Foto de portada: Xavier Cervera
Durante el siglo XIX corrió por toda Europa la leyenda de un librero que asesinaba a sus clientes para que no compraran los volúmenes más valiosos de su establecimiento. También se decía que mataba a los colegas del gremio que se negaban a venderle los títulos que deseaba poseer. Evidentemente, ese librero tenía su negocio en la única ciudad capaz de generar una historia como ésta: Barcelona.
La primera vez que esta historia vio la luz fue el 23 de octubre de 1836 en el semanario francés Gazette des Tribunaux. Nadie firmaba la nota, pero se ha sabido que su autor fue el mismísimo Charles Nodier, que algunos meses antes había viajado a Barcelona movido por sus ansias bibliófilas y que asimismo había regresado a su país con una leyenda que nadie sabe de dónde sacó.
Pero el caso es que la historia del librero convertido en asesino en serie tuvo una enorme repercusión en toda Europa. Los lectores la daban por auténtica e incluso se publicaron varias versiones de la misma firmadas, entre otros, por Gustave Flaubert y Jules Janin. Hasta que, en 1923, el escritor catalán Ramon Miquel i Planas fijó definitivamente la narración en La llegenda del llibreter assassí de Barcelona (La leyenda del librero asesino de Barcelona).
La historia del fraile que se hizo serial killer forma parte de lo que Sergio Vila-Sanjuán considera los «relatos míticos» creados por el imaginario barcelonés en torno al mundo del libro, algunos de los cuales aparecen en su libro Barcelona, la ciudad de los libros (Libros de Vanguardia, 2021), que en realidad es la transcripción de una conferencia impartida virtualmente en el Instituto Cervantes ubicado en la Universidad de Harvard.
El volumen, que podríamos considerar un ensayo histórico en torno al pasado libresco de la ciudad, no pretende otra cosa que no sea responder a una pregunta que el mismo autor lanza en la introducción de la presente edición: «¿por qué Barcelona es una de las grandes capitales internacionales del libro, con una historia tan larga y continuada?». Vila-Sanjuán lleva más de treinta años investigando este asunto, y no sólo desde una perspectiva teórica, sino también como artífice de algunos de los eventos culturales más importantes de cuantos hoy se celebran en la capital catalana. Y es que, además de ser el responsable del suplemento Cultura/s de La Vanguardia y de haber ambientado todas sus novelas en su ciudad natal, ha escrito varios libros en los que aborda la vinculación de Barcelona con la industria editorial: Pasando página (Destino, 2003), Otra Cataluña (Destino, 2018) y El joven Porcel (Destino, 2020). Eso sin olvidar que fue comisario del Año del Libro y la Lectura en 2005 y que es codirector del Foro Edita.
Para responder a la pregunta antes formulada, Sergio Vila-Sanjuán traza un recorrido por el pasado editorial de la ciudad, que arranca en el siglo XI, cuando Barcelona ya se había convertido en un importante centro copista de obras religiosas y jurídicas, y que avanza hasta un presente en el que la capital continúa albergando la sede de las principales editoriales del orbe hispanohablante. Entre medio de esos dos hechos encontramos la creación de los Juegos Florales (siglo XIII), la proclamación de la primera ordenanza peninsular para los libreros (siglo XV), la creación de la editorial decana de toda Europa, que es la de la Abadía de Montserrat (finales del siglo XV), la pujanza de la industria impresora (siglo XVI) y la creación del primer gremio de libreros del continente.
Pero no se detiene la historia ahí, porque Vila-Sanjuán también reseña la aparición de las primeras sagas de libreros durante el siglo XVIII (los Piferrer, los Estivill, los Brusi…) y la posterior consolidación de empresas editoriales fuertes (Montaner y Simón, Salvat, Heinrich, Espasa…), la instauración de los grandes premios literarios (el más destacables de los cuales, sobre todo por sus implicaciones para la historia de la narrativa española, sería el Nadal), la adopción por la Unesco del 23 de abril como Día Internacional del Libro por iniciativa de los editores catalanes, el asentamiento de los escritores agrupados bajo el epígrafe de «boom latinoamericano» y, ya por último, la creación de una de las redes de bibliotecas más importantes de Europa.
Pero lo más interesante de todo este patrimonio libresco-editorial es lo que el autor llama «relatos míticos», que son aquellas historias vinculadas al mundo de las letras que han convertido Barcelona en un referente universal. Y, a este respecto, Vila-Sanjuán señala tres: primero, el capítulo en el que don Quijote entra en una imprenta (probablemente fuera la regentada por Sebastià de Cormellas) y entabla una conversación en torno a lo que hoy llamamos copyright, adelantándose de este modo a la Carta sobre el comercio de los libros que escribiría Diderot un siglo y medio después. Segundo, la leyenda del librero asesino. Y tercero, la creación de aquel Cementerio de los Libros Olvidados que convirtió La sombra del viento (Planeta, 2001), de Carlos Ruiz Zafón, en la novela española más difundida del mundo, sólo por detrás el mismísimo Quijote.
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Autor: Sergio Vila-Sanjuán. Título: Barcelona, la ciudad de los libros. Editorial: Libros de la Vanguardia. Venta: Todostuslibros y Amazon
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