«Detenido en el sentido de la vida. Llenando de preguntas los poemas. Ernesto Alcalá ha escrito un libro que busca un sendero que recorra desiertos o nos haga tragar toda el agua de París. Una botella en la arena después de un naufragio sin manual de supervivencia salvo el amor, lo único capaz de saciar nuestra sed y de conducirnos una y otra vez hasta la fuente. El autor termina por encontrar la única respuesta posible en la infancia, la patria del poeta, después de navegar la miseria de la finitud». FERNANDO VALVERDE
Ernesto Alcalá apunta en Zenda algunas de las claves de la escritura de su poemario Insinuaciones del agua (Valparaíso), y comparte algunos poemas del mismo.
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Aquí me tenéis, frente a un poemario imaginario que aún no ha llegado a mis manos, deseoso de comprobar su peso, contemplarlo con asombro, olerlo, cortarme si el destino así lo quiere con una de sus páginas —posiblemente, si es cosa del destino, será la cuarenta y seis—; deseoso de hacer todo lo que hacemos con los recién nacidos.
Precisaré, para no llevar a engaño, que este libro sabe más de mí que yo de él. No quiero decir con ello que se haya escrito del aire o me observe como un animal, más bien me refiero a que su escritura ha sobrepasado mi propio designio para fluir hacia lugares que poco podía yo adivinar.
Me ocurre lo mismo con la música: soy pianista autodidacta y mi orfandad académica ante el ente musical me ha permitido descubrir algo casi mágico: en esencia, siento que la música está orquestada en toda su extensión. No soy yo quien la crea, es un hallazgo. Sólo me limito a encontrar algunas claves para hacerla brotar desde la cúpula, permitiendo que caiga suavemente, como lluvia.
Me sirvo de las palabras del poeta Vicente Huidobro para ilustrar estas reflexiones:
La poesía es el vocablo virgen de todo prejuicio; el verbo creado y creador, la palabra recién nacida. Ella se desarrolla en el alba primera del mundo. Su precisión no consiste en denominar las cosas, si no en no alejarse del alba.
Vicente Huidobro (conferencia dictada en el Ateneo de Madrid, 1921)
Hechas las presentaciones, os cuento que me encontraba yo en lugar ajeno, sentado en un sofá. Era cerca de la medianoche y todos dormían. Yo, invitado, me sentía como se siente uno en un aeropuerto. Y allí irrumpió el recuerdo de mi padre, intensamente, para rescatarme de la clandestinidad de aquel momento y permitirme atravesar los istmos que dividen la vida y la muerte. Entonces, me di de bruces con una libreta y comencé a escribir Nota sobre la mesa, poema que abre el libro, que ha permanecido intacto y que es una declaración de intenciones, un no estar en las cosas si no en lo que subyace en su interior como una semilla.
En mi experiencia, mirar a los ojos de la muerte, la mayor representación de lo desconocido, es motor que engendra el deseo de vivir. Y vivir felizmente, posiblemente no es otra cosa que aventurarse a situar la muerte en simetría con la vida para así establecer una relación libre y pacífica con ambas, pues ambas, vida y muerte, son partes complementarias de nuestra persona y no podemos pretender que existan desposeídas la una de la otra.
Humildemente creo que de esa fuente de sosiego y de conocimiento universal nace y mana Insinuaciones del agua. Se trata, consiguientemente, de un poemario en el que he izado la bandera blanca de la libertad. Ello se hace patente en el lenguaje, en la voracidad de algunos versos y en la generosidad expresiva, con un imaginario estrechamente ligado a la naturaleza, muy distante de los objetos materiales.
Paseo desahuciado por la muerte // como quien no recuerda, // como quien nunca supo del dolor. // Me asomo a esos ojos que me miran, // herméticos, // y dicen: ¿qué buscas?
A pesar de lo aquí expuesto, y del carácter en cierto modo rupturista del poemario, con ello no pretendo reñir con la realidad —al menos, no con aquella que contenga algo de sustancia—. Contrariamente, el estado de ensoñación patente en este libro tiene su correlato en experiencias vitales que guardan y revisten cada uno de los misterios de la imaginación, y es a expensas de ello que emprendo un viaje, una incursión en aquella otra realidad subjetiva engendrada por el zarpazo de la muerte, en la que la búsqueda infructuosa del amor se convierte en obsesión y en la que, eventualmente, se produce una dispersión en lo profundo del alma.
He posado en la mesa unos ojos vacíos // que sirvieron de canicas a los patos; // pedacitos de pan a la deriva // en una tarde acrílica. // Es preciso navegar en la miseria // de nuestra finitud. // Es quizá necesario amar como los niños.
Haré escala entonces en el único lugar en el que existen verdaderas respuestas ante la consternación humana: el yo ante mí mismo, o lo que es lo mismo, el yo ante la naturaleza y por extensión el yo universal. ¡Qué mejor aposento para la poesía! Quizá sea ese su verdadero habitáculo. Comienza así una indagación sobre la existencia y sus estados (la ascensión y la caída), las emociones humanas esenciales y la relación con la propia naturaleza como fuerza primigenia, principio y fin. Un enclave, en conjunto, que en el texto ha encontrado su hermandad poética en el símbolo del agua, presente implícitamente en la gran mayoría de los poemas, y de forma explícita en los poemas H2O y el de título homónimo a la obra.
Insinuaciones del agua de Ernesto Alcalá presenta un acercamiento a la palabra poética como una voz que crea luz en la oscuridad, presencia en el vacío, memoria en los sueños. Celebro este libro que dialoga con las obras de Rilke, Alberti y Georg Trakl.
Carlos Aguasaco (Nueva York, 2023)
La escritura de este poemario ha supuesto para mí una llamada a mi identidad más radical, un resquicio a través del cual he podido rescatar de la marginación mi lado más sensible y enigmático y en el que he sabido recrearme en lo genuino, amable y noble de mi existencia. Ahora, con la discreción del niño que camina entre sus páginas, permito que el caudal indescifrable que me ha arrastrado a escribirlo penetre la tierra y desaparezca a la vista.
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Autor: Ernesto Alcalá. Título: Insinuaciones del agua. Editorial: Valparaíso. Venta: Todos tus libros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.
Resulta un poemario muy interesante y agudo. Excelente elocuencia presentando su visión de la muerte. La mía es quizá mas «romántica» (?), tengo un par de nombres prensados con los cuales he de encontrarme una vez atravesado el último umbral
Gracias, Mónica, por tus palabras, que son todo un halago. Que tengas un estupendo día.