El 30 de agosto de 1918, hace hoy 104 años, la activista anarquista y revolucionaria rusa Fanni Kaplán atentaba contra la vida de Lenin al dispararle hasta en tres ocasiones a la salida de un discurso que el líder comunista acababa de pronunciar en una fábrica de Moscú. El atentado sería uno de los grandes desencadenantes del Terror Rojo, un movimiento de represión contra los considerados «enemigos de la Revolución».
¿Quién era Fanni Kaplán?
Nacida a finales del siglo XIX —entre 1887 y 1890, se estima—, Fanni Kaplán estuvo asociada desde su juventud a movimientos de carácter social-revolucionarios y, con menos de 20 años, fue detenida tras participar en un atentado contra un funcionario dependiente del Imperio zarista. Recluida durante prácticamente una década en una cárcel de Siberia, Kaplán estuvo a punto de perder la vista y tuvo que someterse a tratamientos para recuperarla progresivamente incluso tras su puesta en libertad, en 1917, después de que la Revolución de Octubre derrocase a las fuerzas imperiales y constituyese un gobierno temporal con el Partido Bolchevique a la cabeza, dirigido por Vladímir Lenin. De filiaciones anarquistas y socio-revolucionarias, Kaplán se sintió rápidamente decepcionada por la deriva de centralización del poder llevada a cabo por los bolcheviques, que desplazaron a otras fuerzas revolucionarias en su ascenso al gobierno.
¿Cómo se produjo el intento de asesinato?
Después de que los bolcheviques entrasen en la ciudad en la que Kaplán había encontrado un trabajo de funcionaria y disolviesen sus instituciones en enero de 1918 —dado que éstas se habían articulado bajo un gobierno social-revolucionario que se enfrentaba a los bolcheviques—, la joven marchó a Moscú. Allí, después de que Lenin ofreciese un discurso en una fábrica de armamento, llamó su atención gritándole a la salida y le disparó hasta en tres ocasiones, alcanzándolo en dos de ellas. Fanni Kaplán sería ejecutada apenas días más tarde, una vez realizada su confesión:
«Mi nombre es Fanya Kaplán. Hoy disparé a Lenin. Lo hice con mis propios medios. No diré quién me proporcionó la pistola. No daré ningún detalle. Tomé la decisión de matar a Lenin hace ya mucho tiempo. Lo considero un traidor a la Revolución. Estuve exiliada en Akatúy por participar en el intento de asesinato de un funcionario zarista en Kiev. Permanecí once años en régimen de trabajos forzados. Tras la Revolución fui liberada. Aprobé la Asamblea Constituyente y sigo apoyándola».
Lenin sobrevivió al intento de asesinato, pero murió pocos años más tarde, en enero de 1924, después de haber sufrido numerosos problemas cardiacos que pudieron estimarse como secuelas de los dos disparos recibidos. En cualquier caso, la reacción por parte de los bolcheviques ante la amenaza —en medio de una cruenta Guerra Civil, por otra parte— no se hizo esperar: el intento de asesinato del líder del partido bolchevique puso en marcha una maquinaria de represión que encontraría en Stalin, tras la muerte de Lenin, una continuación mucho más virulenta.
Otras efemérides históricas del 30 de agosto
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