Se ha convertido en convención que cuando un autor presenta su nueva obra diga que es su obra más personal hasta la fecha —tanto es así, que incluso se ha convertido en convención burlarse de los artistas que lo hacen—. Lejos de caer en esto, diré que Durante la nevada (Alrevés, 2020) es mi obra menos personal hasta la fecha, lo cual no quiere decir que no me haya dejado el alma al escribirla. Más bien al contrario, como enseguida explicaré.
Mis dos novelas publicadas anteriormente, Aguacero (2016) y Primavera cruel (2018), están ambientadas en los años 50 y protagonizadas por un sardónico —y entrañable, espero— inspector de policía, Ernesto Trevejo, un hombre joven, desencantado con la sociedad en la que vive pero resignado al papel que le ha tocado jugar en ella. Cuando uno escribe varias obras protagonizadas por un mismo personaje, y más si se trata del protagonista de una futura saga, y sobre todo si se escribe en primera persona, es sencillo proyectar en ese personaje rasgos de la propia personalidad. Así, quienes me conocen saben que Trevejo y yo, aun siendo muy diferentes, tendemos a coincidir en algunos gestos u opiniones. No es difícil para algunos reconocer qué hay de mí en él, o sea, la proyección del autor sobre su personaje.
Durante la nevada, en cambio, ha supuesto un ejercicio de desdoblamiento mucho más complejo para mí, y yo diría que más interesante desde un punto de vista literario.
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El protagonista de esta novela es un periodista de mediana edad, Miguel Ángel, quien, tras instalarse en Francia durante unos años para ejercer su profesión en libertad, regresa a España poco antes de la muerte de Franco y consigue hacerse un nombre en los grandes medios de Madrid. Sin embargo, a la altura de 1977, un arrebato de furia contra un antiguo enemigo le obliga a abandonar precipitadamente la capital acompañado de su mujer, Beatriz, para refugiarse en la ciudad de Burgos y emplearse en un modesto diario regional, El Burgalés.
Es en la redacción de El Burgalés donde conoce a Esmeralda, una joven reportera que intenta abrirse paso en una profesión de hombres y cuya existencia está marcada por la alargada sombra de su padre, oficial del ejército. Juntos, Miguel y Esmeralda viajarán a finales de 1978 hasta una remota aldea de montaña para escribir un reportaje sobre una muchacha asesinada allí en navidades diez años atrás, Rebeca Sanrromán, cuyo cuerpo fue rescatado de la superficie de una laguna helada al poco de su desaparición. El crimen, que nunca se llegó a resolver, conmocionó en su día a la provincia, y el reportaje que se disponen a escribir sobre el suceso despertará los recelos de los vecinos y provocará que muchos secretos ocultos durante una década salgan por fin a la luz.
El escenario de la novela, se puede apreciar, es un homenaje a Machado y su Laguna Negra, y también a Miguel Delibes o Julio Llamazares, quienes, con obras como El disputado voto del señor Cayo o La lluvia amarilla, ya pusieron la pérdida de valores del mundo rural en el centro de su narrativa muchos años antes de que esa pérdida se convirtiera en una moda literaria. Así, el poblado abandonado al borde de la laguna glacial donde ocurren buena parte de las acciones —Las sabinas— posee un regusto al Cureña de Delibes o el Ainielle de Llamazares, aunque por supuesto la trama y el estilo de Durante la nevada no guarden ningún parecido con las obras de estos autores.
De hecho, sería un error considerar mi novela una obra “rural”, ya que buena parte de la misma se desarrolla en escenarios urbanos como Burgos, Madrid o San Sebastián, y además del asesinato de Rebeca Sanrromán en esa minúscula aldea de montaña, que naturalmente supone el núcleo del relato, se tratan de manera secundaria otros temas como el terrorismo etarra y de la ultraderecha, la evolución de la situación política del país, o el propio ejercicio del periodismo y la escritura.
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Durante la nevada es una novela que intenta tomar el pulso a una sociedad, la de finales de los años 70, que yo por edad no conocí, y donde se muestran una serie de sentimientos y situaciones que he recreado sirviéndome de novelas, películas y periódicos de la época. Se trata de una época muy cercana, demasiado para que exista aún consenso para valorarla en términos objetivos o históricos —al contrario, por ejemplo, de lo que ocurre con los años de la dictadura, donde ambiento mis dos primeras novelas—, y de ahí la dificultad de la tarea, y de ahí también mi afirmación anterior de que es una obra poco “personal”, en la que sin embargo me “he dejado el alma” escribiendo.
Durante la nevada no es una obra personal en el sentido de que he procurado no reflejar mi mirada —la mirada de una persona como yo, nacida en democracia— sobre los hechos que se narran, sino que he intentado distanciarme de mí mismo y ponerme en el lugar de mis personajes, expresar sus miedos, sus dudas y sus contradicciones lo más fielmente posible, sin emitir más juicios de valor que los suyos, los de los personajes, o sea, los propios de aquellos años. Del mismo modo, y casi como una consecuencia de lo anterior, lo de haberme dejado el alma escribiendo significa que he tenido que esforzarme mucho para que no se trasluciera mi mirada —es decir, mi personalidad, o la de mi época— a cada paso, a cada línea. Esa es la razón de que use en esta novela un narrador en tercera persona del tipo denominado “equisciente”, un narrador que se centra en un solo personaje —en este caso, Miguel—, sin apenas añadir digresiones que alejen el foco de lo que ocurre en torno a él, sin excesivos adornos ni lirismos, sin sesudas introspecciones psicológicas o sociológicas. He pretendido que la novela sea aséptica desde el punto de vista estilístico, con primacía del diálogo y la acción sobre la descripción, una novela, por eso mismo, menos “personal” que mis trabajos anteriores, pero también por eso mismo, a la postre, más nítida y sincera. Aunque sin olvidar en ningún momento que al cabo es una novela de género policiaco —aunque ninguno de los protagonistas sea policía—, y que por tanto el argumento debe contener ciertos giros y descubrimientos que sorprendan al lector y lo mantenga pegado a las páginas.
Como último apunte, a modo de curiosidad, diré que durante todo el proceso de escritura y edición —que, por todo lo dicho antes, fue necesariamente largo y tortuoso— la novela tuvo otro título, Rebeca, que por lógica jamás me planteé que fuera el definitivo, puesto que la obra no tiene ninguna relación con la película de Hitchcock ni con la novela de Daphne du Maurier, pese a que no me he resistido a incluir en ella un pequeño guiño a la autora.
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Autor: Luis Roso. Título: Durante la nevada. Editorial: Alrevés. Venta: Todos tus libros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.
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