Es muy difícil en este país, tal y como andan las cosas, conseguir lo que Letras en Sevilla, con el incomparable apoyo de la Fundación Cajasol y la valiosa, imprescindible coordinación de Jesús Vigorra, ha conseguido: reunir en un ambiente de diálogo y con la cultura por bandera a historiadores, políticos, periodistas, escritores, pensadores, analistas, actores… Todos ellos con diversos orígenes, nacionalidades y color político, pero con una única e incuestionable causa en común: España.
Las divergencias ideológicas, las diferentes visiones históricas, las esperanzas y conclusiones de cada uno de los ponentes que durante tres días han acudido al hermoso y abarrotadísimo patio hispalense de la Fundación Cajasol han arrojado no soluciones, sino visiones múltiples y muy útiles sobre complejo país en el que habitamos.
Hemos podido oír a venerables políticos de raza como Alfonso Guerra y Julio Anguita; a la nueva hornada de políticos inteligentes de tuit y red social como Juan Carlos Monedero, a periodistas polémicos como Arcadi Espada, juristas de la talla de Santiago Muñoz Machado, filósofos de erudita ironía como Antonio Escohotado, mujeres que toman la palabra prudente de la Historia como Carmen Sanz o defienden posiciones valientes de revisión historiográfica como María Elvira Roca; hemos reído con escritores como Juan Eslava Galán o Alfonso Ussía, que con brillantez nos recuerdan que también España es compatible con el humor inteligente; y gracias a la lucidez del periodista y escritor argentino Jorge Fernández Díaz, con su visión del “español que se fue”, y a la del guineano Emilio Buale encarnando al “español que vino”, así como la del hispanista Ian Gibson, hemos podido vernos a nosotros mismos como ellos nos ven desde fuera.
Han sido muchos los momentos emocionantes vividos durante estas tres jornadas de la tercera edición de Letras en Sevilla; pero de todos, el más complejo, útil y valioso quizás haya sido el momento de encuentro y confrontación entre Fernando García de Cortázar, jesuita e historiador vasco, Francisco Vázquez, ex alcalde de La Coruña y ex embajador ante el Vaticano, y Agustí Colomines, independentista catalán. Un tenso diálogo a tres, con el público indignado y murmurante ante la actitud y los comentarios del político catalán, que pudo haber terminado mal y no llegó a más gracias a la determinante intervención de Arturo Pérez- Reverte, que con duras palabras se dirigió a los oyentes exigiendo silencio y recordando que “ustedes han venido aquí a escuchar, hoy no tienen ningún derecho a juzgar en voz alta a nadie. Coromines defiende su lucha y no es culpable de nada. La culpa es de nosotros; de España y sus complejos.”
Hacía mucho, desde Sarajevo y Código Uno, que no veíamos a Pérez-Reverte ejerciendo su antiguo oficio; pero hay trabajos que imprimen carácter, y en esta ocasión tuvimos el privilegio de presenciar cómo la veteranía del reportero surgía como un resorte moderando, organizando y acorralando legítimamente al interpelado con mucho oficio y mucha inteligencia, consiguiendo que el encuentro fuese toda una lección en vivo del clásico, auténtico y viejo periodismo del bueno.
El broche de oro de las jornadas, como ya viene siendo habitual, lo pusieron las voces de los actores, Juan Echanove y Emilio Buale, que nos emocionaron al recitar una selección de fragmentos de la historia de la literatura con España, como no podía ser de otra manera, como elemento común. De Estrabón a San Isidoro de Sevilla; de Alfonso VI a Sánchez Albornoz; de Ortega y Gasset al Capitán Alatriste; de Gracián a José Bonaparte; de Quevedo a Pérez Galdós, de Simón Bolívar a Otto von Bismarck; de Azorín a Joan Maragall, de Machado a Eugenio Nora; de Azaña de Hitler; de Karl Marx a Miguel Hernández… Todas y cada una de las veces en las que la palabra «España» era a través de estos nombres pronunciada, la libertad, el amor, la lucha, las derrotas, la sangre, el esfuerzo, la amargura, las victorias, la fortaleza que han ido conformado a nuestro país se mostraban cada vez con mayor claridad en la noche sevillana del patio de la Fundación Cajasol, demostrando cuán necesarias se nos hacen las palabras de nuestros muertos ilustres en estos momentos de confusión de España para poder comprender. Queden como final las de Azaña, más actuales y valiosas que nunca: “Si los españoles habláramos sólo y exclusivamente de lo que sabemos, se produciría un gran silencio que nos permitiría pensar”.
Vídeo: letras en Sevilla, 21 de mayo, sesión de mañana
Vídeo: letras en Sevilla, 21 de mayo, sesión de tarde
Vídeo: letras en Sevilla, 22 de mayo, sesión de mañana
Vídeo: letras en Sevilla, 22 de mayo, sesión de tarde
Vídeo: letras en Sevilla, 23 de mayo, sesión de mañana
Vídeo: letras en Sevilla, 23 de mayo, sesión de tarde
Fotos: Fundación Cajasol
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