El grupo poético Luna de Abajo con Ángel González, en el tiempo de Cuaderno de la ciudad (1984), de Alberto Vega, segundo por la derecha, según se cuenta en el jueves, 9. Foto: Fernanda Burón.
Sábado, 4 de febrero
Al empezar este mes de febrero, al que tan poca simpatía tengo, recuerdo esta frase que Bertrand Russell escribe en su autobiografía: “Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por el sufrimiento de la humanidad”.
Digamos, de entrada, que estas tres premisas deberían estar presentes en el frontispicio de cada hogar, a la manera de la Academia de Platón, delante del templo de las Musas, en donde estaba escrito: ‘No entre nadie que no conozca la geometría”.
Por seguir tirando del hilo diré que, en “mi pequeño reino afortunado”, como el de Gil de Biedma, la frase dominante era otra bien distinta: “Dios bendiga cada rincón de esta casa”. Chummy Chúmez la acuñó para dirigir su primera comedia, en 1977. Dicen los sabios del lugar que, presumiblemente, es una adaptación de El primo Basilio, de Eça de Queiroz. Estas obras se imbrican en lo que se conoce como “episodios domésticos” ; ambas narran las peripecias de mujeres infieles en sociedades pacatas: la de Queiroz mucho más arraigada por ocurrir en el Portugal del siglo XIX; la de Chúmez, porque eran los años del destape español, tras cuarenta años de enfermiza insistencia generalísima de lavar los trapos sucios en casa.
Martes, 7
Nuevo encuentro Esférico (nombre con que se conoce a los antiguos moradores de “La Esfera”, de El Mundo), tras la publicación de La sirena de Gibraltar, la novela de Leandro Pérez que le ha valido el reconocimiento de los lectores y la crítica al escritor que venía prometiendo ser y que ha cumplido con creces. ¡Qué bien lo que aún nos puede ofrecer!
Tenemos mesa reservada en la Tavernetta, del grande maestro Angelo Loi. Il titolo di grande maestro internazionale, o più semplicemente grande maestro, è il riconoscimento più alto che possa essere attribuito ad un chef.
La charla entre los amigos esféricos es cada vez más dinámica y los temas fluyen con naturalidad y simpatía, sin necesidad de competir entre nosotros —estamos demasiado ocupados en agarrar el carpe diem— y siempre surgen temas para desarrollar en Zenda, como pueden ser Rulfo, Eliot y de Leautaud, entre otros autores que nos gustaría recordar. Camus deberá estar entre ellos.
¡Qué formidable combinación la que forman los amigos y la gastronomía!
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Vuelvo de la comida “de prensa” y me dicen que ha muerto Todorov. Este intelectual —y empleo la palabra con toda intención— nos alertó de la barbarie en las sociedades contemporáneas, escribió sobre la libertad y sus límites, y además, como especialista en literatura nos acercó su pensamiento sobre el género fantástico, y no solo eso, sino que habiendo estudiado los fundamentos de la filosofía de la Ilustración, escribió magníficos ensayos sobre Diderot y Voltaire, y también sobre Montaigne. Su oposición a la doctrina ultraliberal confirmó una vez más su postura antibelicista y antiinjerencia, como cuando se manifestó contra la guerra de Irak, aunque en los finales setenta hubiera apoyado la guerra de Vietnam.
En enero moría otra figura importante del pensamiento. Zygmunt Bauman, el sociólogo que acuñó la idea de la sociedad líquida, fue también un puntal necesario en el debate sobre libertad y seguridad y sobre los peligros inherentes a la democracia. Y también un observador esperanzado del 15M, el movimiento que tuvo partidarios como Stéphane Hessel, que publicó el famoso Indignaos, cuyo prólogo escribió José Luis Sampedro.
Solo seis años después, y tras llenárseles la boca a sus dirigentes de que no serían un partido como los que ellos llamaban la casta, sienten ahora sobre sus cabezas la amenaza de una disensión interna muy grave.
Miércoles, 8
Como ayer mencioné a Montaigne, quiero ahora recordarlo por esta frase suya, que espero me libre a mí de la responsabilidad de haber dicho nada enfáticamente:
“Nadie está libre de decir estupideces, lo malo es decirlas con énfasis”.
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Dos de los esféricos, Manu Llorente y Santos Sanz Villanueva, formaban parte del jurado que esta mañana falló el Premio Francisco Umbral al Libro del Año 2016 en su VI edición.
Lo ganó Patria, de Fernando Aramburu, y nos enteramos por los periódicos, que diría Felipe González.
