En 1961, Margaret Atwood (El cuento de la criada) publicó su primera obra, un poemario titulado Double Persephone; ella misma hizo 220 copias y diseñó su propia portada. Federico Moccia (A tres metros sobre el cielo) se decidió por la autopublicación con su primera novela, y el boca oreja le obligó a reeditar, una y otra vez, más ejemplares ante la gran demanda de lectores que querían leer su obra. Virginia Woolf fundó su propia editorial junto a su marido para imprimir sus obras.
Ellos fueron pioneros, pero el gran hito en el mundo de la autopublicación se produjo con Kindle Direct Publishing de Amazon. A España llegó hace 10 años. Con motivo de este aniversario hablamos con autores como Marcos Chicot, Lorena Franco y Cristian Perfumo, que comenzaron usando esta herramienta de publicación y han conseguido convertir la escritura en su profesión.
Después de las charlas con Fernando Gamboa y Lorraine Cocó, hoy es el turno de Esteban Navarro. Este autor murciano, policía de profesión hasta 2018, fue otro de los pioneros de la autopublicación cuando sacó su novela El buen padre en junio de 2011, cuando todavía Amazon no había llegado a España. Ha ganado varios premios de novela y relato corto y fue uno de los seis finalistas que optaban al Premio Nadal con La noche de los peones. Se le considera el creador del término “Generación Kindle”, utilizado por los medios de comunicación para referirse a los primeros autores que autopublicaron sus obras con éxito en Amazon Kindle.
A continuación conversamos con él sobre su experiencia como autor autopublicado.
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—¿Cómo ha cambiado el sector de la autopublicación desde que usted empezó su carrera literaria?
—En la película El premio (1963), Paul Newman interpreta a un escritor norteamericano, mujeriego y aficionado a la bebida, que llega a Estocolmo para recibir el Premio Nobel de Literatura. Los periodistas saben que hace años que no escribe y le preguntan por esa cuestión. Él, avergonzado, confiesa que sí ha escrito, pero novela policíaca. Este ejemplo me sirve para responder a su pregunta, ya que durante años la autopublicación estaba considerada como literatura de baja calidad, y actualmente esa impresión, al menos entre las lectoras y lectores, ha cambiado sustancialmente.
—¿Se ha sentido infravalorado o marginado por autopublicarse?
—Sirve la respuesta anterior, pero la amplío con un SÍ rotundo. Cuando publicas con una editorial (yo he publicado con 6 distintas) los medios, la prensa y la televisión, inmediatamente se hacen eco. Te llaman de librerías y bibliotecas para que presentes la novela y gente «famosa» publica tuits sosteniendo un ejemplar de tu novela y asegurando o que la van a leer o que la han leído y les ha encantado. Sin embargo, cuando te autopublicas piensan dos cosas: Uno, que si te autopublicas es porque ninguna editorial quiere la novela, y por consiguiente es mala. Dos, que si es una autopublicación no tiene el «filtro» editorial que «garantiza» que la novela es buena, cuando la novela puede ser igual o mejor que si la hubiera publicado una editorial.
—¿Es necesario tener una comunidad de seguidores para poder triunfar con libros autopublicados? ¿Cómo se consigue tener una?
—Desconozco si es estrictamente necesario, pero sí que creo que es útil. Si publicas una novela y la dejas ahí, publicada, es probable que nadie sepa que existe. Si tienes una comunidad de seguidores y anuncias esa publicación, evidentemente llegará a más gente. Y cuantos más seguidores tengas, más gente sabrá que has publicado una novela. Pero, como todo, hay una parte mala. Y es que tus seguidores, por el hecho de serlo, ya conocen tus publicaciones, por lo que en la gran mayoría de las ocasiones son odas al viento, porque los que reciben esos mensajes o ya te leen o ya piensan leerte y no necesitan de esa comunicación.
—De 0 a 10, ¿cómo de necesarias son las redes sociales para un autor que se autopublica? ¿Y cómo lo son para un escritor con editorial?
—Un 11 (risas). Son muy necesarias no solo para que te conozcan, sino para interactuar. A los lectores y lectoras les gusta intercambiar impresiones con los autores de las novelas que leen (hablo por experiencia) y las RRSS son el mejor mecanismo de contacto que existe actualmente, ya que el correo electrónico no garantiza (de cara al lector) que el autor vaya a leer su mensaje. Por eso muchos optan por comunicarse a través de las RRSS y en muchas ocasiones en abierto, porque, y eso también lo he detectado, el hecho de que un autor responda públicamente al lector hace que este sienta que su alabanza o su queja ha repercutido y será tenida en cuenta. Lo dicho anteriormente sirve tanto para un autopublicado como para el que publica con una editorial, porque en ambos casos la labor de interactuar les corresponde a los autores y a las autoras. Caso aparte si disponen de un community manager, pero en mi opinión, un escritor no debería tener un community manager que hable por él.
—¿Es diferente escribir para vender ebooks en Internet que novelas de papel en librerías?
—No debería serlo. O al menos no lo es en mi caso. Yo escribo independientemente de dónde se vaya a publicar, porque creo que los lectores son los mismos. De hecho, si usted lee la novela Cien años de soledad en papel y yo la leo en Kindle, en definitiva los dos estamos leyendo la misma novela.
—Corrección de estilo, ortotipográfica, diseño… ¿Qué servicios y herramientas son imprescindibles para una correcta autoedición? ¿Ha conseguido la autopublicación estar al nivel de la edición tradicional en esos aspectos?
—Los autopublicados somos como los cantautores. En mi opinión debemos o deberíamos hacerlo todo y participar en todo el proceso, desde la creación a la publicación, pasando por la corrección, maquetación, revisión, portada o publicidad. Si alguien hace eso por ti, entonces no eres un autopublicado (como siempre digo: es mi opinión). Y todo se aprende. En mi caso he conseguido (o eso creo) prescindir de cualquier colaboración exterior y hasta me hago las portadas. No sé si son buenas o malas, pero como todas las hago yo, llevan mi sello. Hay quien me ha dicho que solo viendo una portada saben que es mía, independientemente de la imagen que contenga. Y respondiendo a la segunda parte de su pregunta, le diré que en ciertos aspectos no solo está al nivel de la edición tradicional, sino que la supera, porque nadie defenderá mejor los intereses de una novela que el propio autor.
—¿Cuál fue su mayor error al autopublicarse? ¿Y su gran acierto?
—Uno, no haberlo hecho antes. Dos, haber estado unos años sin hacerlo y pensar que publicar con una editorial era la panacea.
—Para finalizar, un consejo “imprescindible” para todos los que en este momento están pensando en autopublicar su obra.
—Que no pierdan el tiempo en pensarlo y que se autopubliquen.
«¿cómo de necesarias son…» Expresión muy poco española, calcada del inglés, o mejor dicho, del americano.