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Fervor de tierra, de Andrea Cote

Fervor de tierra, de Andrea Cote

Fotografía de portada: Margarita Mejía

Andrea Cote es una poeta nacida en Barrancabermeja, Colombia, en 1981. Es autora de  de los libros de poemas: Puerto Calcinado (2003), La Ruina que Nombro (2015), En las praderas del fin del mundo (2019) y del libro objeto Chinatown a toda hora. Ha publicado además los libros en prosa: Una fotógrafa al desnudo: biografía de Tina Modotti (2005) y Blanca Varela o la escritura de la soledad (2004). Compiló la Antología de Mujeres poetas colombianas Pájaros de Sombra (2019). Es doctora en literatura hispanoamericana en la Universidad de Pennsylvania. Ha obtenido los reconocimientos: Premio Nacional de Poesía de la Universidad Externado de Colombia en el año 2003, Premio Internacional de Poesía Puentes de Struga (2005), Premio Cittá de Castrovillari Prize (2010) a Porto in Cenere, versión italiana de Puerto Calcinado y International Latino Book Award (2020) a la mejor antología poética. En 2015 apareció la versión francesa de Puerto Calcinado; otros textos suyos han sido traducidos al inglés, alemán, catalán, italiano, portugués, macedonio, árabe, polaco, griego, ruso y chino. Tradujo al español a los poetas, Khalil Gibrán, Jericho Brown y Tracy K.Smith. Es profesora de poesía de la Maestría Bilingüe en Escritura Creativa de la Universidad de Texas en El Paso. Presentamos una selección de poemas de Fervor de tierra, un libro que reúne su obra poética hasta la fecha, publicado por Tusquets Editores en 2024 y que, en palabras de Giuseppe Caputo, funciona como un nocturno declarado por una voz herida que va transformándose en un nuevo e inesperado canto místico. Una obra en la que la oscuridad y la esperanza dialogan, como caras de una misma moneda o como la hoja de una azada, que marca con delicados surcos el territorio de lo poético y de lo real, a través de una escritura que nos impacta casi hasta el punto de derrumbarnos, para luego tendernos la mano y ayudarnos a trepar por el borde del precipicio.

******

Paisaje

Nuestra tierra es desigual: abre surcos,
avanza,
se interrumpe. Sabe romperse.

Nuestra tierra
tiene brevísimos puntos
en que la luz
se colma
o se deshace
y una grieta
brillante
donde tiembla
una mujer
que también será desierto
un día,
desierto,
señor de los marchantes.
Verás,
no digo que el paisaje
sea esto
pero en la tierra desprovista todo cruje
e incluso la existencia discreta de la rama
ambiciona un ruido,
un sonido,
un traqueteo vegetal.

En nuestra tierra
los bosques agitados
mecen mareas ancestrales
y las cascadas rugen
con un pálpito de fuego.
Todo paisaje es un presagio.

***

La ruina que nombro

Quiero saber qué es la piedra
que tanto me conmueve.
Qué es en verdad la ruina que nombro.
También escribir es derrumbarse.

***

Nadia encendía

Así es la casa cuando uno entiende
que el tintinear incesante,
el sonido sordo de la bombilla eléctrica,
es todo eso que la luz tiene de mejor.
Es la luz que suena si se topa ruin con los ojos
abierto,
heridos de claridad,
también cuando los rayos del mediodía
rendido en la hierba de este lugar sin nombre
en el que en todo caso yo habría de caminar sin ti,
anuncian:
que apenas hay anoche
prenderé las luces
lento y ruidoso,
como el que enciende una lámpara
por no decir de la lluvia
que alimenta las ganas de estar dormidos
y caer derruidos,
pardos,
donde no nos toque esta luz eléctrica
que se riega de noche por las colinas
e inventa el tiempo y la voluntad.
Porque estas gentes esperan lo oscuro
y encienden las luces con simetría
juegan a eso
las apagan con desarreglo.

Es una ciudad enorme y siempre hay
alguien que no puede

dormir.

***

Estación de la luz

Verás,
es tu ciudad
que no descansa,
en la que siempre hay algo a punto de venirse abajo.
Por ejemplo, la lluvia –derrumbada en la luz–
ya sabes;
o los árboles
quemados de cielo a media tarde,
aniquilados como pájaros
que se lanzan desde el aire
y caen en los parques,
arrastrando su manía de caer.
Porque es verdad que es mi ciudad
y es del otoño,
la casa misma de todo lo que lentamente se desploma,
hastiado de durar
en el aire y la intemperie de la luz.
Es mi ciudad,
casa de las cosas
que son bellas
sólo porque están a punto de acabar.

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Autora: Andrea Cote. Título: Fervor de tierra. Editorial: Tusquets.

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