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Parece que la gota —esa forma de artritis aguda localizada sobre todo en el dedo gordo del pie—, ha vuelto a instalarse entre nosotros, y durante los últimos veinte años su incidencia ha aumentado en un 2% , y en los mayores de 70 años hasta un 5%.
Hace un par de siglos, esta enfermedad, conocida como ”de reyes”, la padecían los aristócratas que ocupaban gran parte de su tiempo cazando y organizando comilonas y fiestas.
Otra estadística reciente, esta vez sobre índices de lectura, indica que casi un 40% de españoles no ha leído un solo libro el año pasado, y es de imaginar que en toda su vida. La conclusión es elemental: en los últimos veinte años los habitantes de este país llamado España han aumentado considerablemente sus vicios materiales (carne roja, marisco y alcohol, que son los causantes principales de que haya más gotosos), y se han olvidado estrepitosamente de aumentar sus virtudes espirituales.
Y es que “no existe modernidad sin una buena tradición”, que dijo un sabio anónimo.
Raquel Jiménez ha publicado en Zenda un reportaje titulado La lectura en España que no tiene desperdicio.
Jueves, 9
Una de las ventajas de tener una biblioteca en la que cobijas miles de libros es que de vez en cuando ves un lomo que te llama la atención, te acercas, lees el título y, entonces, sorprendido porque no recordabas en dónde estaba o si lo habías perdido, lo sacas y te alegras tanto como si te encontraras con un querido amigo al que no veías hace tiempo*.
Lo digo porque me acaba de ocurrir. El libro encontrado es de José A. Muñoz Rojas (1909-2009), se titula Cuentos surrealistas y lo publicó la editorial Turner en 1979 (de la que hablé en mi Dietario de diciembre), en su colección Beltenebros.
Entre los trece cuentos del libro recordaba dos: “Espadas como labios”, por el homenaje a su amigo Vicente Aleixandre, y “Alicia y Ángel Resumen”. Este es un relato que encandila por la ligereza, la ingenuidad y la simpatía, y por ese toque de juego que tiene todo el libro, al que Muñoz Rojas impregna de pura imaginación y lo dota de un creativo espíritu de aventura. Este es el arranque:
Cuando se lo presentaron a Alicia le pareció ridículo. Mucha cabeza y poco cuerpo. Un tentempié al revés.
- Ángel Resumen…
- Alicia…
Oyó claramente el apellido de él: Resumen.
“Resumen ¿de qué?”, se quedó Alicia pensando. Como era romántica, entornó los ojos y pensó: “Si se llamara Resumen de los Ríos o Resumen de la Vega, o, no, sería demasiada felicidad, Resumen de los Cielos. Ángel Resumen de los Cielos, oh, Alicia, estás loca”. El apellido de ella se había quedado en el aire. Ángel insistió:
- Alicia ¿qué?
- Alicia Serrano, simplemente.
¿Cuál será el segundo apellido de Ángel Resumen?, ¿satisfará a Alicia? En fin, esta relectura me trajo a la mente otra de los mismos años de búsqueda y que ahora no encuentro entre mis libros. Ojalá lo recupere otro día en que vuelva a mirar con los ojos de encontrar tesoros y pueda leer el lomo: Víspera del gozo. Pedro Salinas (1891-1951), publicado por Alianza Tres (¡qué espléndida colección!). De este libro recuerdo con más nitidez sus relatos, enmarcados en la felicidad de la espera, la ilusión y el deseo de lo que está por venir y que se aguarda con emoción, aunque a veces no se consuma —eso es al fin lo de menos—, como en el cuento titulado, “Entrada en Sevilla”, en el que una mujer, en el asiento de atrás de un coche, va a entrar por primera vez en Sevilla pero en ese momento se le vuelca el contenido del bolso sobre el suelo y mientras lo va recogiendo el narrador va contando lo que ella no puede ver, y todo pasa al ritmo de una prosa cantarina, llena de hallazgos y de color.
Salinas fue uno de mis poetas de cabecera: La voz a ti debida y Razón de amor, más estos y otros relatos estaban escritos manejando con inteligencia la emoción. Una literatura de moderna sensualidad a pesar de La deshumanización del arte abanderada entonces por Ortega.
* Ese amigo a quien no veía desde hace mucho tiempo es como este fantasma del que habla Alberto Vega (1956-2006) en este poema que me dedicó porque tras haber pasado un tiempo sin vernos, un día recibió una carta mía. El poema lo publicó en su libro, Cuaderno de la ciudad (Luna de Abajo, 1984).
