Un escritor espera ser leído tanto como un guitarrista ansía que le escuchen. Sin embargo, al igual que la música se puede poner por escrito en un pentagrama, desde Storytel están demostrando que las grandes novelas también se pueden disfrutar por el oído.
Siempre he defendido que una buena historia lo será siempre, independientemente del formato que use para llegar al público. En Zenda lo saben bien: aparte de literatura, ensayo o poesía, hay secciones de cómics, otra de canciones para leer y no es raro ver artículos que hablen de cine. Incluso el mestizaje es algo bien avenido por estos lares, como aquel gran prólogo de Álex de la Iglesia sobre Mortadelo.
Las historias llegaron con el hombre, que antes del invento de la escritura ya se reunía alrededor de una hoguera para disfrutar de las narraciones orales. Storytel trae de vuelta los seriales radiofónicos de antaño y los adapta a los nuevos tiempos. Y de qué manera.
Ya está disponible «El asesino de Karen» en @Storytel_ES. Dadle al play y escuchad la muestra. O mejor aún: crearos una cuenta y disfrutad de la historia completa. Hay 14 días de prueba gratis. https://t.co/t2WCindjKF
— Claudio Cerdán (@claudiocerdan) 19 de octubre de 2018
En otras ocasiones os he hablado de mi obsesión por salir de mi zona de confort para crecer como escritor. He mudado de género como el que se cambia de chaqueta, continuado una serie de TV e incluso escrito un cadáver exquisito tras los pasos de Lorenzo Silva y Andreu Martín. Así que cuando me ofrecieron la oportunidad de hacer un audiolibro no me lo pensé demasiado y les dije que sí a la primera. Era un reto, y eso me encanta.
Por extraño que parezca, esta ha sido la obra más exigente a la que me he enfrentado. El proceso era similar al de un libro cualquiera, pero al mismo tiempo muy diferente. De entrada, debía estructurar la historia en diez partes, y cada una de ellas debía tener una extensión parecida. Esto le dio una magnitud de serial que no esperaba y en ocasiones me sentí como si trabajara para Netflix. El formato era ese y debía ajustarme. No iba a escribir una novela que después iban a narrar, sino que era una obra hecha a medida para ser escuchada.
Soy maniático por naturaleza. Trato de documentarme lo máximo posible para que la verosimilitud sea absoluta: las calles, las descripiciones de los edificios, los vehículos, el sistema judicial, las costumbres locales y hasta los dejes en el habla según la edad, procedencia o estudios de quien hable requirieron de un estudio previo. En este caso además quise que cada una de las diez partes fuera una pequeña historia independente que, en conjunto con las demás, formara una gran historia como si de un enorme puzle se tratara. Eso suponía no solo dotar a toda la trama de una estructura clara, sino que cada pieza debía tener su propio mecanismo interno que la hiciera funcionar en solitario.
Mi editora vio que el tipo de historia permitía la narración a dos voces. Es decir, habría un actor y una actriz en lugar de una sola locución, que es lo más habitual. Ahí vino la segunda obsesión: debía sonar bien. Una voz no podía prevalecer para la otra. Si teníamos a dos actores, había que sacarles el máximo partido posible, no que fuera algo anecdótico. Esto hizo que, por ejemplo, corrigiera las galeradas usando programas que leían el texto con voz robótica. Necesitaba estar seguro de cómo iba a quedar el resultado.
Aún no he contado nada de la historia. Se titula El asesino de Karen y es un thriller. Las novelas negras, y más concretamente los thrillers, deben mantener el pulso narrativo de forma que la tensión no decaiga en ningún momento, lo cual era una pequeña nueva complicación. Por otro lado, se trata de una trama con giros inesperados, pero que debían dosificarse de forma que no apabullasen al oyente. Por estudios, se sabe que quienes escuchan audiolibros compaginan esta actividad con otra. Puede que hagan deporte, que cocinen, que conduzcan o simplemente vayan en metro. Se ha comprobado que la atención está al 80%, por lo que no me podía volver loco con cambios de escenarios ni con sorpresas continuas. La sobredosis de personajes tampoco era una opción, pero la trama de El asesino de Karen encajaba en esa línea. Un pueblo, un desterrado que regresa, un crimen con conexiones con el pasado… A veces pienso que se podría representar como obra de teatro, gracias a ese espíritu intimista.
Hace un tiempo corregí el libro de relatos de un amigo. Se sorprendió de la cantidad de variables que tenemos los escritores en la cabeza antes de poner una palabra sobre el papel en blanco. Eso se vio multiplicado por tres con el tema del audiolibro. Los detalles fueron tan importantes como el conjunto. Todo esto me llevaba a sentirme más como un director de cine que a la vez es el guionista y hasta montador. Solo iba a tener el control de la obra mientras la escribía, luego ya dependía del buen hacer de los actores y del estudio de grabación. Y ya os adelanto que el resultado es espectacular.
Cualquier momento es bueno para leer, incluso cuando se tienen los ojos cerrados. Solo me queda invitarles a este viaje sonoro y que disfruten de la experiencia. Pasen y escuchen.
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Autor: Claudio Cerdán. Título: El asesino de Karen. Venta: Storytel
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