Depresión y otros trucos de magia es un poemario que rompe los tabús sobre la enfermedad mental. Uno de sus poemas logró hacerse vira a través de Youtube. A continuación reproduzco Explicándole mi depresión a mi madre: Una conversación, por Sabrina Benaim.
Explicándole mi depresión a mi madre: Una conversación, por Sabrina Benaim
Mamá, mi depresión es un cambiaformas.
Un día es una pequeña luciérnaga en la palma de un oso,
El otro, es el oso.
En esos días me hago la muerta hasta que el oso me deja en paz.
Yo llamo los días malos: “los Días Oscuros.”
Mamá dice, “Intenta encender algunas velas.”
Cuando yo veo una vela, veo la carne de una iglesia, el parpadeo de una llama,
Chispas de una memoria más joven que el mediodía.
Yo estoy de pie junto a su a su ataúd abierto.
Es ese el momento en que aprendo que cada persona que he llegado a conocer morirá algún día.
Además, mamá, no me preocupa la oscuridad.
Quizás es eso parte del problema.
Mamá dice, “Yo pensaba que el problema era que no podías salir de la cama.”
No puedo.
La ansiedad me retiene como su rehén dentro de mi casa, dentro de mi cabeza.
Mamá dice, “¿De dónde viene esa ansiedad?”
La ansiedad es el tío que viene de fuera que la depresión se sintió obligada a traer a la fiesta.
Mamá, yo soy la fiesta.
Sólo yo soy una fiesta en la que no quiero estar.
Mamá dice, “¿Porqué no intentas ir a fiestas de verdad, ver a tus amigos?”
Claro, yo hago planes. Hago planes pero yo no quiero ir.
Hago planes pues sé que debería querer ir. A veces sé que me habría gustado ir.
No es tan divertido pasárselo bien, cuando no quieres pasártelo bien, mamá.
Ya vés, mamá, cada noche el insomnio me recoge en sus brazos, me mete en la cocina junto a la débil luz de la estufa.
El insomnio tiene esa manera romántica de hacer que la luna parezca la mejor compañía.
Mamá dice, “Intenta contar ovejas.”
Pero mi mente sólo puede contar razones por las que estar en vela;
Así que voy a dar paseos; pero mis rótulas tartamudas suenan como cucharas de plata retenidas en fuertes brazos con muñecas sueltas.
Suenan en mis oídos como torpes campanas de iglesia recordándome que soy una sonámbula en un océano de felicidad en el que no puedo bautizarme.
Mamá dice, “Ser feliz es una decisión.”
Pero mi felicidad está tan vacía como un huevo pinchado con un alfiler.
Mi felicidad es una fiebre alta a punto de romper.
Mamá dice que yo soy muy buena haciendo algo de nada y sin reparos me pregunta si tengo miedo de morir.
No.
Yo tengo miedo de vivir.
Mamá, estoy sola.
Creo que aprendí, cuando papá se fue, a cómo hacer de la ira soledad —
El estar sola en estar ocupada;
Así que si te digo, “He estado súper ocupada últimamente,” me refiero a que me he quedado dormida viendo Sports Center en el sofá
Para evitar plantarle cara al lado vacío de mi cama.
Pero mi depresión siempre me arrastra de vuelta a mi cama
Hasta que mis huesos son los fósiles olvidados de una ciudad esqueleto hundida,
Mi boca un campo de huesos de dientes rotos por morderse a ellos mismos.
El vacío auditorio de mi pecho se desvanece con ecos de un latido de mi corazón,
Pero yo soy una turista despreocupada aquí.
Nunca conoceré realmente todos los lugares en donde he estado.
Mamá todavía no lo entiende.
¡Mamá! ¿No puedes ver que yo tampoco?
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Traducción: Coll
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