Bajo el título Fragmentos de inexistencia se esconde el subtítulo de Una biografía de Tom Sharpe, el hombre que en cierta ocasión dijo: “Mi biografía es tan extravagante que probablemente explica la clase de libros que escribo”. Para comprobarlo, Miquel Martín i Serra, en colaboración con Montserrat Verdaguer, publica este repaso a la vida del maestro del humor.
En Zenda reproducimos las primeras páginas de Fragmentos de inexistencia (Anagrama), de Miquel Martín i Serra, con la colaboración de Montserrat Verdaguer.
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INTRODUCCIÓN
Un testamento, un legado y un encargo
En el testamento firmado en Begur, un pueblo de la Costa Brava, el 25 de noviembre de 2011, Tom Sharpe manifestó la voluntad de que toda su documentación, obra inédita, manuscritos, cartas, dietarios, fotografías, grabaciones, etc., fuera reunida y custodiada en un solo fondo. Encomendaba esta tarea a la doctora Montserrat Verdaguer Clavera, que se convertía así en la albacea de su legado, y le encomendaba también la redacción y publicación de su biografía. Verdaguer trabajó intensamente durante años en la lectura, investigación, traducción y organización de dicho legado. Al mismo tiempo se afanó por potenciar el estudio y la promoción de la obra literaria de Sharpe, y con este propósito nacieron, en marzo de 2015, la Fundación Tom Sharpe y, en mayo de 2020, la Cátedra Tom Sharpe de la Universidad de Girona, que acoge la biblioteca personal del autor y su obra original manuscrita y mecanuscrita. Posteriormente Verdaguer decidió encargar la redacción de la biografía al escritor Miquel Martín i Serra, encargo que se formalizó en un contrato firmado el 3 de junio de 2020.
Estamos convencidos de que Fragmentos de inexistencia. Una biografía de Tom Sharpe puede contribuir de manera decisiva, sobre todo gracias a este valioso e ingente material inédito, a una interpretación menos estereotipada del escritor; puede ofrecer una visión más honda y sutil, más compleja y matizada, de su vida y su personalidad y, también, de su obra.
La vida novelada
Tom Sharpe declaró a menudo que escribía para todo el mundo, no solo para los intelectuales o las personas cultas, sino para cualquier lector que quisiera divertirse con su literatura, para cualquiera que encontrase en ella complicidades o que supiera descubrir la crítica subyacente y el compromiso moral más allá del humor. Afirmaba que las ideas para sus novelas y los argumentos que las sostenían emanaban de hechos cotidianos, de vidas ordinarias, de situaciones reales. Porque, por absurdas, estrambóticas y alocadas que puedan parecernos las tramas de sus libros, «las verdaderas absurdidades son las que la gente real piensa y que realmente lleva a cabo». Basta con ver las noticias en la televisión, argumentaba, leer el periódico o escuchar las conversaciones de la calle para darse cuenta de la locura y los despropósitos que imperaban en la vida de la gente, una vida que, bajo una superficie y una apariencia de normalidad y discreción, ocultaba unos secretos sensacionales. Y aún añadía: «Yo escribo sobre el mundo real, no sobre el mundo idealista, romántico y sentimental donde todos los hombres y mujeres tienen conversaciones profundas sobre el significado de la vida y sobre si uno es adecuado para el otro y bla, bla, bla. No digo que estas relaciones no existan o que esta clase de libros no sean admirables» (Letters to Monsieur Printemps).
Por esta misma razón, extrajo tantos recuerdos de su propia experiencia, tantas imágenes de su mundo onírico, tantas escenas de su propia vida, tan rica, intensa, incluso sorprendente y no siempre plácida. Eso no significa que sus novelas y obras de teatro sean del todo autobiográficas, sino más bien que aprovechó algunos episodios de su vida para ficcionarlos, para convertirlos en literatura y dotarlos, así, de universalidad y complicidad. Ningún personaje de sus libros es Tom Sharpe, pero muchos personajes tienen alguna cosa de Tom Sharpe o se inspiran en personas que conoció, amó o sufrió. Y esos personajes a menudo se mueven en los mismos escenarios en que se movió su autor: Sudáfrica, Northumberland, Cambridge, Croydon, Llafranc… Es más, algunas intuiciones y premoniciones de sus libros se cumplieron o se materializaron posteriormente. Como decía él mismo en su correspondencia, lo más sorprendente e inquietante no es que la literatura se parezca a la vida, sino que la vida se acabe pareciendo a la literatura.
¿Dónde termina, pues, la realidad? ¿Dónde empieza, por lo tanto, la ficción? La frontera es tan fina y sutil que constantemente estamos viajando de un lado al otro. Sharpe lo tenía bien claro y así lo dejó escrito: «Mis libros serán la historia de mi vida, disfrazada, transformada, retorcida en una vasija helada» (dietario, 1959). O como expresaba en una carta a Sally Williams, de la editorial Harper & Row: «Mi biografía es tan extravagante que probablemente explica la clase de libros que escribo» (Cambridge, 21 de marzo de 1978). Por todo ello, os proponemos leer esta biografía como si leyerais una novela: la narración de la apasionante vida de Tom Sharpe.
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Autor: Miquel Martín i Serra. Título: Fragmentos de inexistencia. Una biografía de Tom Sharpe. Editorial: Anagrama. Venta: Todostuslibros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.
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