Había sido una mala noche, de grandes sudores… y no todo habían sido buenos pensamientos. Seguramente tuvo varios sueños, pero solo recordaba uno, muy especial.
Soñó que todos los cerebros de la humanidad estaban unidos, que se iban uniendo según los intereses de familia, económicos… los lazos de amistad, la unión entre los países, etc.; todos formaban una especie de cabeza universal que se movía junta y al mismo tiempo.
Soñó en aquel momento que su cerebro estaba pegado al de su padre, al de su madre… y a los de sus hermanos.
Soñó que nadie actuaba solo, que dependía de muchos otros. Aunque se podía desligar de ellos haciendo un gran esfuerzo. Podía dejar una antigua unión y entrar en otra, con fuerza y paciencia.
Soñó que el futuro del mundo iría por ahí, hacia una armonía mucho mayor en esa unión. Que las fronteras no serían necesarias, porque los intereses serían tan comunes entre todos los países que no importarían, no se verían y no contarían. Sería como una de esas grandes esferas que contienen dentro muchas otras y se mueven entre unas y otras, formando un mecanismo.
Soñó esto. No lo comprendió en ese momento, pero sí más tarde.
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