Fantasma
para M.M.
Un fantasma es quien te llama por tu nombre
de forma inesperada
en una calle concurrida, entonces sientes
que se confunden en su rostro tus edades
—algo así como un vértigo inconcreto—
mientras buscas al azar en el desván del tiempo
la sombra más antigua del perfil que olvidaste.
Si en cuestión de segundos recuperas la infancia
y ese amigo lejano te sonríe
con la misma mirada con que lo hiciera antaño,
date por satisfecho, le has devuelto
al mundo de los vivos.
Por idéntica razón habrás resucitado.
Viernes, 10
Siento ponerme estupendo pero no me queda más remedio, habida cuenta de la cantidad de veces que leo esta incorrección, en la que insisten precisamente quienes escriben en diarios y revistas, y también los que hablan en la radio y en la televisión, es decir, los periodistas.
Se trata de las conjunciones. Cuando se lee, por ejemplo: “Al acto asistieron personalidades del mundo de la política, la ciencia o el arte”, ¿qué es lo que estamos diciendo?, pues, al usar una conjunción disyuntiva, como es la “o”, decimos que al acto han asistido unas u otras personalidades, pero no las tres, porque las disyuntivas son conjunciones que enlazan palabras u oraciones para expresar posibilidades alternativas, distintas o contradictorias. Por lo tanto, el periodista debería haber usado una conjunción copulativa, que es la que coordina dos o más palabras con idéntica función, y que une oraciones. Las copulativas, como estudiamos de niños en la Gramática Española, son: y, e, ni, que.
Vuelvo a la frase que puse de ejemplo: “Al acto asistieron personalidades del mundo de la política, la ciencia y el arte”. Y como la frase, dicha así, parece que refleja que solo había tres personalidades, si hubieran asistido más, se resuelve de esta sencilla manera: “Al acto asistieron, personalidades, entre otras, del mundo de la política, la ciencia y el arte”.
Hay otra machacona manía de equivocar dos términos, esta vez extendida como la pólvora, de la que ya se ocupó Javier Marías en “La zona fantasma”, titulado ¡OIGAN!: “¿Oír o escuchar? ¿Qué ha sucedido para que en el español de hoy todo se “escuche”, hasta las cosas más grotescas y menos escuchables?”), publicado en El País Semanal el pasado domingo, 5 de febrero.
Martes, 14
En 1809 Goethe publica las Afinidades electivas y empieza a escribir su autobiografía, Poesía y Verdad, cuya primera parte verá la luz en 1812. Con ella se adelanta al sentido que le imprime Eça de Queiroz a la novela, La reliquia,* que publicaría en 1887, en donde escribe esta frase, antes del prólogo, que está grabada en el pedestal de su estatua, en Lisboa:
“Sobre a nudez forte da verdade / o manto diaphano da phantasia”. Rafael Cansinos Assens lo tradujo sutilmente: “Sobre el desnudo cuerpo de la realidad / el velo diáfano de la fantasía”.
La frase alude a que la novela se lee como unas memorias. Comienza así:
“Decidí escribir, en los ocios de este verano, en mi quinta del Mosteiro (antiguo solar de los condes de Lindoso), las memorias de mi vida, que en este siglo, tan consumido por las incertidumbres de la inteligencia y tan angustiado por los tormentos del dinero, encierra —pienso yo y piensa mi cuñado Crispín— una lección brillante y fuerte”.
Para saber más sobre Goethe y su celebrada novela Las desventuras del joven Werther, escribí en Zenda un artículo el pasado 14 de febrero.
*La reliquia la tradujo en 1900 Valle-Inclán en plena escritura de Sonata de otoño, que publicó en 1902 como la primera de las cuatro historias del marqués de Bradomín.
Jueves, 16
Un nuevo jueves en mi blog en Zenda. Esta vez celebré los 25 años de la publicación de Corazón tan blanco, de Javier Marías, con una espléndida caja publicada por la editorial Alfaguara que no solo atesora la última edición de la novela sino también un libro titulado No he querido saber, que recoge la información del acontecimiento editorial en todo el mundo, cuyo detonante fue Alemania (ver en Zenda “Corazón tan blanco, de Javier Marías, 25 años después”).
Viernes, 17
“Cuanta más información se pone en marcha, tanto más intrincado se hace el mundo. La hiperinformación y la hipercomunicación no inyectan ninguna luz en la oscuridad”.
Byung-Chul Han en La sociedad de la transparencia (Herder editorial).
