y Oates, Pearlman publicó obras de no ficción en The Atlantic Monthly, la Smithsonian Magazine o Preservation, y escribió varias crónicas de viaje que vieron la luz en cabeceras tan acreditadas como el New York Times. Sus primeros pasos en la ficción también tienen solera. De hecho, lleva cuatro décadas escribiendo relatos cortos, pero fue en 2011 cuando esa faceta suya empezó a verse reconocida por la crítica. Ese año, su libro Binocular Vision obtuvo el National Book Critics Circle Award y resultó finalista en convocatorias como el National Book Award o los premios al mejor libro y al mejor relato que concede el periódico Los Angeles Times. Antes de ese título, había publicado otros tres —Vaquita and Other Stories, Love Among the Greats and Other Stories y How to Fall: Stories— en los que paso a paso se había ido forjando la espléndida cuentista que acababa de quedar al descubierto. A España llegan ahora sus primeras noticias mediante la traducción de su último libro, Honeydew, que ha trasvasado a nuestro idioma el siempre fiable Ramón Buenaventura, reconocido en 2016 con el Premio Nacional de Traducción.
En los relatos de Edith Pearlman hay algo inquietante cuyas razones el lector no siempre logra descubrir. En unos casos puede que tenga que ver con las rutinas, a veces banales, de sus protagonistas. Otras veces se deriva de la labor que ocupa a éstos en su día a día, o quizá se deba a que ninguno de ellos parece encontrarse nunca en su mejor momento, atenazados por la soledad o por la vejez o por una irritante conjugación de ambos factores. Hay ocasiones en que, más que los personajes o su forma de vivir, son los espacios por los que se mueven los que despiertan una desazón leve pero inevitable que acompaña al lector hasta el mismo fin del relato. A veces la acción consiste en seguir con total normalidad el desarrollo de esas costumbres como si la autora nos mostrara, en vez de una sucesión de acontecimientos perfectamente inanes, todos los prodigios de la existencia humana a partir de sus manifestaciones más burdas. En otros cuentos, es precisamente la ruptura de esos hábitos —pero suele ser una ruptura banal y sin apenas consecuencias, en principio; algo perfectamente accidental y reversible, nada por lo que quepa incurrir en lamentaciones— lo que desencadena el mecanismo de unas tramas que despiertan curiosidad, atraen la atención y luego van creciendo en el recuerdo cuando concluye su lectura pero sus tramas y su acertado uso del lenguaje quedan prendidos en la conciencia del lector como el eco de una voz que acaso merezca ser escuchada de nuevo. Es de desear que su recuperación no concluya en el mismo punto en el que arranca, y que por estos pagos vayamos teniendo cumplida constancia de las andanzas pasadas y futuras de una autora que tiene, desde hace varias décadas, mucho que decir, por más que hasta ahora no hayamos podido reparar en esa extraña normalidad de la que nos hablan sus criaturas.
Título: Miel del desierto Autora: Edith Pearlman Editorial: Alianza de Novelas Venta: Amazon, Fnac y Casa del libror
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