La editorial Espasa amplía su biblioteca de Agatha Christie con la incorporación de dos nuevas novelas, dos clásicos de la autora británica revisados para esta ocasión.
En esta novela, diez personas sin relación alguna entre sí son reunidas en un misterioso islote de la costa inglesa por un tal señor Owen, propietario de una lujosa mansión a la par que perfecto desconocido para todos sus invitados. Tras la primera cena, y sin haber conocido aún a su anfitrión, los diez comensales son acusados mediante una grabación de haber cometido un crimen en el pasado, y uno por uno, a partir de ese momento, son asesinados sin explicación ni motivo aparente. Sólo una vieja canción infantil parece encerrar el misterio de una creciente pesadilla.
La segunda novela publicada es ¿Y por qué no le preguntan a Evans?, en la que se basa la nueva serie protagonizada por el actor británico Hugh Laurie; también una edición revisada, anteriormente conocida bajo el título de La trayectoria del búmeran. En esta obra, Bobby Jones, hijo del vicario de Marchbolt, desvía sin querer una pelota de golf hacia un acantilado y mientras la busca descubre a un hombre moribundo y deducen que la niebla fue la causa de su caída. 
Momentos antes de morir, el hombre susurra una misteriosa pregunta: «¿Por qué no le preguntan a Evans?», y en un intento de identificar a la víctima, una vez se concluye que la muerte fue accidental, encuentran en su bolsillo la foto de una mujer. Bobby comienza a plantearse que quizá lo que parecía un accidente es, en realidad, un asesinato, e iniciará entonces, junto con su amiga Frances Derwent, gran aficionada a resolver misterios, una investigación para descubrir la verdad.
Además de estos dos títulos, Espasa ha publicado otras dos obras de Agatha Christie, Un puñado de centeno y El misterioso señor Brown, el primer caso de los investigadores Tommy y Tuppence. Con estos, son ya veintiocho los títulos que conforman la Biblioteca Agatha Christie. La escritora británica es la autora más leída de la historia, con más de 4.000 millones de ejemplares vendidos, solo superada por la Biblia y Shakespeare.
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El título que usó la editorial no era Diez negritos, sino Ten Little Indians, pero en castellano no hay diminutivo para indio y se usó negro (negrito) en la versión traducida. Lo cierto es que, nos guste más o menos un título, es mejor respetar la voluntad de la escritora y usar el que ella eligió. (Te lo dice un escritor al que le duele que una editorial cuestione y cambie a su antojo lo estipulado por quien creó la obra)