Sábado, 18
En el diario de Julio Ramón Ribeyro de 1978, el escritor peruano anota el 27 de enero:
Ahora ni siquiera sé qué libros me llevaría a una isla desierta.
- Poesía: Horario, Dante, Quevedo, Baudelaire, Whitman, Vallejo.
- Novela: Cervantes, Balzac, Flaubert, Proust, Musil, Kafka.
- Cuento: Poe, Maupassant, Chéjov, Buzzati.
- Teatro: Shakespeare, Pirandello, Brecht, Chéjov, Goethe.
- Ensayo y Crítica: Montaigne, Saint-Beuve, E. Wilson.
- Filosofía: Platón, Spinoza, Heidegger.
- Historia: Tácito, Michelet, Gibbon, Toynbee, Braudel.
- Diario, Autobiografía o Memorias: Amiel, Jünger, Kafka, Saint-Simon, Chateaubriand, Casanova.
- Ciencias Sociales: Marx, Freud, Lévi-Strauss, Jakobson.
- Marginalia: Melville, De Quincey, Borges, Jünger, Stendhal, Baudelaire, Diderot.
Lunes, 20
A las seis de la tarde Fernando Beltrán me envía una foto por WhatsApp en la que se ven sus piernas medio tapadas con una mantita y a sus pies, en el suelo, el diario de Julio Ramón Ribeyro, La tentación del fracaso (Seix- Barral). Yo creo que es una de esas fotos que uno saca con el móvil como una composición más o menos lograda, pero me dice:
“De repente cayó el libro por la siesta ambulante y al despertar me encontré así”.
Lo que ocurre en estos casos es que de pronto me vienen muchas cosas a la cabeza y una vez más constato que Fernando y yo trasteamos en las mismas lecturas al mismo tiempo. Y le invito a que hable de Ribeyro en Zenda porque yo también estaba con las ganas de contar cosas de este monstruo de la literatura peruana.
Y en eso andamos.
Martes, 21
Existe un “aquí estoy yo y me importan una higa las circunstancias” al colgar en el balcón el independentismo como bandera.
Miércoles, 22
Comida de prensa con Roberto Santiago. Se dice que su novela, Ana, publicada por Planeta, va a ser uno de los libros más leídos de la temporada. Y a mí no me cabe ninguna duda porque es absolutamente adictivo, tanto la historia que cuenta, como el ritmo que le imprime, como el dibujo exacto de los personajes. Su protagonista, la abogada Ana Tramel, tiene todos los ingredientes para convertirse en una voz con futuro de serie novelesca y cinematográfica.
Roberto Santiago se estrena como novelista porque antes había publicado libros para niños, guiones para cine y dramaturgia, y tiene una sabiduría narrativa fuera de lo común porque la novela tiene sus propias claves que él domina a la perfección.
Sábado, 23
— Disculpe, Sr. X. —pregunta el periodista al político—. ¿Qué libro tiene usted sobre la mesilla de noche?
— Hummm…, mire usted…, pues, en este momento las Obras Completas de Sócrates, —responde ufano el político—.
M.M. de Dietario de febrero, 2017.
Viernes, 24
En España sale rentable robar, siempre que sea con guante blanco.
Martes, 27
Como los libros que reposan en las estanterías de la biblioteca son seres orgánicos, vuelvo a encontrarme con uno en cuya gestación tuve entonces una modesta participación. Se trata de Mira por dónde. Autobiografía razonada, de Fernando Savater (Taurus, 2003). Ojeándolo de nuevo me encuentro con el capítulo 3 titulado “Lo que te debo”, que comienza con esta carta a su madre, que está en una residencia con Alzheimer, y siente que le debe el recuerdo de su vida de niño junto a ella. Copio el principio por una deuda personal de escribirle yo a mi madre la carta imaginada y nunca escrita que le debo desde hace mucho tiempo.
Escribe Fernando Savater:
“Querida mamá, te escribo esta carta ficticia en torpe compensación por tantas cartas verdaderas no escritas —ahora que lo pienso, no recuerdo haberte dirigido nunca una carta personal verdaderamente a ti, algo que no fuera más allá de postales o misivas familiares donde quedabas englobada como destinataria de un “queridos todos” o cosa parecida— y por tantas palabras nunca dichas o, aún peor quizá, mal dichas… malditas”.
Miércoles, 28
A los que me siguen —¡vanitas vanitatis!— les regalo esta frase de Peter Handke:
“Vivo de aquello que los otros no saben de mí”.
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