«No pretendo, ni quiero, ni debo, ni puedo acabar nunca mi obra», decía Juan Ramón Jiménez, quien simplemente interrumpía el proceso creativo en un punto inexacto, tal y como hizo con «Espacio», un poema en prosa al que dedicó trece años y que ahora se edita acompañado de las ilustraciones de Juan Gómez Macías.
Cuando el editor Pedro Tabernero leyó el poema creó una colección a su medida, incapaz de renunciar a su publicación «por tan remediable obstáculo», tal y como cuenta en el libro. De ahí surgió «Un gozo en mi pozo», una recopilación que ha arrancado con «Espacio» ( y que quiere continuar con otras obras similares de difícil catalogación que se acompañarán también de imágenes.
El poema está estructurado en un solo bloque sin puntos y apartes, donde las ideas se encadenan gracias a frases repetitivas que funcionan como la amalgama del mar de ideas por el que navega el autor a lo largo de las tres partes en las que dividió la obra, que empezó a escribir en Miami en 1941 y terminó en Puerto Rico en 1954.
Para acompañar estas reflexiones del Premio Nobel de Literatura en 1956 con «Platero y yo», se incluyen las ilustraciones de Juan Gómez Macías, quien para Tabernero es «el mejor pintor de la esencia juanramoniana» y que ya había colaborado en publicaciones literarias en poemarios como «Navegación a vela» (2001) o «Partituras de la brisa» (2005).
Al texto íntegro del poema y sus correspondientes imágenes se añaden los textos de José Manuel Caballero Bonald, Jaime Siles, Alfonso Alegre y José María Naharro, que reflexionan sobre la modernidad de una obra que Naharro considera que «se eleva en busca de la intensidad etérea, frente a la constricción terrenal».
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